“Exceso de demanda” y monetarismo
Alejandro Fiorito*
“Nosotros no abandonamos las metas monetarias:
ellas nos abandonaron a nosotros”
Gerald Bouey (Presidente del Banco Central de Canadá 1973-1987)
Las explicaciones convencionales de la inflación suelen definir por
la mera correlación entre variables la existencia de causalidad teórica
entre las mismas. Es así como la mayoría de los especialistas en los
medios vinculan agregados monetarios a la inflación. Normalmente la
referencia a la “emisión monetaria” intenta referirse a un “exceso de
gasto” que con o sin déficit fiscal presionaría sobre una oferta siempre
rígida, lo que elevaría el nivel de precios.
Supuestos incumplidos y resultado fiscal

Gráfico 1 Fuente: Ferreres, O. (2010) Dos Siglos de Economía Argentina: Edición Bicentenario. Correlación: 0.60
2-Dinero Endógeno: Mundialmente, académicos -“nuevo
consenso”- (Blinder -1997-, Romer -2000-, Taylor -2000-) y banqueros
centrales –como el del epígrafe- saben desde hace décadas que los
bancos centrales no controlan la cantidad de dinero circulante, al que
se lo considera endógeno al nivel de actividad. Sin embargo, en nuestro
país debido a cierto atavismo monetarista [2], junto al supuesto de pleno empleo, se vinculan causalmente el crecimiento de los agregados monetarios a la suba de precios.
Tabla
Fuente: CEPAL, Banco Mundial y Ferreres. Los
períodos son determinados por la existencia de los datos. El tomar M2 puede
subestimar la cantidad de dinero en países con sistemas más bancarizados
como Brasil.
Una simple observación de la tabla muestra lo extravagante de tal
asociación: la participación de dinero y depósitos (M2) sobre el PIB
está altamente correlacionada con el índice de precios en niveles (IPC)
en todos los países de la región y, sin embargo, todos tienen menor
inflación que la Argentina. Ergo, dichos agregados monetarios no
explican la inflación en ninguna parte.
3- Déficit fiscal: De igual manera se intenta con
los mismos supuestos, tomar al déficit fiscal como variable
inflacionaria: vg. en “Monetarismo, credibilidad e inflación” [3] donde
inicialmente se afirma correctamente que “correlación no indica, per se, causalidad”, se termina sugiriendo a partir de un cuadro de correlaciones, una causalidad inflacionaria por “la expansión de base monetaria para financiar el desequilibrio fiscal”.
Curioso o no tanto, en el gráfico 2 se observa una correlación mínima
entre la variación del resultado fiscal del Sistema Público Nacional y
la del IPC para 1994-2013 en series mensuales de la Argentina.
Gráfico 2
Fuente: Ferreres (OJF & asociados) Correlación: -0.025
Y convengamos que si bien correlación no implica causalidad, sin
correlación no hay forma de intentar demostrar causalidad. Pero, otra
vez, esta última sólo se dirime estableciendo canales de transmisión
teóricos que sean basados en supuestos plausibles y empíricamente
verificables.
La causalidad convencional de la inflación actual y sus problemas.
Descartada la explicación monetarista, esquemáticamente la inflación
desde el “nuevo consenso” puede explicarse con la suma de tres términos
en variaciones (Serrano, 2006) [4]:
Pt = Inercia + Demanda + Costos
-Inercia representa la inercia inflacionaria compuesta por el producto de un coeficiente a de inercia sobre la inflación pasada (aPt-1). El supuesto convencional de que a=1,
le otorga el carácter de “aceleracionista” a la expresión, de tal modo
que un shock de demanda hará subir sistemáticamente los precios en los
períodos siguientes.
Problema: luego de los ‘70, todas las mediciones que se han hecho para múltiples países, el coeficiente a
es menor que 1 y por lo tanto no permite explicar la inflación
acelerada por un shock de demanda. Es un término que amortigua y no
acelera los impulsos del pasado sobre los precios.
-Demanda muestra el efecto del “exceso de demanda”, representado por una brecha o diferencia entre el producto efectivo (Yef) -que varía con la demanda- y el “producto potencial” (Y*) que es supuesto por el convencionalismo como exógeno al producto efectivo. Un aumento este último, haría positiva la brecha, b(Yef-Y*)>0 elevando el nivel de precios.
Problemas: 1-el coeficiente b que acompaña a esta brecha es estadísticamente muy pequeño para mover el nivel de precios y 2-
la existencia de un hecho estilizado como el “acelerador de la inversión privada” de ecuménica existencia mundial, hace que el producto
potencial responda positivamente las variaciones del producto efectivo
neto de inversiones, tendiendo a llevar a cero la brecha y por lo tanto
no sostener un impacto en los precios.
-Costos representa los “shocks de oferta” o
reclamos conflictivos sobre la distribución de un nivel particular de
producto y se lo supone de media cero a largo plazo. (curiosamente no se
toma así a los shocks de demanda), por lo que el canal de costos de la
inflación queda descartado de un plumazo.
Pero justo es aquí que reside la explicación alternativa de la inflación (para cualquier nivel de actividad): canal de costos y puja distributiva.
A mayor suba salarial y/o devaluación y/o mayor precios internacionales
de nuestros transables (“viento de cola”), mayor el traspaso a precios.
En la Argentina, si el Gobierno se ve obligado a devaluar por la
compra privada de dólares de sus reservas, la suba del tipo de cambio
impactará en mayores costos de comercio, y habrá mayor “efecto repase” a
precios domésticos y seguidos de mayores salarios que redundarán en
mayor inflación. Pero una inicial decisión privada de cartera de comprar
dólares es un problema de rentabilidad, costo de oportunidad,
diferenciales de tasas de interés y riesgo cambiario. No de “exceso de
demanda” o “cultura”. (De Lucchi et al.) [5]
*Profesor de UNLU
Original: El Economista
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