El viejo Almacén. BsAs

Surplus Approach

“Es necesario volver a la economía política de los Fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de superar, y, ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde “Petty, Cantillón, los Fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx”. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrasado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada."
Luigi Pasinetti


ISSN 1853-0419

Entrada destacada

Teorías del valor y la distribución una comparacion entre clásicos y neoclásicos

Fabio PETRI   Esta obra, traducida por UNM Editora, ha sido originalmente editada en Italia con el título: “Teorie del valore e del...

30 oct 2011

Heterodoxo rebelde: Fallecio Pierangelo Garegnani, Economista Italiano




          Por Eduardo Crespo *                         y                                           Andrés Lazzarini **
El 15 de octubre falleció en Italia Pierangelo Garegnani, una de las principales figuras del pensamiento económico heterodoxo de la segunda mitad del siglo XX. Desde su tesis de doctorado presentada en Cambridge en 1958 bajo la supervisión de Maurice Dobb, y con el silencioso respaldo de Piero Sraffa, sus contribuciones a la teoría económica han sido decisivas, tanto para la crítica de la teoría marginalista dominante como para la construcción de una alternativa teórica basada en otras premisas.
En dicha tesis, Garegnani reconstruye los diferentes tratamientos que recibió el concepto de capital en las distintas teorías del valor y la distribución, desde los autores clásicos y Marx hasta la teoría walrasiana del Equilibrio General. Allí, Garegnani demuestra que la teoría marginalista de la distribución tradicional es inconsistente con un tratamiento adecuado del capital. Tiempo después se convertiría en un partícipe destacado en la famosa Controversia del Capital de los años ’60 y ’70 entre “las dos Cambridge”, es decir, Cambridge Inglaterra y el MIT de EE.UU. Su intervención en el debate fue clave para demostrar que las premisas del marginalismo eran lógicamente incoherentes; ya la construcción de las conocidas curvas de demanda de factores, basadas en un hipotético proceso de sustitución factorial, precisan que se especifique una determinada cantidad del llamado “factor capital”, como el mismo Samuelson se vio obligado a reconocer desde la vereda marginalista.
Garegnani fue la figura principal en la rehabilitación de los economistas clásicos y Marx iniciada por Piero Sraffa, ya que realizó contribuciones fundamentales para esclarecer las diferencias teóricas y metodológicas entre la teoría clásica y el pensamiento marginalista o mal llamado “neoclásico”. Uno de los principales aportes de Garegnani en este terreno es haber demostrado la compatibilidad de la teoría keynesiana de la demanda efectiva para la determinación del volumen agregado de empleo y producción, con la teoría clásica y marxista de los precios naturales y la distribución del ingreso interpretada también en clave clásico-marxista.
En este marco, la teoría keynesiana ya no es esa “teoría particular” del pensamiento “neoclásico” cuya validez se restringiría a un limitado “corto plazo” donde existe alguna “rigidez” de precios, salarios o de la tasa de interés. Por el contrario, de los trabajos de Garegnani se infiere que la demanda efectiva es una fuerza de carácter general que determina los niveles de empleo y producción en todos los plazos y condiciones distributivas. En otras palabras, para Garegnani la posición “normal” o de “largo plazo” de las economías contemporáneas se caracteriza por la desocupación de la fuerza de trabajo como hecho persistente, o, en palabras de Marx, por la existencia de un “ejército industrial de reserva”. Garegnani es aún una figura muy controvertida entre los economistas heterodoxos de todo el mundo. Su mera mención sigue dividiendo aguas y generando acaloradas controversias. Puntualmente, Garegnani rechazó abiertamente todos los intentos de los autores post-keynesianos (como Joan Robinson o Paul Davidson) de fundamentar la teoría keynesiana sobre hipótesis subjetivas como expectativas o la denominada “preferencia por la liquidez”. Aunque esto no se suele explicitar, para muchos post-keynesianos aún sigue siendo difícil digerir una teoría de la distribución del ingreso que tiene en la lucha de clases uno de sus determinantes principales
* Economista UFRJ, Brasil.
** Economista Conicet-UBA.
Alumnos de Garegnani entre 2003-2008.
Original: Pagina 12.

26 oct 2011

Spotlight G20: ¿Qué deberían demandar los países en desarrollo?

Matías Vernengo

La semana pasada, una extraña noticia circuló por el Sunday Times que decía que el gobierno chino estaría dispuesto a inyectar dinero para salvar el euro. La idea sería que China compra grandes cantidades de deuda soberana europea, a cambio supuestamente, aún más extraño y sorprendente, de un mayor compromiso con la austeridad fiscal. Básicamente, China querria ser el nuevo Fondo Monetario Internacional (FMI). Si esto es cierto, es exactamente lo que China y otros países en desarrollo en el G-20 no deben hacer!


En primer lugar, hay que entender que la crisis europea no es una típica crisis de la deuda, desde que la deuda griega (y la deuda de los Otros países periféricos ") está denominada en euros, y el Banco Central Europeo (BCE), una institución europea, tiene el poder de crear de euros, si los países miembros lo consideran necesario. En otras palabras, ellos no necesitan de yuanes, dólares, yenes o pesos para el caso, como sería el caso en una crisis de la deuda externa. [Para ese punto de ver la entrevista con Jamie Galbraith aquí].
 
Esta es una crisis política causada por la falta de voluntad del BCE y el Gobierno de Francia y Alemania para comprar más deuda griega, y para evitar el contagio a Otros países que pueden entrar en default. Por cierto, el total de la deuda griega corresponde a sólo el 3% de los ingresos de la zona Euro-17. Simplemente, no sólo que es  deuda interna, tampoco es tan grande.

