El viejo Almacén. BsAs

Surplus Approach

“Es necesario volver a la economía política de los Fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de superar, y, ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde “Petty, Cantillón, los Fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx”. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrasado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada."
Luigi Pasinetti


ISSN 1853-0419

Entrada destacada

Teorías del valor y la distribución una comparacion entre clásicos y neoclásicos

Fabio PETRI   Esta obra, traducida por UNM Editora, ha sido originalmente editada en Italia con el título: “Teorie del valore e del...

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29 mar 2015

Entrevista a Randall Wray





Posteamos una muy buena entrevista a Randall Wray, donde explica los fundamentos de la visión MMT del dinero (Modern Monetary Theory) y donde deja claro que los limites del crecimiento de un país con moneda soberana, no es la escasez de la misma. Asimismo, ningún país con moneda doméstica soberana puede entrar en default de su deuda, si está nominada en dicha moneda.
Agrega además que la creación de moneda es endógena y que los créditos que decide hacer la banca privada son los que crean los depósitos, dejando en claro que no existe algo así como un multiplicador monetario de origen ortodoxo.

Es fundamental, por otra parte, el diagnóstico que ofrece sobre la equivocada conformación de la zona Euro, cuyo esquema de funcionamiento no sigue ningún sendero de sustentabilidad, ni económica, ni social. Wray nos recuerda que no es una observación ex-post o histórica, sino que él junto a otros autores heterodoxos ya en los '90 denunciaron teóricamente la defectuosa conformación del Euro. Ver  Goodley,   Pivetti  y aca  y Goodhart .

Preguntado acerca de qué soluciones puede tener la zona Euro, Wray responde que sólo con reformas que la hagan similar al funcionamiento de una real unión de estados federal (EEUU) con compensaciones fiscales para los estados deficitarios o bien con la compra por parte del Banco Central Europeo de los bonos de deuda de dichos estados a tasas de interés bajas. De otra forma, sólo se prolongarán las mismas situaciones sin solución para los déficits de cuenta corriente y el crecimiento de las deudas por parte de la periferia europea. Así como está, nos dice, el Euro no es viable aunque no se sepa su fecha de expiración.







Dos observaciones críticas

Al mismo tiempo, detectamos en sus respuestas algunos problemas referidos a dos tópicos: 1) el "pleno empleo" con relación a la inflación, y 2) el problema de la restricción externa que cualquier país periférico del mundo puede encontrar al no tener financiamiento en divisas (dólar).

En primer lugar para 1) se complica bastante el saber qué sería en un pais el “pleno empleo”, obviando los temas de inmigración, rotación laboral tecnológica, aumentos de productividad, etc. que modifican todo el tiempo dicha situación. Si la respuesta se orienta a la observacion de la existencia de inflación como su indicador,  debe alertarse que la inflación es un proceso que se debe a subas de costos y puja distributiva y que puede darse por motivos institucionales (gremios, leyes, etc.) a distintos grados de desocupación, vía el mayor o menor conflicto distributivo. Claro está que al crecer la ocupación con el aumento del producto, los trabajadores mejoran la “posición negociadora” de sus salarios, aumentando la posibilidad activar el proceso inflacionario, pero como afirmaba Abba Lerner,  aun con “bajo pleno empleo” podemos encontrar inflación.

Para el punto 2) el crecimiento de los países periféricos (y estrictamente todo el mundo menos EEUU) dependen del financiamiento en dólares como límite, que se obtiene a largo plazo sólo de las exportaciones al resto del mundo.Y no es que se trata de la falta de “competitividad” por un tipo de cambio “atrasado” o bajo, el que genera la posibilidad de que un país se quede sin divisas. Wray entra en este tema hablando de la periferia europea, con una hipotetica  salida de Grecia del euro, donde una devaluación solucionaría este tema.

La historia regional sudamericana del “stop and go” modificada luego de los ’70 con la irrupción de los flujos financieros nos ilustra que no es cierto que exista una elasticidad-precio de las exportaciones importante (ver ACA, ACA) para suponer que una devaluación vuelve a ubicar al país en la senda del crecimiento sostenido sin restricción externa.
Y por el contrario, existe por ej. en la Argentina, una elasticidad-ingreso de las importaciones que duplica la de exportaciones, (ver ACA) que impide crecer sostenidamente al mismo ritmo que el resto del mundo, sin financiamiento en divisas y fundamentalmente sin un plan de sustitucion de importaciones y de desarrollo.

