El viejo Almacén. BsAs

Surplus Approach

“Es necesario volver a la economía política de los Fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de superar, y, ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde “Petty, Cantillón, los Fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx”. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrasado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada."
Luigi Pasinetti


ISSN 1853-0419

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5 nov 2018

Descomposición y fascismo





En Brasil prevalecen condiciones comparables a aquellas que facilitaron el avance del fascismo durante la década de 1930. Siguiendo a Karl Polanyi en su Gran Transformación, el (neo)liberalismo se tradujo allí en un proceso de extrema privatización de la vida cotidiana, circunstancia que derivó en el desesperado llamado al orden y la disciplina en las últimas elecciones. Para Polanyi el sistema liberal colapsó en los años 30 por las características intrínsecas a la utopía liberal: la pretensión de que el mercado auto-regulado permitiría el bienestar colectivo. Para esta utopía la propia fuerza de trabajo y la naturaleza deberían reproducirse mediante relaciones de compraventa sin otra orientación que la ganancia. Pero la mercantilización lleva implícita una desagregación social contra la que permanentemente se oponen mecanismos de auto-protección: tanto en términos de organización social y productiva como a través de la reivindicación política por normas y derechos universales. El autor muestra cómo la desarticulación social provocada por el desmoronamiento del mercado generó como reacción el surgimiento de propuestas totalitarias. 

Desde 2013 la mayor parte de los brasileños sufren un colapso económico. Sus efectos se sintieron especialmente en el mercado de trabajo y en las condiciones de vida de los sectores populares. Desde 2014 a 2018 la desocupación abierta alcanzó 13 por ciento, mientras que entre la población ocupada el trabajo informal supera  40 por ciento. Recuérdese que desde 2017 el trabajo formal se encuadra en la nueva reforma laboral que precariza sus condiciones. Junto al colapso económico se deterioraron las instituciones políticas y el aparato estatal. Aunque el Estado de Derecho siempre fue una formalidad para pocos, en las periferias urbanas el espacio público fue privatizado por bandas de narcotraficantes y grupos para-militares: Durante 2017 se registró una tasa de 30,8 asesinatos cada 100 mil habitantes, unos 64 mil homicidios. El desamparo y la virtual desaparición del Estado facilitan la propagación de iglesias evangélicas como exclusivos lugares de socialización en territorios carentes de servicios públicos. Una vez que la izquierda abandonó el trabajo de base, notorio en los años 80, estas iglesias y sus redes de negocios se desempeñan como equivalentes a punteros de barrio de usos múltiples: imponen disciplina y autoregulación, dan contención espiritual, ayudan en la desesperada búsqueda de empleos. Y aunque puedan parecer objetivos contrapuestos, en forma simultánea promueven la familia patriarcal y la posmoderna ideología del emprendedorismo individual. 

Es en estas condiciones socioeconómicas donde debe pensarse el masivo apoyo al discurso de extrema-derecha. La restauración del orden, la disciplina y las jerarquias son hoy prioridad para la mayoría de los brasileños. “Brasil arriba de todos y Dios arriba de todo”, reza el lema y nombre oficial de la coalición electoral recientemente vencedora. ¿Las iglesias evangélicas y los movimientos políticos de extrema derecha son mecanismos de autoprotección de la sociedad en los términos de Karl Polanyi? Aunque en una escala simbólica efectivamente representan un urgente llamado al orden por encima de cualquier otro objetivo o valor, sean éstos los derechos humanos o la libertad de enseñanza, al promover políticas económicas neoliberales, como la privatización y los ajustes fiscales, y al santificar las prácticas individualistas del emprendedorismo en desmedro de la acción colectiva, agudizan la descomposición estatal y el desamparo social. De no revertirse estas tendencias, es más probable que Brasil se convierta en un Estado fallido a que devenga en un régimen fascista de tipo clásico sustentado en un Estado todopoderoso como aquellos que estremecieron al mundo en la década de 1930.

* Profesor de la Universidad Federal Fluminense (UFF), Brasil.

** Profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), Brasil, y la Universidad Nacional de Moreno (UNM), Argentina.