 
Sin embargo, las consecuencias de un default pueden ser de largo alcance y, de hecho afectar el crecimiento de los países en desarrollo. Si Grecia entra en default, los bancos europeos, franceses y alemanes tanto como los griegos, los inversores institucionales y fondos de pensiones (sobre todo en Europa) se verían directamente afectados. 

Pero también esas instituciones que poseen los credit default swaps, comprados por los agentes para cubrirse contra la posibilidad de un impago griego, van a sufrir, y esto puede enredar a los inversores en el Reino Unido y en los Estados Unidos. Lo que puede venir es otra situación como Lehman,  con el quiebre de las finanzas globales y el comercio internacional, como en septiembre de 2008.
 
Entonces, los países en desarrollo deben exigir al BCE y / o al FMI de comprar más deuda griega, y seguir el ejemplo de la Reserva Federal de los EE.UU., es decir, continuar con la flexibilización cuantitativa (QE).  Puede que no sea suficiente para que el mundo desarrollado salga de la crisis (puesto que más estímulos fiscales serían necesarios para eso suceda), pero por lo menos reduciría las posibilidades de un colapso global.


24 oct 2011

Más sobre el "libre" comercio



Reproducimos un muy buen post de Matías Vernengo sobre las falacias del libre comercio basadas en Hecksher-Ohlin, en base a la crítica clasica de la teoria del capital convencional.



En un post reciente me comprometi a desarrollar la crítica al modelo dominante del comercio, la teoria  del llamado teorema de Heckscher-Ohlin-Samuelson (HOS). Si bien el concepto ricardiano de la ventaja comparativa se basa en la teoría del valor trabajo (y es compatible con las versiones modernas de esta teoría, desarrollada por Sraffa), y sus resultados son válidos si los supuestos son realistas (la movilidad del capital limitado, y un nivel fijo de empleo, este último podría resultar de las políticas de la demanda interna), el HOS es una aplicación de la teoría marginalista del valor y la distribución y que adolece de las inconsistencias de dicha teoría.

La teoría de HOS, dice que un país exporta los bienes que son intensivos en el uso del factor de producción, que es abundante en el país. Un país con una gran cantidad de trabajadores, y de acuerdo con la teoría de la mano de obra barata, que producen bienes que son intensivos en mano y los exportan, mientras que importan  los bienes de capital intensivo. El siguiente gráfico ilustra el argumento.


Si hay dos productos (a y b), y (a) es siempre más intensivo en capital (mayor relación capital-trabajo) que el otro (b), y en ambos bienes tenemos de que a medida que aumenta la intensidad de capital (mayor relación K / L) la tasa de interés baja, entonces, como la tasa de interés baja el precio relativo del bien de capital intensivo con respecto a la mano de obra cae también. En otras palabras, en un país abundante capital, bienes de capital intensivo serían baratos, y la especialización se guiaría por los precios relativos.

La controversia del capital mostró que no hay ninguna razón, en un mundo con múltiples bienes de capital, para tener una relación monótona decreciente entre la intensidad de capital y la remuneración del capital. Una forma en que podría ser  representado, sería con una inversión de la intensidad de capital en la producción de bienes a y b, como se muestra a continuación.
En ese caso, como la intensidad de capital aumenta (K / L sube) en un primer momento, como antes, a es el bien de capital intensivo, pero ahora hay un cambio y la b se convierte en el bien más capital intensivo a menores tasas de interés. La consecuencia es que para una parte del proceso como la relación capital-trabajo aumenta el precio de una con respecto a los aumentos b, pero después del cambio, la otra parte del proceso, lo disminuye. La abundancia relativa de capital y el trabajo no es más una guía de precios relativos, y como consecuencia, tampoco puede determinar los patrones de especialización.

Como resultado de ello, no es generalmente cierto que el comercio depende de la ventaja comparativa basada en la escasez relativa de factores de producción. Esto sugiere (como la crítica de la versión ricardiana del modelo) que la ventaja absoluta, y la reducción de los costos, podrían ser más importante que lo que la sabiduría convencional sugiere. Además, implica que la historia y las instituciones son fundamentales para comprender los patrones de especialización comercial.
 El trabajo seminal en este campo fue realizado por Ian Steedman, extendiendo las ideas de Sraffa al comercio exterior. Los trabajos clásicos han sido recogidos en un libro editado  por Steedman Fundamental Issues in Trade Theory.