6 dic 2013

Sustitución de importaciones ¿Cuáles sí y cuáles no?


por Silvio Guaita y Nahuel Guaita 
Con la llegada del nuevo gabinete, uno se pregunta si se está cambiando algo para que nada cambie o si se está cambiando algo para que ciertas políticas cambien. Una de las políticas que debería modificarse es la concerniente a la sustitución de importaciones. Más precisamente, debe corregirse la forma en la que se la lleva adelante.
En primer lugar, el objetivo de la misma es generar un ahorro macroeconómico en divisas para relajar la restricción externa. La forma de medir este ahorro puede realizarse a través de una matriz insumo producto, particularmente una matriz de coeficientes de importación y una matriz de coeficientes técnicos nacionales. En otras palabras, se requiere de matrices que expresen la proporción de insumos importados y nacionales que utilizan los distintos sectores de la economía para realizar su producción.
A partir de esas dos matrices y con un vector estimado de precios de productos importados se está en condiciones de calcular lo que definimos,  en un trabajo presentado en el congreso de AEDA de este año, como ahorro neto en divisas (AND). Dicho ahorro es definido como la diferencia entre el ahorro bruto en divisas (ABD) y el costo en divisas de producción (CDP).
El ahorro bruto en divisas es el ahorro instantáneo en divisas generado por el cese de la importación de un bien. En otras palabras, el ABD se define como la cantidad importada de un bien (j) por su respectivo precio (p*). Dicho ahorro, por definición, siempre es positivo. Si se deja de importar un bien, dejando todo lo demás constante, es imposible no obtener un menor gasto en divisas. Por otro lado, el costo en divisas de producción se define como el costo en divisas directo e indirecto de producir internamente un bien que antes se adquiría en el extranjero. En otras palabras, incluye no sólo el gasto en divisas realizado por el sector que va a producir dicho bien (por ejemplo, el sector automotor) sino también todos los gastos en divisas realizados por los restantes sectores de la economía que debieron incrementar su producción para satisfacer la demanda de insumos de dicho sector.
Se deduce entonces que la fabricación de un bien puede generar un ahorro neto en divisas, positivo o negativo, dependiendo del tamaño de estos dos componentes. Un ahorro neto en divisas negativo significa que el costo en divisas de fabricar un bien internamente es superior al de adquirirlo en el extranjero. Por lo tanto, dicho bien no debería ser fabricado nacionalmente. Mientras que un positivo ahorro neto en divisas implica que el costo de producción de un bien antes importado es inferior a la adquisición del mismo en el exterior. La producción de este último debe ser impulsada.
Un ejemplo
Veamos un caso ficticio. Supongamos que el sector que fabrica automóviles demanda insumos importados, por ejemplo estéreos, por US$ 100 millones. El Estado decide sustituir importaciones en dicho sector y restringe la importación de estéreos. En este caso, el ABD sería igual a US$ 100 millones y, consecuentemente, dichos insumos comienzan a ser producidos internamente. Ahora bien, la fabricación de los equipos en territorio nacional puede requerir nuevos insumos importados, que son un costo directo para el sector productor de estéreos pero un costo indirecto para el de automóviles. Al mismo tiempo, los insumos nacionales utilizados para la fabricación de estéreos pueden contener algún componente extranjero. Notar que esta desagregación de la producción puede continuar casi infinitamente.
Por lo tanto, es esta concatenación de gastos en divisas hacia atrás, la que no puede ser ignorada. La misma debe calcularse a partir de un algoritmo matricial que permite tener en cuenta los gastos en divisas realizados por toda la economía para que el sector fabricante de automóviles sustituya por producción nacional la importación de estéreos. Supongamos que luego de realizado dicho cálculo, a partir de las matrices mencionadas anteriormente, se obtiene que el costo en divisas directo e indirecto para fabricar los estéreos (CDP) es igual a US$ 75 millones. En este caso se obtendría un AND de US$ 25 millones. Por lo tanto, el costo en divisas de fabricar los estéreos en suelo nacional es inferior al costo de demandarlos en el extranjero.
Dado esto, su producción puede y debe ser estimulada ya que relaja la restricción externa a nivel agregado. En resumen, es necesario contar con un instrumento que describa la estructura y las interrelaciones existentes en la economía, como las matrices insumo producto, para poder determinar coherentemente cuáles son los bienes candidatos a ser fabricados internamente. De otro modo, el ahorro en divisas queda en manos del azar. Ergo, los resultados pueden ser totalmente opuestos a los inicialmente buscados.
La implicancia de política económica de la realización de estos cálculos es relevante: no cualquier bien puede, ni debe, ser producido internamente si el objetivo es relajar la restricción externa.
*Lic.  en economía (U.B.A)
**Lic.  en economía (U.B.A)
Original: El Economista