Original: Pagina 12

26 jun 2018

UNA FARSA CUASI TRÁGICA: LA IZQUIERDA "MODERNA" Y LA AMENAZA FASCISTA



 
por Franklin Serrano e Luiz Eduardo Melin  

 

De acuerdo con Josef Stalin (1934):


“La victoria del fascismo en Alemania debe ser vista no sólo como una señal de la debilidad de la clase obrera y el resultado de la traición de la socialdemocracia, que abrió el camino al fascismo. Debe señalarse también como una señal de la debilidad de la burguesía, una señal de que la burguesía ya no tiene condiciones para ejercer el poder según los métodos parlamentarios de la democracia burguesa, por lo que se ve obligada a recurrir, en la política interna, a los métodos terroristas de gobierno”.



En relación a la nueva amenaza fascista que enfrentamos actualmente la situación es parcialmente diferente. En los años `30 del siglo pasado, los liberales toleraban el fascismo para bloquear el crecimiento de la izquierda. Ahora es la "nueva" izquierda que está ayudando a los fascistas a dar una sobrevida al neoliberalismo.

La nueva izquierda, la que se ocupa y se preocupa predominantemente con derechos individuales en detrimento de los derechos sociales y de los intereses de clase, ha ayudado a promover y divulgar, muchas veces de forma inconsciente, el pensamiento del nuevo fascismo. En las redes sociales y otros espacios públicos, la nueva izquierda diariamente da visibilidad a las declaraciones y consignas de la extrema derecha, en nombre de expresar su repudio y su horror a ellas - que de hecho son execrables. El resultado es que se crea una percepción totalmente exagerada del grado de influencia y de adhesión popular que los mediocres "líderes" de esta nueva tendencia derechista efectivamente tienen. Si fueran capaces de pensar estratégicamente, esos líderes neofascistas ciertamente quedar muy agradecidos.

El motivo más profundo, consciente o inconscientemente, de este comportamiento generalizado es el de permitir que la nueva izquierda mantenga su apoyo al neoliberalismo como alternativa "viable", con el pretexto de evitar el mal mayor y la ruina de la civilización por el neofascismo. En este sentido, Obama sistemáticamente exageró la influencia del Tea Party en Estados Unidos para vencer dos veces las elecciones y gobernar implementando abiertamente una agenda neoliberal - incluyendo el Obamacare * - como se vio. Sólo el pésimo desempeño de la campaña que presentaba a Hillary Clinton como candidata "progresista" hizo que esta estrategia inteligente no funcionara, llevando a la inusitada victoria de Trump. Las recientes elecciones en Francia son otro ejemplo del éxito de la misma estrategia. Proponiendo una plataforma rigurosamente neoliberal el "centrista" Macron (no por coincidencia, hasta hace poco ministro en el gobierno del Partido Socialista) recogió amplio apoyo de la nueva izquierda para derrotar la amenaza neofascista del Front National.

El mismo proceso está avanzando en Brasil, donde la nueva izquierda ha repercutido y amplificado bastante el impacto de las posiciones de figuras lamentables como Jair Bolsonaro. Sólo el horror de la nueva izquierda al "populismo" y la arraigada falta de voluntad de criticar al neoliberalismo reinante impiden que la base popular de la izquierda crezca y neutraliza el crecimiento del nuevo fascismo. Es más un ejemplo de la famosa frase de Marx (1852), que dice que la historia se desarrolla primero como tragedia (del fascismo en el origen de la Segunda Guerra Mundial) y luego se repite como farsa, que es lo que vemos con esta reedición del fascismo en la actualidad.

Notas

* WAITZKIN, H. & HELLANDER, I. (2016) “The History and Future of Neoliberal Health Reform: Obamacare and Its Predecessors ” in International Journal of Health Services, Oct;46(4):747-66

Bibliografia

MARX, K. (1852) “O 18 Brumário de Luís Bonaparte”.

STALIN, J. (1934) “Informe al XVII Congresso do Partido Comunista da Unión Soviética”.

original: ACA