Naked Keynesianism

23 oct 2011

Estrategias de desarrollo en el siglo de Asia







Reportaje a Eduardo Crespo                   y            Juan Matías de Lucchi.
La irrupción de Asia, en general y China, en particular, está causando varios impactos en la economía mundial y, sobre todo, en las estrategias de desarrollo que venían persiguiendo los demás países. El Economista entrevistó a los economistas argentinos Eduardo Crespo y Juan Matías De Lucchi, investigadores de la Universidad Federal de Río de Janeiro, sobre este escenario que se va configurando y sobre las opciones de política económica de la Argentina, y la región, para actualizar su estrategia de desarrollo.
¿Debido al surgimiento industrial de Asia, y de China en particular, países como la Argentina deben resignarse a ser exportadores de commodities o no necesariamente?
Eduardo Crespo (EC): El surgimiento de China y el continuo crecimiento asiático nos favorece porque  tiende a mejorar nuestros términos de intercambio. Por otra parte, se observa un renovado interés por todo aquello que estamos en condiciones de ofrecer en materia de recursos naturales. El crecimiento del intercambio comercial con China fue espectacular, al punto de que China es hoy el principal socio comercial de la región. Esto contribuyó a relajar nuestras restricciones externas y nos permitió crecer a tasas inéditas. Por otro lado, está reversión de los precios internacionales también genera también condiciones potencialmente peligrosas para toda la región, ya que desincentiva la industrialización y promueve nuestra especialización primario-exportadora. Si nos dejamos guiar únicamente por las “señales del mercado”, inevitablemente nos convertiremos en proveedores de materias primas de los asiáticos. Un destino similar se vislumbra para el África. Pero en la historia nada es inevitable, de modo que no deberíamos resignarnos a ese destino. Se debe aprovechar la oportunidad que nos ofrece el ascenso asiático en materia de precios y exportaciones para promover actividades industriales en toda la región, para substituir importaciones donde se pueda, para industrializar la mayor parte de las actividades complementarias a la exportación de recursos naturales, etcétera. Por ejemplo, desde hace años muchos economistas argumentan que la estrategia a seguir para un país como la Argentina consistiría en “agregarle valor a nuestras exportaciones primarias y recursos naturales”. ¿Y cuáles son las medidas concretas que  proponen la mayoría de ellos? En general casi todo lo que se propone son variantes neoliberales conocidas y que han fracasado. Una alternativa desarrollista consistiría en aprovechar el ascenso de China y su impacto sobre nuestros términos de intercambio para impulsar un mayor nivel de integración para todo el complejo exportador de materias primas, incluyendo al agro y a la minería, y así consolidar una industria local de maquinas agrícolas, fertilizantes, herbicidas, etcétera. Al principio estos bienes serían elaborados a precios superiores a los internacionales y sus productores gozarían de mayores niveles de rentabilidad. Pero dado que los precios internacionales de los alimentos no se determinan en el mercado doméstico, el consumidor no sufriría el impacto de estas subas. Así, una parte de la renta obtenida por la explotación de los recursos naturales estaría siendo utilizada en el desarrollo y montaje de actividades complementarias a la producción primaria.
Juan Matías de Lucchi (JML): De ninguna manera la Argentina debería resignarse al modelo conservador basado en la exportación de commodities. Además, debe tenerse muy en cuenta que una estrategia de desarrollo e industrialización no necesariamente excluye la posibilidad de continuar siendo un gran exportador de alimentos, dada nuestra productividad agropecuaria. Naturalmente, siempre habrá posibilidades de intensificar la industrialización en sectores integrados a la actividad primaria. Países con importantes recursos naturales como Canadá o Australia han conseguido industrializarse e industrializar sus exportaciones sin necesidad de plantearse el dilema industria o campo. Claro, tenemos una historia diferente y no debemos subestimar los condicionamientos geopolíticos para el desarrollo. Dado el nuevo escenario internacional, basado en el mejoramiento de los términos de intercambio y la determinación de China tanto de los precios de los alimentos como de los costos industriales globales, la Argentina debería planificar a qué sectores de la industria promover y a cuáles no.  Se trata de un tema políticamente complejo pero necesario. Siempre, claro, teniendo en cuenta objetivos de pleno empleo y ahorro de divisas.
En lo referido a la producción de materias primas, la Argentina y China son complementarias (a un país le sobran y al otro, cada vez le falta más éstos bienes).  ¿Qué otros sectores productivos argentinos podrían considerarse potencialmente complementarios y, por ende, competitivos con la producción china?
EC: China hoy sale al mundo en busca de los recursos naturales que precisa para garantizar su crecimiento: minerales, petróleo, alimentos. La necesidad de preservar la continuidad en el abastecimiento de dichos productos, en un contexto de acelerada urbanización y frente a un boom de la construcción, es una de las claves que explican la expansión de sus empresas petroleras y mineras en el mundo. Y los países que cuentan con abundantes recursos naturales son estructuralmente complementarios de la expansión china. Así, para muchos países productores de materias primas en ciertos aspectos China está desempeñando un papel parecido al de Inglaterra en el siglo XIX. Pero si nos referimos a la complementación industrial, sólo algunos países asiáticos se están integrando con éxito a la economía china. Esos países se integran a través de la especialización en ciertos insumos, productos intermedios y bienes de capital complementarios con la producción china en redes que poseen un carácter marcadamente regional. Otros países asiáticos también se ven favorecidos por inversiones industriales chinas. Pero nada parecido se ve por ahora en otras regiones. Fuera del Asia, algunos grandes productores de bienes de capital, como Alemania, o las grandes empresas norteamericanas que están en la vanguardia de la innovación tecnológica, se han acomodado bastante bien al ascenso chino. Pero no es el caso de todos los demás países que cuentan con sectores industriales incipientes que están amenazados y sometidos a una fuerte presión competitiva en materia de precios.
JML: Efectivamente, la Argentina y China hoy son complementarias: compramos bienes industriales y vendemos alimentos. Sin embargo, en una estrategia de desarrollo el término “complementariedad” debe adquirir otro significado. Recientemente el Banco Mundial publicó un trabajo (“Latin America and the Caribbean´s Long-Term Growth: Made in China?”, septiembre, 2011) donde precisamente aborda esta problemática. Si analizamos la “complementariedad” entre Japón y los “tigres asiáticos” entre fines de los ‘60 y los ‘70 observamos que se daba a nivel “intra-industria”. Es decir, los “tigres” importaban bienes industriales y vendían bienes industriales. La relación comercial entre nuestra región y China todavía tiene características limitadas y estamos lejos de ser “invitados” de privilegio en el desarrollo tecnológico e industrial chino. Solo para tener una apreciación del problema, entre el 3-4 % de la “inversión extranjera directa” total de China fue hacia América Latina. De la cual la mayoría fue hacia las Islas Caimán y Vírgenes Británicas, que de “latinas” no tienen nada, y mucho menos de “inversión”.