19 sept 2013

La matriz de Insumo-Producto y la Sustitución de Importaciones




Posteamos la presentación de un trabajo de Nahuel Guaita y Silvio Guaita, presentado en Aeda 2013, sobre la sustitución de importaciones en base al uso de una matriz de insumo producto. En el mismo se resalta los efectos indirectos de nuevos gastos en dólares que devienen de cada sustitución emprendida. Para evitar los "callejones sin salida" a que se refería Diamand, y continuar una politica permanente de sustitucion programada de importaciones.

La idea del trabajo fue reforzar con un ejemplo la importancia de este instrumento de análisis  para la planificación del desarrollo en la Argentina, y por ende abonar en el sentido de volver a contar en el país con este tipo de recurso prospectivo para la sustitución coherente de las importaciones el desarrollo, objetivo que desde Inglaterra para aca, es camino obligado para la industrialización nacional y por ende el desarrollo.

ver paper

6 ene 2013

Sobre Financiamiento del Desarrollo



Por Alejandro Fiorito *
El estrechamiento de la balanza comercial de la mano de un crecimiento muy importante del producto desde el 2003 hasta 2011 obedece al fuerte vínculo de las inversiones privadas con las importaciones que desde 1992 hasta aquí no ha tenido cambios, como bien lo ratifican trabajos econométricos recientes ACA. En efecto, a partir de una relación de precios internacionales favorable a las exportaciones de commodities por el ingreso de los costos de producción chinos al mercado mundial, el Gobierno pudo reducir la fragilidad financiera con un proceso de desendeudamiento externo, que al mismo tiempo logró financiar el crecimiento de las importaciones a una tasa de 28,3 por ciento promedio anual más la fuga de divisas.
El año pasado el Gobierno, en vistas de la crisis en el centro, se reafirmó en la necesidad de emprender un camino progresivo de sustitución de importaciones, con controles de cambios, en donde juntamente con la estatización de YPF inicia un intento para ir eliminando el déficit energético y por otro lado perfila la planificación de proyectos de inversión de largo plazo que permitan regenerar un mayor espacio para sostener el crecimiento económico. Si los objetivos son obtenidos, y éstos llevan tiempo, el proceso de industrialización permitirá aliviar de manera sustentable la restricción de divisas que históricamente jaquea a los países que no lo han logrado.
La condición necesaria para completar esos objetivos de desarrollo es que haya un crecimiento sostenido a tasas no menores al 4-5 por ciento que permitan acortar la brecha con los países centrales, incrementar la productividad sistémica, lo que habilita la suba de salarios sin afectar precios y, por ende, con menores presiones sobre el tipo de cambio, posibilitando la diversificación de exportaciones e impulsando sectores que reemplacen importaciones. Por otra parte, la financiación en pesos disponible a partir de la reforma a la Carta Orgánica del Banco Central puede dirigirse hacia dichos proyectos, en el intento de hacer sustentable el crecimiento por relajación de la restricción externa.ACA
Pero los dolores de parto se expresan en renovadas estrecheces de la restricción externa que no coinciden con las necesidades de estos objetivos e instrumentos de desarrollo. Esta última se nutre en la ecuménica e inherente formación de activos externos hacia la moneda mundial y que acelerada por nuestro diferencial negativo de tasas de interés, deja como único sostén de financiamiento externo a una cuenta corriente positiva, la que –sin embargo– se torna prestamente deficitaria con el crecimiento. Y como no crecer no es sustentable socialmente en la Argentina (su espejo invertido es el éxito político de los últimos años con un crecimiento del producto sin par), eso algebraicamente nos lleva a financiarnos coyunturalmente vía cuenta de capital, en línea, por otra parte, con algunos países de la región.
La creencia de que todo endeudamiento representa un nuevo ciclo de endeudamiento externo, tiene aval histórico en nuestro país, pero hoy no tiene asidero, porque el gobierno actual se encuentra en las antípodas de una política de endeudamiento masivo de divisas, y porque es ya muy claro que no es una solución a largo plazo. Pero sí es una posible fuente para financiar la coyuntura de un proceso de desarrollo con sustitución de importaciones para seguir creciendo.Ver tambien ACA
Las necesidades de financiamiento de corto plazo para la Argentina, coherentemente atendidas, implican la aplicación exclusiva de dichas divisas en importaciones necesarias para proyectos que unívocamente alivien la restricción externa en la transición. Siendo los controles de cambio instrumentos indispensables de regulación de capitales para los gobiernos de países periféricos, éstos no deben ser necesariamente meros obturadores de divisas, sino que pueden ser esquemas impositivos equivalentes que de manera más comprensiva regulen el caudal y mantengan un flujo positivo de los mismos en la medida de los requerimientos, pautas y límites que se impongan desde el Estado.
Considerar a priori que es imposible esta vía de financiamiento sería como decir –mutatis mutandi– que es imposible que YPF luego de ser reapropiada por el Estado argentino (con chicanas judiciales en España y en Ecuador), pudiera conseguir financiamiento internacional de una de las principales multinacionales petroleras del mundo.
Evidentemente en las condiciones actuales los acuerdos de este tipo requieren de la capacidad de gestión y ejecución de gobierno para llevarlas adelante y condiciones que evidentemente no son simplemente un cálculo de flujo de fondos desvinculado de los objetivos generales del plan de desarrollo al que apunta. La política de Estado importa y es el Estado un factor que modifica sistemáticamente sus escollos, siempre que dentro de los mismos no esté el álgebra.
* Docente e investigador de UNLU.
Original Pagina12

26 oct 2012

Expansión Económica y Sector Externo en la Argentina de los Años 2000: Balance y Desafíos Hacia el Futuro





 Por Fabian Amico, Alejandro Fiorito y Agustina Zelada

 Posteamos el documento nro 45 del CEFID-AR sobre temas generales de financiación del desarrollo

Introducción

"A largo plazo sólo hay un remedio efectivo: el mundo subdesarrollado debe cambiar su estructura económica, debe diversificarla, depender menos de los productos primarios para su comercio de exportación, desarrollar sustitutos de las importaciones y alentar la producción de bienes manufacturados hasta el grado en que pueda exportarlos" (Kaldor, 1965).

Desde 2003, la economía argentina experimentó una fase de crecimiento acelerado sin precedentes, donde el crecimiento coexistió con una significativa acumulación de reservas y un persistente (aunque decreciente) superávit de cuenta corriente externa. Uno de los factores decisivos del crecimiento fue la vigorosa expansión del consumo privado, que creció a una tasa media anual del 7,75% entre 2003-2011.
Una parte significativa de este crecimiento del consumo privado estuvo vinculada a la mejora de los salarios reales y a la reducción del desempleo. El otro factor de impulso autónomo al consumo privado fueron, sin dudas, las significativas transferencias sociales que el gobierno implementó desde 2007 en adelante. Por el lado del sistema de seguridad social, se puso en práctica en 2007 el Plan de inclusión previsional, que otorgó cobertura a cerca de 1,4 millones de personas. Más tarde, hacia fines de 2009, el gobierno instrumentó la denominada Asignación Universal por Hijo (AUH), medidas que contribuyeron significativamente a reducir la pobreza y la indigencia, y también a la disminución de la desigualdad. Pero además fueron un factor relevante en el impulso al consumo privado autónomo y al propio crecimiento.
En un trabajo previo (Amico, Fiorito & Hang, 2011) se ponían de relieve los nexos entre el crecimiento del producto potencial y la demanda en el largo plazo. Allí se admitía que la mera expansión de la demanda no solucionaba todos los problemas, entre ellos la restricción externa al crecimiento, o la integración del entramado industrial y los desequilibrios de la estructura productiva, todos los cuales requieren políticas estructurales ad hoc. En suma, “el proceso de desarrollo requiere un conjunto articulado de políticas que van más allá de la expansión de la demanda”. Por ende, las políticas expansivas-keynesianas deben articularse con las políticas estructurales.
Esto es particularmente relevante en la Argentina actual. Y no constituye solamente un problema económico. Marcelo Diamand escribió en 1985 que el péndulo argentino –ese movimiento oscilatorio entre alternativas nacional-populares y liberales-ortodoxas- tenía causas mucho más profundas que un supuesto “empate político” entre fuerzas sociales rivales. Para él, los ciclos de expansión-recesión obedecían a un problema no resuelto de la balanza de pagos que tenía relación estrecha con la estructura productiva y que, por una vía u otra, sea cual fuera la alternativa gobernante, afloraba inevitablemente como un resultado de la política en aplicación.
En este ensayo se intenta explicar cómo fue posible la conjunción –inédita en la historia argentina- de un ciclo de crecimiento de los más intensos de las últimas décadas con equilibrio externo, desendeudamiento y robustez externa. Se mostrará que este proceso ha sido el resultado de una particular interacción entre las nuevas condiciones internacionales vigentes en los años 2000 y el régimen de política económica que emergió tras la crisis de la convertibilidad y el default de la deuda externa.
El ascenso de China como una importante potencia comercial está en el centro de los cambios económicos mundiales y esta circunstancia ha llevado a mejores oportunidades económicas para muchos países de la periferia. Argentina se benefició de una fuerte demanda (y de altos precios de commodities), y también de los efectos benéficos que China produjo sobre otros países de la periferia y de América Latina. Esto permitió una combinación sin precedentes de alto crecimiento económico, cuenta corriente positiva, reducción significativa de los niveles de deuda y acumulación de reservas. La crisis financiera de 2008 que condujo a una recesión importante en la mayoría de los países desarrollados, no ha cambiado muchas de estas nuevas circunstancias para los países menos industrializados.
En este contexto, Argentina siguió una política económica pragmática, apartándose de la doctrina ortodoxa establecida, lo que condujo a un mayor crecimiento económico y progreso social liderado por el mercado interno. Estos resultados se lograron sin cambios sustanciales en el patrón de especialización comercial. Las mejoras se lograron a través de políticas keynesianas horizontales y muchas veces sin la intervención directa del Estado para promover el cambio estructural.
Esta prosperidad alcanzó en más o en menos a toda América Latina. Pero existen algunas diferencias importantes en estas experiencias que explican la mejor performance relativa de Argentina. Por un lado, por primera vez en más de treinta años, la política económica no ha utilizado el ajuste fiscal contractivo como mecanismo antiinflacionario. Por otra parte, es el único país de la región que mantuvo un tipo de cambio competitivo en los años 2000. Sin embargo, los mismos desafíos históricos (el desequilibrio estructural) siguen en su lugar, aunque en mejores condiciones para abordarlos. De hecho, los mismos factores externos que permitieron este ciclo de crecimiento implican un reto para el futuro.