En la Argentina, el superávit comercial es cada vez menor y la infame restricción externa parece estar cada vez más cerca. ¿Cómo puede hacer el país para evitar, nuevamente, la escasez de dólares que parece avecinarse?
EC: Entendemos que la reducción del superávit obedece a varios factores. El principal es el crecimiento, ya que estamos ante un efecto-ingreso importante sobre todo en materia de inversión. Dado que la Argentina en las últimas décadas del siglo pasado tendió a destruir su incipiente industria de bienes de capital, ahora cuando crece y aumentan las inversiones, las importaciones tienden a crecer más que proporcionalmente con relación al producto. Por otro lado, hay sectores puntuales donde se deben hacer importantes inversiones para revertir el déficit. Es el caso del sector energético donde la falta de inversión de las últimas décadas nos puede generar un creciente agujero en el saldo comercial. Pero eso es reversible, aunque habrá que esperar algunos años. Después, no hay que temerle ni tratar con prejuicio a ciertas recetas hoy consideradas ‘viejas’ y ‘del pasado’, como la substitución de importaciones en muchos rubros. Son pocos los casos donde un país montó una industria que desde el primer día estuvo en condiciones de competir con los productores ya establecidos en otros países. En Asia, o en el este europeo, las multinacionales a veces trasladan procesos de producción completos o semi-completos y en pocos meses comienzan a exportar desde allí. Pero en América del Sur ninguna de las condiciones asiáticas está presente. Tenemos que diseñar nuestra propia estrategia, aprovechando el Mercosur en la medida en que se pueda para ganar escala. Esto no significa que se deba substituir todo. Pero sin dudas hay muchas cosas que pueden producirse aquí y en un futuro no muy lejano también se podría exportar en base a las condiciones creadas. Finalmente, entendemos que el país no puede abandonar su estrategia de preservar un tipo de cambio competitivo para las actividades industriales y las producciones extra-pampeanas. Si nos seguimos apreciando el problema externo tenderá a agravarse y lo conseguido en materia de substitución de importaciones y diversificación productiva va a desaparecer. Quizás la mejor alternativa consista en buscar algún tipo de crawling peg con compensaciones, como las polémicas retenciones, o algo que funcione de un modo similar, para evitar que la devaluación se traslade a los precios de los alimentos fomentando la inflación y el conflicto distributivo.
JML: Todo el problema se reduce a que la Argentina tiene baja productividad industrial y una industria limitada y subdesarrollada. Ante esta situación, la fijación de tipos de cambios múltiples (léase: tipo de cambio real, competitivo y estable con compensaciones al salario) y un proceso ordenado de sustitución de importaciones deberían ser el punto de partida para poder “complementarnos” con el mundo desde otras bases, siguiendo la pregunta anterior. Efectivamente, en línea con otros países de la región, pero en forma mucho más moderada por las intervenciones sistemáticas del BCRA, la Argentina se ha ido apreciando en términos reales por la inflación a lo largo de estos últimos años. Sin duda, esto tiene efectos negativos directos en la cuenta corriente. Sin embargo, todo parece indicar que se ha trabajado poco para reducir el coeficiente de importaciones, esto es, la sensibilidad de las importaciones al crecimiento del producto. El Estado debe tener un rol protagónico en el ahorro de divisas y el crecimiento económico. Tipo de cambio competitivo, política industrial, salario real estable y tasas de interés estables deben ser aspectos comunes de una política de desarrollo. Sobre las necesidades de financiamiento, no puedo dejar de mencionar lo positivo que sería contar con un banco de desarrollo sólido. Por último, existe una salida que no recomiendo ya que en nuestra historia se ha reflejado como un “viaje de ida” solamente. En el corto plazo, la restricción externa podría “evitarse” con endeudamiento externo. Sin embargo, no controlamos la tasa de interés internacional ni el “riesgo país” de nuestros títulos públicos en dólares. Por otro lado, los procesos de endeudamiento externo inducen a subir la tasa de interés doméstica y a apreciar nominalmente el tipo de cambio. El resultado es conocido: mayor dependencia del flujo de capitales externos y menor competitividad, esto es, un proceso de fragilidad financiera crónica.
¿Se puede decir que en el contexto global que se está perfilando (con la reversión de la proposición Prebisch-Singer y el avance de Asia), a la Argentina le irá mejor que en el Siglo XX cuando la teoría de Prebisch-Singer se cumplía y el mundo estaba comandado por EE.UU. y las potencias europeas? ¿O es una asunción aún apresurada?
E.C: Cuando EE.UU. reemplaza a Inglaterra como locomotora de la economía mundial, nos encontramos frente a un líder que producía todo aquello que hacíamos nosotros. Por ello, entre otras cosas, nuestro comercio con EE.UU. nunca fue muy importante y casi siempre fuimos deficitarios en el comercio bilateral. Ahora China se perfila como el gran centro del comercio mundial y se espera que por décadas siga demandando materias primas con voracidad porque sus transformaciones internas lo requieren. Y si los términos de intercambio siguen siendo favorables, ello podría seguir incentivando nuestra modernización agrícola y hasta nuestra capacidad para especializar nuestras exportaciones en productos que, si bien pueden basarse en la posesión de recursos naturales, precisan de un alto grado de sofisticación industrial y base técnica. Es el caso, por ejemplo, de alternativas como el biodiesel. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que estas oportunidades serán aprovechadas sólo si existe una política deliberada e inteligente que apunte a industrializar lo que se pueda y promover las actividades que precisan un impulso estatal. Otras regiones nos pueden servir como guías. Por ejemplo, durante la Guerra Fría, la protección norteamericana y la expansión económica japonesas fueron un aliciente notable que impulsó el desarrollo de varios países como Corea del Sur, Taiwán y Malasia. Sin embargo, otros países, como Indonesia y Filipinas, contaron con condiciones parecidas y no pudieron desarrollarse. Lo mismo vale si en Medio Oriente comparamos lo ocurrido en Dubai con relación al resto. Si no se toma esto en consideración, se corre el riesgo de que el ascenso asiático profundice la primarización y consolide un país donde una pequeña minoría usufructúa de una renta en tanto que el resto se queda afuera del sistema.
JML: La irrupción de China en la economía mundial no parece ser transitoria. Existen algunos analistas que pronostican una crisis financiera en China, o problemas de “sobreproducción” dado un supuesto exceso de inversión, etc. Todos estos análisis cuentan con pocos datos disponibles y en general son apreciaciones superficiales basadas en conceptos neoclásicos. Por lo tanto, el mejoramiento de los términos de intercambio no parece ser transitorios y representa una oportunidad histórica central para la región. Sin embargo, el mundo continúa siendo comandado por EEUU, y esto tampoco parece ser transitorio. Argentina parece tener mejores chances para el desarrollo industrial en actividades vinculadas a nuestro sector primario. Sin embargo será todo un desafío reducir nuestra brecha de costos industriales para diversificar nuestro perfil exportador. Brasil tiene los mismos desafíos que la Argentina, pero mayores responsabilidades si efectivamente quiere posicionarse como locomotora regional.