Es posible una estrategia de desarrollo que profundice los logros de estos años y los tornen sostenibles. Para ello sería necesario una aceleración de la dinámica de la inversión pública, la que serviría de base de despegue para un conjunto de políticas estructurales (industriales, comerciales y cambiarias) destinadas a estimular la diversificación de la estructura productiva, de sus exportaciones y promover la sustitución selectiva de importaciones. Esto abriría un mayor espacio a las políticas macroeconómicas para continuar promoviendo la expansión del mercado interno.
Esta tarea supone asumir ciertos desafíos no solo en el diseño y ejecución de las políticas públicas, sino también respecto de ciertos necesarios cambios de concepción, en particular en lo que respecta al rol de la inversión pública y del financiamiento para el desarrollo. Bajo los años de la hegemonía neoliberal, los estados nacionales perdieron capacidad para regular la economía, cediendo sus espacios a favor de grupos sociales con fuertes intereses en la continuación de un modelo de desarrollo focalizado en la integración primaria y financiera. Sin la profundización de los cambios en estas esferas, la exitosa experiencia de estos años podría encontrar dificultades cada vez mayores en el futuro para seguir adelante y sostenerse sin cambiar el patrón predominante de crecimiento económico.
Este documento está organizado como sigue. La sección 1 hace una revisión de los esquemas analíticos principales para abordar los ciclos de expansión-recesión en la problemática de la restricción externa en la literatura estructuralista. Particularmente se discute el típico ciclo de stop and go vigente hasta los años 70 y su mutación con la apertura económica y financiera hacia lo que se denominó ciclos Minsky de fragilidad financiera.
La sección 2 tiene por objeto analizar las características principales del sector externo argentino y su vinculación con el proceso de crecimiento producido desde 2002, tras la quiebra del modelo anterior. En ese marco se analizan los rasgos principales del nuevo contexto mundial en los años 2000 en interacción con el cambio de régimen de política económica que se produjo tras el default y devaluación en 2001-2002. Luego se analizan las características principales del sector externo en esa etapa, focalizando el análisis en la nueva estructura de la cuenta corriente, la dinámica de las exportaciones e importaciones, así como la apreciación cambiaria y su vínculo con los términos de intercambio. El análisis se completa con la incorporación de la dinámica de la cuenta de rentas de inversión.
Frente a las propuestas que propician una forma de financiamiento externo basada en un “razonable” déficit de cuenta corriente financiado con mayores flujos de IED, el análisis revela la fragilidad estructural que la excesiva dependencia de los flujos de IED puede producir en el balance de pagos de la economía, y llama la atención sobre la similitud de los flujos de IED basado en la alta reinversión de utilidades con un esquema Ponzi.
La sección 3 realiza unas esquemáticas proyecciones de la sustentabilidad externa de la economía argentina en los años próximos y sugiere algunas alternativas de política y de financiamiento tendiente a hacer más robusta la cuenta corriente y recuperar la sustentabilidad externa, haciendo viable el proceso de crecimiento en el futuro. Con un enfoque basado en la teoría de la finanzas funcionales (aunque con modificaciones importantes), se sugieren algunas alternativas en dos grandes áreas de políticas factibles de operar sobre la sustentabilidad externa: la política macroeconómica y las políticas estructurales.
En ese marco se discute la viabilidad de complementar las políticas macroeconómicas (cambiarias, monetarias) con el aporte imprescindible de fuertes dosis de inversión pública en infraestructura, apuntando a lograr aumentos de productividad en aquellos sectores que afectan actividades básicas, y una serie de políticas industriales cuyo principal instrumento de política es la utilización del poder de compra del Estado para inducir ciertos resultados, en particular respecto de la política de sustitución de importaciones y de la promoción de ciertas exportaciones
En síntesis, a diferencia de los ciclos del pasado, la actual estructura de la cuenta corriente y la posición general del balance de pagos hacen que la economía argentina sea hoy mucho más robusta y registre uno de los índices de vulnerabilidad financiera más bajos de sus historia reciente. De modo que, en el contexto actual, un cierto déficit de cuenta corriente está muy lejos de configurar una crisis externa. O dicho de otro modo: para un mismo nivel de déficit de cuenta corriente, hoy el sector externo es mucho más fácil de administrar que en el pasado. De hecho, la tendencia al déficit de cuenta corriente es la norma en toda la región, aunque no parecen representar una amenaza como en el pasado. La disponibilidad de reservas y la flexibilidad cambiaria constituyen una de las diferencias principales. Los riesgos reales son los que atañen al proceso de industrialización y no a la posibilidad de ocurrencia de nuevas crisis financieras y externas. En suma, el desafío es aprovechar las nuevas condiciones que definen la sustentabilidad externa para producir un cambio estructural y hacer sustentable el crecimiento de largo plazo.


 Ver documento completo en CEFID-AR





2 oct 2012

Cambio estructural



Por  Silvio y Nahuel Guaita
La brecha externa, o escasez de divisas, es una de las restricciones al crecimiento más importante a la que están sujetos aquellos países que no emiten moneda mundial (dólares o euros). Adicionalmente, para la Argentina, dada la “estructura productiva desequilibrada” existente, el aumento de las ventas externas no puede proveer por sí solo, a la velocidad requerida, la cantidad de divisas necesarias para financiar los sucesivos aumentos de inversión.
Ante este escenario, el Gobierno optó por el aumento de los controles sobre las operaciones de moneda extranjera, incluso en los pequeños individuos que no determinan el resultado de la cuenta corriente, generando un creciente malestar en ciertos sectores de la población. Es por esto que la sustitución de importaciones tímidamente iniciada debe ser considerada una herramienta de política económica posible y altamente recomendable.
La condición necesaria es que dicha política reduzca la cantidad de divisas consumidas y no al revés. Es decir, la sustitución de importaciones implica también importar bienes de capital e insumos para fabricar el producto a sustituir. Por lo tanto, debe verificarse que el costo en divisas de la producción nacional sea inferior al costo en divisas de la compra del bien final en el extranjero. Subordinada a la condición anterior, pueden introducirse restricciones adicionales. En primer lugar, se puede impulsar una política sustitutiva en los sectores más productivos (mayor producto por obrero o por hora trabajada).
En segundo lugar, la sustitución puede enfocarse en aquellos sectores que más exportan, ya que esto implica que los mismos lograron superar un cierto umbral de competitividad, suficiente como para vender sus productos en el mercado mundial. Una tercera opción posible es focalizar los esfuerzos sustitutivos hacia aquellos sectores que más incrementaron la demanda de mano de obra, ya que esto permitiría reducir más rápido el desempleo y subempleo. Es decir, se estaría aprovechando al máximo el consumo de divisas realizado por los distintos sectores, empleando por cada dólar gastado la mayor cantidad posible de trabajadores.
Un modelo “export-led” estará más focalizado en reforzar las cadenas de producción en los principales productos de exportación y de aquellos bienes con mayor potencial de crecimiento futuro (por ejemplo incrementar el valor agregado nacional de los productos exportados a China). Por otro lado, un modelo orientado hacia el mercado interno puede estar interesado en incrementar la dimensión del mismo, no sólo en poder comprar sino también en número de individuos, por lo que se interesará más en sustituir en aquellos sectores que permitan reducir más rápido el desempleo. En resumen, hay distintas alternativas disponibles que incluso pueden combinarse, pero siempre subordinadas a la condición de que el consumo de divisas sea inferior en el caso de la sustitución y no en la importación.