20 oct 2011

Las pasiones rigurosas de un crítico del capital

Antonella Stirati

Nos ha dejado desde el 15 de octubre pasado Pierangelo Garegnani, un economista que ha hecho una contribución de gran importancia para la teoría económica.

Su reputación internacional está ligada principalmente a su papel en la controversia sobre la teoría del capital en los años 60 y 70, lo que obligó a Samuelson, por entonces el principal exponente de la teoría económica dominante, a admitir la exactitud y pertinencia de la crítica.
Los lectores del Manifiesto recordarán muy probablemente las contribuciones a la discusión sobre Marx y Sraffa que tuvo lugar en Rinascita a fines de los años 70 y principios de los años 80, o una reciente contribución a la Revista del Manifiesto (2004, con Lucii M. y T. Cavalieri), en el que propone una interpretación del cambio político y económico - la derrota del mundo del trabajo – que se produjo en los países industrializados hacia fines de los 70. Sin embargo a menudo sin una visión total de los trabajos teóricos de Garegnani, -probablemente a causa del cierre y fragmentación progresivos de los debates económicos que se dieron desde los años 70-   que se encuentra en profunda continuidad con la de Sraffa. Este trabajo teórico ha llevado no sólo críticas, sino también fuertemente constructiva y proactiva, con importantes implicaciones para la interpretación de los fenómenos económicos y la política económica.

Lo que eran interpelados en la crítica de la teoría marginalista del capital, fueron los fundamentos teóricos, y por lo tanto la misma legitimidad científica, la teoría dominante en todas sus implicaciones. Entre ellos, tiene una importancia central  la afirmación que una economía de mercado tiende naturalmente hacia el pleno empleo de mano de obra y el uso de la capacidad existente, siempre que no existan obstáculos derivados de la rigidez de precios y salarios, y la explicación correspondiente de la distribución del ingreso entre salarios y beneficios como el resultado mecánico y neutral de las "fuerzas del mercado" – por un lado inevitable, y por el otro transmisores de la eficiencia.

En esta crítica de los fundamentos de la teoría dominante Garegnani atribuye el importante papel de liberar el estudio de los fenómenos económicos de las garras de las conclusiones de la teoría tradicional y proporcionar una sólida base científica de la recuperación del enfoque clásico y de Marx sobre la teoría de la distribución y los precios, y el principio keynesiano de la demanda efectiva como la única teoría legítima basada en el nivel de producción y el empleo.

En ambos lados (por el resurgimiento clásico y el desarrollo de la teoría del ingreso) la contribución de Garegnani fue muy importante. Sus numerosas obras relacionadas con la interpretación de los clásicos y Marx (se puede recordar, en italiano, “Marx y los economistas clásicos”, Einaudi, 1981) han ayudado a clarificar la estructura de esa teoría, que se caracteriza esencialmente por una visión de la distribución ingresos como determinada por la relación de fuerza entre los sectores sociales: influenciada tal vez por una combinación de factores económicos e institucionales y luego - como Sraffa había escrito en su correspondencia - no es independiente de las medidas adoptadas por los interlocutores sociales.

Es simplemente la naturaleza de este conflicto, y la disparidad de poder que aún caracteriza a los propietarios de los medios de producción en comparación con los trabajadores, que Garegnani, de acuerdo con los clásicos, veía el origen de la ganancia y la base de la noción de explotación de Marx. Por lo tanto, un concepto que sobrevive, junto con el enfoque general y la mayor parte de las contribuciones de Marx, por ejemplo sobre el análisis de la acumulación, incluso sin la teoría del valor trabajo. Esta última, en Marx y Ricardo, ha sido una importante herramienta de análisis económico, lo que permitió avances significativos, pero que por sus límites y ahora puede ser abandonada debido a la contribución de Sraffa a la teoría clásica de los precios y la distribución.

En cuanto a la explicación de los niveles de empleo, Garegnani ha ayudado a aclarar las tensiones existentes entre la teoría dominante y de la teoría keynesiana de la distribución del ingreso basada en el principio de la demanda efectiva, y argumentó que bien podría conciliarse con la teoría distribución clásica y los precios relativos. Por lo tanto sería menor que los elementos que han llevado a los economistas de la corriente dominante a considerar a la teoría keynesiana como una teoría de las recesiones o de ciclo económico, pero no es válida, sin embargo, para describir las tendencias económicas durante períodos más largos (véase, en italiano, de Valor y Demanda Efectiva, Einaudi, 1979).