Adicionalmente, las modificaciones de precios relativos que se den como consecuencia de la sustitución deben ser compensadas con subsidios e inversión estatal en infraestructura si los costos subiesen para evitar un encarecimiento de los productos argentinos en el extranjero. Ergo, es necesaria una disminución de costos en lo que refiere a energía y transporte. El primero, por su carácter de insumo básico para todas las industrias y el segundo, para abaratar el transporte de materias primas desde los lugares de extracción/fabricación a los centros industriales, como así también disminuir el costo de transporte del producto final desde las instalaciones fabriles hacia los centros de venta. Una política energética tendiente a diversificar la matriz energética argentina y la recuperación y expansión de los ferrocarriles deberían ser tenidas en cuenta para el logro de dichos fines.
Finalmente, como argumentó uno de los padres de la geopolítica estadounidense, Nicholas Spykman, “los ministro van y vienen, los dictadores mueren, pero las montañas permanecen imperturbables”. En la Argentina puede observarse claramente como los tendidos ferroviarios y rutas de comunicación tienden a converger en el puerto de Buenos Aires (60% del tendido total corresponden a la región pampeana, dispuesto en forma radial alrededor del puerto). La antigua posición de la Argentina como proveedor de materias primas, principalmente de la industria británica, era la causa de tal configuración.
Si se busca un desarrollo industrial creciente, la configuración mantenida antaño debe ser modificada hacia un tendido que se adapte a tal objetivo. El río Paraná y la cuenca del Plata (segunda cuenca hidrográfica más grande del mundo) permiten el transporte marítimo a bajo costo y una rápida salida de los productos agropecuarios y/o futuros productos industriales hacia el resto del mundo. Su ampliación y mantenimiento es indispensable. La abundancia de recursos hidrocarburíferos y minerales a lo largo de Los Andes y en la región patagónica implica que dichas áreas deben ser interconectadas al sistema industrial existente y, con vistas a futuro, por medio de una red ferroviaria desde los centros de extracción de materias primas y minerales hacia los lugares de refinado y consumo.
Adicionalmente, el polo industrial-tecnológico de Tierra del Fuego debería contar con un medio de transporte menos costoso hacia el resto del país. La importancia de la región noroeste como proveedor de materias primas podría ver mejorada su performance con la extensión del ferrocarril desde Jujuy, Salta y Tucumán hacia los centros industriales, abaratando así el transporte terrestre y el coste de suministro de materias primas.
El éxito en diversificar la estructura productiva del modelo económico con crecimiento e inclusión social para relajar la brecha externa y evitar crisis de balanza de pagos dependerá de la voluntad política para poder articular una serie de políticas energéticas, de transporte, de ingresos, financiacimiento e infraestructura a escala nacional, como las descriptas anteriormente.
Original: El Economista.

30 dic 2011

Notas sobre la Industrialización por Sustitución de Importaciones en Argentina :

  



Imagen relacionada





Buscando adentro la fuente de la competitividad externa

Por Fabian Amico 

Compartimos la reciente publicación de Fabian Amico en el número 9 de la revista H-Industri@ sobre el vínculo de la sustitución de importaciones con el desarrollo economico y las exportaciones.

Resumen
En los textos fundacionales del estructuralismo, un problema central de la industrialización latinoamericana fue la escasez de divisas. Con la industrialización por sustitución de importaciones (ISI), los principales economistas estructuralistas argumentaron que el fomento de la ISI no constituía una defensa de la autarquía. De hecho, la ISI fue impuesta debido a ciertas condiciones históricas muy específicas. No obstante, el crecimiento basado en la continua reducción del coeficiente de importaciones encontró límites claros. En este marco, la ISI fue concebida como un enfoque contrario al crecimiento “liderado por exportaciones”, que, a diferencia del primero, se basaría en “las fuerzas del mercado”, o al menos, sería mucho más “amigable con los mercados”. Esta taxonomía fue aceptada también por muchos de los economistas estructuralistas, y entre estos no es difícil encontrar referencias a que la ISI tuvo un “sesgo anti-exportador”, causando altos costos e ineficiencias persistentes. Sin embargo, en la fase final de la ISI, Argentina (y otros países como Brasil, México y Colombia) comenzó a mostrar una creciente incidencia de las exportaciones industriales, lo que pone en duda la creencia casi universal que el proteccionismo se había traducido en una ineficiente  “asignación de recursos”. La hipótesis defendida en este artículo es que el camino seguido por Argentina (y por los países más grandes de América Latina) fue de hecho un largo proceso donde la sustitución de importaciones funcionó como una instancia de preparación, aprendizaje y maduración del desarrollo industrial que culminó en un aumento estructural de la productividad y hacia los años setenta permitió un aumento significativo de las exportaciones industriales. Los supuestos efectos negativos de la protección fueron más que compensados por la competencia entre industrias domésticas y, a pesar de los ciclos recurrentes de stop and go, el proceso generó persistentes aumentos de la productividad media, y culminó en un aumento de las exportaciones de manufacturas a mediados de los años setenta. En resumen, no hubo un agotamiento de la ISI, sino que fueron las políticas de ajuste estructural y de apreciación persistente del tipo de cambio las que pusieron un punto final a la industrialización nacida en los años treinta.

Ver el paper ACA

26 nov 2011

Diamand y la Sustitución de Importaciones 3


 por Silvio y Nahuel Guaita

De anteriores entradas donde se pone de relieve la falta de un programa de sustitucion de importaciones, no como un proceso de industrializacion por esa via , sino como programa que persistentemente intente aliviar la restriccion externa.  Su finalidad es  que sirva como proceso de avance técnico y de elevación de la productividad necesario para diversificar las exportaciones  dentro de un marco de demanda domestica que permita sostener altas tasas de crecimiento. aca


 Se muestra aqui con el método de componentes principales, que es erróneo corregir el crecimiento del coeficiente de importaciones con las inversiones en equipo durable, como se hizo aca.

* Un análisis más detallado permite concluir que es más razonable controlar por el consumo privado y no por el equipo durable de producción como se hizo en el post anterior.

*La estimación de una nueva ecuación que limpia por el efecto composición del consumo, tampoco permite concluir que se produjo una reversión en la tendencia de la elasticidad producto de las importaciones que refleje un esfuerzo sustitutivo significativo y contundente.

*Tampoco hay nueva evidencia que permitan sostener que la estructura productiva sufrió modificaciones importantes y persistentes.




*Mediante un análisis de componentes principales, puede explicarse la variabilidad total observada en la demanda total (oferta nacional o PBI más importaciones), para el período 1993:I – 1998:III y 2003:I – 2008:III, con una sola combinación lineal (PC1) compuesta por consumo privado (CO), construcción (CT), gasto público (G), equipo durable de producción (EDP) y exportaciones (X).

*Dentro de la nueva variable obtenida (PC1) el consumo privado es la variable que más pondera (0.86), seguido por el gasto público, la construcción y luego por el equipo durable de producción y las exportaciones. En otras palabras el PC1, de acuerdo a las ponderaciones obtenidas, podría reducirse a cinco variables, CO, CT, EDP, G y X, es decir en el PBI.

*Dentro de la variable PC1, el componente más importante según el método de componentes principales es el consumo privado y no la inversión en equipo durable de producción.

* La estructura productiva no sufrió alteraciones significativas ya que el peso de cada variable es el mismo en ambos períodos. Es decir ordenadas de mayor a menor, según la ponderación, se tiene: Consumo Privado, Gasto Público, Construcción, Inversión en Equipo durable de producción y exportaciones para ambos períodos bajo análisis.

para ver el análisis econometrico en detalle, aca