Con base en los supuestos descritos anteriormente Garegnani también ha ayudado a formar las bases de una teoría de la acumulación consistente con el principio de demanda efectiva. Si, sobre la base de esta última, podemos decir que en un período determinado son los componentes de la demanda (consumo, inversión, gasto público, las exportaciones) los que determinan el nivel de producción, el empleo y la utilización de la capacidad existente, durante períodos más largos será la misma tendencia de los componentes de la demanda los que  determinarán la creación - o destrucción - de la capacidad productiva de las empresas. De ello se desprende, por ejemplo, que la reducción de la demanda, como los debidos a la reducción de los salarios o las políticas de austeridad ", no sólo tienen efectos negativos sobre el empleo en el corto plazo sino también a largo plazo, ya que socava el crecimiento de la base de producción.



En realidad, las conclusiones de la teoría que había sido atacada y aparentemente derrotada  en la controversia sobre la capital todavía están con nosotros y, a menudo dominan el debate sobre la política económica. La razón de esta resistencia es probablemente muy compleja, tanto en el plano científico como en el social, y este no puede ser el lugar para un análisis adecuado. Como conclusión de este perfil, sin embargo, me complace recordar la gran confianza de Garegnani que, en el debate económico, como en otros campos de la ciencia, el rigor teórico y la validez del análisis propuesto aún prevalecen - y como esta confianza lo ha llevado a un esfuerzo intelectual que nunca ha fracasado y que le ha llevado a hablar, incluso en años más recientes, con los principales economistas de distintas orientaciones.

19 oct 2011

La desaparición de un maestro de la economía crítica

Sergio Cesaratto

La figura de Pierangelo Garegnani está indisolublemente vinculada a la crítica de la teoría económica dominante y la reanudación del enfoque de los economistas clásicos y de Marx. Este trabajo se había iniciado desde los años veinte del siglo pasado por Piero Sraffa, de quien  Garegnani era el alumno favorito.

Garegnani recibió su doctorado en Cambridge con una tesis sobre la teoría del capital justo antes de la publicación en 1960 del famoso libro de Sraffa Producción de Mercancías por medio de Mercancías. Este libro plantea una acalorada disputa entre un grupo de economistas de Cambridge  dirigidos por  Pasinetti y Garegnani y economistas estadounidenses encabezados por Paul Samuelson, del MIT. El caso se refería a la posibilidad de considerar a la "cantidad de capital" disponible en la economía del mismo modo que las cantidades disponibles de los otros "factores de producción" - medibles en términos físicos - para acercarse a la determinación de la distribución del ingreso entre salarios y beneficios.

 La teoría dominante (conocida como "marginal" o "neoclásica") supone, de hecho, que la cantidad de capital es una cantidad conocida de "valor" antes de la determinación de los salarios, beneficios y precios. Los resultados de la controversia confirmaron,  sacando a la luz las manifestaciones más complejas de los errores marginalistas, lo que ya era bien conocido por los primeros exponentes de la teoría dominante, que es imposible medir el capital en "valor" sin conocer ya la distribución del ingreso y los precios. Los fundamentos de la visión liberal de la distribución y el mercado salieron devastados. El clamor de la impugnación en el corazón analítico de la teoría marginalista también le dio una enorme confianza en la capacidad de desarrollar un análisis económico alternativo.

Garegnani no sólo contribuyó de manera significativa a la disputa, sino que  en un ensayo de 1963, trazó los avances que se han llevado a cabo para intensificar la crítica de Keynes a la teoría macroeconómica neoclásica. El trabajo de Garegnani permite fortalecer la critica keynesiana justo donde más se expone a la reabsorción de la teoría dominante, aportando una contribución fundamental a la idea de que la teoría de la demanda efectiva de Keynes es válida en el corto y largo plazo, asi como sus preceptos de la política económica.

Aunque la crítica de los años setenta, en términos de teoría del capital se trasladó, nuevamente gracias a Garegnani a nuevos frentes en respuesta al intento neoclásico de escapar de los problemas mencionados anteriormente, continuó con el trabajo de recuperación del punto de vista de los economistas clásicos y Marx iniciado por Sraffa.


Este punto de vista, giraba en torno al concepto del excedente, que es lo que queda del producto social, una vez eliminado lo que se necesita para pagar la subsistencia de la clase obrera. El excedente fue el lugar de los economistas clásicos y Marx como punto de partida de la explicación de la distribución del ingreso, considerado como dependiente del equilibrio de poder entre las clases sociales, el desarrollo económico y la crisis. La determinación de los excedentes sobre la base de la teoría del valor-trabajo, sin embargo, se encontró con los problemas solucionados por el análisis de Sraffa en línea con las indicaciones del propio Marx. Esto significó, sin embargo, el abandono de la teoría del valor-trabajo. En célebres discusiones de esta teoría en Rinascita,  Garegnani reconoció el importante papel histórico que han hecho para detener el dominio de la teoría marginalista, sin embargo, consideró que el papel ya no es necesario si la teoría de Sraffa podía ser más rigurosa para sacar las mismas implicaciones en cuanto a la realidad de la explotación capitalista.

Precisión y reserva, y el vínculo con el movimiento obrero, ponen a  la figura de Garegnani en continuidad con la de Piero Sraffa de la cual él  ha aclarado magistralmente y desarrollado la posición teórica.

15 oct 2011

Fallecimiento de Pierangelo Garegnani


Fallecio hoy a los 81 años. Una enorme pérdida para la teoría económica de uno de los principales teóricos económicos de los ultimos 50 años.

Vaya nuestro recuerdo y homenaje de nuestra parte que tuvimos la fortuna de conocerlo en Uniroma tre. Nos hemos quedado con el enorme bagaje de trabajos en línea de consolidación clásico-keynesiana desde Sraffa, y con la posta de continuar con su garra teórica, aunque no sea de su enorme nivel nuestro humilde caletre.  

Se autodefinía un trabajador del aula y agregamos de la investigación teórica hasta el final, va su ultimo trabajo presentado en hope, este año, en un tema referido al "rigor vs relevancia" 
aca




Garegnani: On the Present State of the Capital Controversy

International Conference
Sraffa´s Production of Commodities by Means of Commodities´1960-2010
Roma, 2-4 de diciembre de 2010








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paper


Abstract 




Gracias al inequívoco fenómeno del reswitching y del reverse capital deepening, la primera etapa de la controversia del Capital de la post-guerra fue concluyente en descartar la teoría pura de las versiones tradicionales de la teoría neoclásica que se basan en la noción de capital como una cantidad única. Posteriormente, sin embargo, cuando las consecuencias de esos fenómenos llegaron al centro de la controversia, junto con la reformulación de la teoría de origen hicksiano intentaron acabar con ese concepto de capital, varios malentendidos impidieron, es aca opuesto, un progreso analítico decisivo y se tuvo la existencia de una fase inconclusa de la discusión. 


Los malentendidos, también se sostienen, son también los que dejaron espacio para la creencia que, independientemente de sus deficiencias metodológicas, esas reformulaciones son inmunes a las inconsistencias del capital en la teoría anterior. Esto a su vez ha permitido una segunda consecuencia injustificada - la sensación de que desde las reformulaciones, parecen confirmar en el plano de la teoría pura la validez esencial del aparato neoclásico de la demanda y la oferta, sino que también proporcionaría una validación de la imperfección de los conceptos anteriores - sobre todo la de una cantidad de capital - como aproximaciones viables en el trabajo aplicado. 


En el trabajo se señaló que la noción de capital como una cantidad única jugado en el origen de la teoría neoclásica por una extensión de la teoría malthusiana de la renta para cubrir también la división del producto entre salarios y ganancias y generar un principio general del sustitución entre los factores de producción. Esto dicho sea de paso le permitirá dejar en claro el papel de la crítica de la noción de capital que figura en Sraffa, Producción de Mercancías por medio de Mercancías (1960), para la invalidación de la explicación neoclásica de los fenómenos de una economía de mercado, y para abrir el espacio a la fundamentación de la teoría alternativa del excedente y la distribución de los economistas clásicos - que confirma la naturaleza esencial "causal" de la contribución de la Producción de Sraffa (1960), enfrentadas a algunas recientes conjeturas al respecto.


Tras recordar a continuación, los términos esenciales del problema del capital para la teoría neoclásica - es decir, la imposibilidad de concebir esta magnitud sólo en los términos exigidos independientemente de la distribución y los precios – examinaremos el intento de salir del problema por medio de la influyente propuesta de Hicks en Valor y Capital, con base en la concepción de Walras del capital como un vector físico de bienes de capital. Esta concepción será considerada por nosotros, junto con los cambios radicales en los conceptos de equilibrio que implica y (de cuya necesidad Walras no estuvo originalmente consciente) - lo que daría lugar a la reformulación de la teoría que entró al centro de la polémica del Capital en su segunda fase. Esto permitirá continuar con los malentendidos que como sostenemos, han deteriorado a esa fase de la controversia y que están asociadas a la identificación errónea entre la "posición normal" tradicionalmente en el centro del análisis económico y de estados estacionarios o estables, y la consiguiente desaparición de la posición normal.


En referencia a los argumentos que he desarrollado en otro lugar, según los cuales las reformulaciones que trata la teoría en última instancia, dependen de la noción de capital como una cantidad única y se ven afectados por las deficiencias de esa noción, no muy diferente de las versiones tradicionales de la teoría que había sido encontradas como indefendibles, a nivel de análisis puro, después de la primera etapa de la controversia.

12 oct 2011

La apreciación es un viaje de ida



Reportaje a Eduardo Crespo sobre la Economía Brasileña







 Por Javier Lewkowicz
El escenario se volvió más complejo para Argentina con la desaceleración de la economía brasileña y las oscilaciones en la paridad cambiaria. Página/12 dialogó con Eduardo Crespo, economista heterodoxo que, desde Río de Janeiro (ciudad donde vive), explicó la situación actual y los cambios en relación con los tiempos de Lula. Profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Crespo cree que la ortodoxia que maneja el Banco Central de Brasil insistió en atacar la inflación mediante la apreciación cambiaria (lógica que se mantendría a pesar de la reciente depreciación, sostiene), lo que derivó en un “parate” de la industria. El entrevistado analizó las consecuencias para Argentina.

–¿Por qué la economía brasileña se desaceleró?

–El gobierno de Lula, en su última etapa, coincidente con la crisis mundial, aplicó una política fiscal muy agresiva. En 2010 la economía y la industria crecían al 9 por ciento. Parte de eso era recuperación frente a 2009, pero ahora la industria está estancada y la economía crece al 3 por ciento. En Brasil se ven muy bien las consecuencias de la apreciación cambiaria. La industria está parada, entran continuamente productos asiáticos y la economía tendió a primarizarse, tanto en su canasta exportadora como en el PBI. La apreciación es un viaje de ida. La depreciación de las últimas semanas coincide con el crecimiento de la inflación. En los próximos doce meses el aumento de los precios está proyectado en un 7 por ciento que, para un esquema de metas de inflación con tipo de cambio apreciado, es bastante. El Banco Central, a su vez, redujo la tasa de interés y va a seguir.

–¿Esa baja de la tasa de interés va a provocar más depreciación del real?

–No es tan lineal, porque lo que importa es el gap (N. del R.: diferencial con las tasas de interés internacionales.). Los tipos de interés en Estados Unidos y Europa ya están en cero. Con la actual tasa en Brasil, el estímulo para que sigan entrando capitales continúa. La tendencia, entonces, sigue siendo a la apreciación. Brasil bajó mucho la tasa de interés en el segundo mandato de Lula, desde el 20 por ciento en 2005 hasta el 11 en 2008, y al 9 en 2009. Después, para detener la inflación empezaron a subirla, hasta el último anuncio de baja. Reducir la tasa es imprescindible, porque la suba de la tasa encarece la deuda, obligando a ajustes fiscales por otro lado.

–¿Brasil debería aceptar tener inflación más alta para poder crecer más?

–Una opción sería aceptar un poco más de inflación, pero también tratar de atacarla con otros instrumentos. Creo que de a poco van a tener que dejar de atacar la inflación con apreciación.

–¿En qué medida el esquema de metas de inflación que tiene el Banco Central impide abordar el problema con políticas más “pro-crecimiento”?

–A diferencia de lo que pasó en Argentina después del gobierno de Menem, cuando prácticamente todo empezó de cero, en Brasil las reformas que aplicó Fernando Henrique Cardoso no se revirtieron. El Banco Central de Brasil sigue conducido por gente muy vinculada al sistema financiero. Aparte, se empieza a crear un consenso sobre la apreciación del real. Los empresarios están a favor, los bancos ni hablar, y las clases trabajadoras son conformistas. No hay una presión social fuerte en favor de una política agresiva de crecimiento. Con un crecimiento bajo, Lula se fue con una popularidad del 70 por ciento.

–¿El gobierno de Dilma profundizó el sesgo ortodoxo?

–El gobierno de Lula avanzó a medias con los cambios. En su segundo mandato, con el ministro (de Hacienda, Guido) Mantega, se empezaron a animar un poco más. Instrumentaron el Plan de Aceleración del Crecimiento, bajaron la tasa de interés. Parecía que la economía iba a crecer al 5 por ciento. Con el gobierno de Dilma empiezan a revertirse algunas de esas medidas. Para muchos, así funciona el ciclo brasileño: ‘el primer año hay que hacer buena letra’. Pero la situación se va a poner compleja si se llega a aplicar el ajuste fiscal del que se habla Se llegó a decir que van a mandar el mismo presupuesto que en 2010, lo que implicaría una importante contracción fiscal.

–¿Cómo le afecta a la Argentina el escenario económico de Brasil?

–Para Argentina es más nocivo que Brasil deje de crecer que la depreciación del real. El peor escenario sería que Brasil crezca al uno por ciento, aunque esa situación tampoco provocaría una recesión en Argentina. Sobre todo porque, creo, China no se va a caer, a lo sumo puede pasar de crecer 10 a un 8 por ciento. Pueden tener una política más agresiva de sustitución de importaciones, pero va a continuar la construcción y la urbanización, que es lo que más nos tracciona. Dado que Asia no se va a caer, tampoco nuestras cuentas externas. El problema es de mediano plazo, por la apreciación del peso argentino frente al dólar.

–¿Le preocupa el horizonte en la cuenta corriente argentina?

–El superávit de la cuenta corriente se va cerrando. Lo complicado es que la inflación no afloja mucho y el tipo de cambio (a valores constantes) se aprecia. El modelo kirchnerista era en su origen de tipo de cambio alto, desendeudamiento y política keynesiana para el mercado doméstico. Si se va a una situación de tipo de cambio apreciado y salida al mercado (de deuda), se desdibuja el esquema. Creo que hay que mejorar el control sobre la inflación.
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9 oct 2011

Los grandes perdedores fueron los trabajadores y el proyecto euro






Por Eduardo Crespo



En el caso de Europa, si bien perdieron también los trabajadores, fue quedando claro que el gran perdedor fue la Unión Europea. El proyecto europeo fue el gran derrotado. Esta unidad monetaria no tenía un respaldo ni en una unidad fiscal ni en una unidad nacional.
En los EE UU perdieron los trabajadores claramente. Ya tienen un 10% de desempleado y con perspectivas a seguir en aumento. Van a desmantelar el Estado de bienestar, lo poco que quedaba de la cobertura social. La amenaza de default encubrió una política de ajuste fiscal.
La incógnita es cuál va a ser la salida. Depende de una negociación política si van a salir a rescatar al sector financiero o no van a rescatar a nadie, y ahí sí van a tener una pérdida generalizada los bancos.
Primero la crisis fue de los bancos. Esa deuda fue asumida por los estados que ahora vuelve al sistema financiero porque los bancos son tenedores de los títulos soberanos. Existió un rebote. En Europa no controlan su propia moneda, entonces una crisis fiscal rebota sobre el sistema financiero. Hay que aclarar que no es una novedad. Siempre los desmanes del sector financiero fueron auspiciados desde el Estado en los EE UU y en Europa. Si se observa las economías europeas, entendemos que han sido economías de crecimiento liderado por el endeudamiento del sector privado, tanto economías tanto la de los Estados Unidos, como Irlanda, España,  hasta economías como Australia han tenido esas características. Yo creo que hay que marcar la diferencia entre países que controlan su propia moneda y países que no la controlan. Japón que tiene una deuda muy grande sobre su PBI no tiene un problema puntual de riesgo soberano porque se ha endeudado en su moneda. Que el déficit se use como excusa para ajustar ya es otra cosa.
No creo que a China le convenga la crisis mundial. Ellos han tomado la decisión de seguir creciendo apuntando a aumentar el mercado interno y el gasto.