El viejo Almacén. BsAs

Surplus Approach

“Es necesario volver a la economía política de los Fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de superar, y, ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde “Petty, Cantillón, los Fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx”. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrasado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada."
Luigi Pasinetti


ISSN 1853-0419

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15 nov 2020

Pateando la escalera hacia el desarrollo

 



 

Por Eugenio Heinze, Fernando Córdoba, Hernán Cahais y Lucas Benitez


El ambientalismo chic desde hace unos años presenta una nueva narrativa que permitió una amalgama perfecta con algunas facciones de las nuevas izquierdas latinoamericanas del siglo XXI. Estas adoptan y llevan como estandarte, durante los últimos meses, una agenda abiertamente apocalíptica en torno a dos hechos que consideramos importantes para el desarrollo del país:

1. El acuerdo firmado con la República Popular China, que permitirá aumentar considerablemente la producción y exportación de carne porcina.

2. La autorización por parte del gobierno nacional a la producción y comercialización del trigo transgénico HB4 desarrollado por Bioceres, CONICET y Florimond Desprez.

En este marco, analizaremos lo que consideramos como el falso dilema entre ambientalismo - desarrollo, promovido por ciertos sectores que, en su afán verde, olvidan los condicionantes de la estructura social, económica y política de los países periféricos. Esto no quita que la cuestión ambiental no sea un tema importante que debe ser abordado por el conjunto de la sociedad, o que el desarrollo económico no tenga impactos en el ambiente. Simplemente, creemos fervientemente que no se puede caer en métodos de análisis ajenos a nuestra realidad.


Argentina-China: Acuerdo de producción de carne porcina

Según datos realizados por el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, el acuerdo prevé una inversión de US $3.800 millones que posibilitará un incremento del stock de madres de 300.000 cabezas en un plazo de 4 años y la creación de 9.500 nuevos puestos de trabajo directos -y otros tantos indirectos-.

El nuevo esquema de producción radica en el desarrollo de 25 granjas porcinas de 12.000 madres cada una. Estas serán unidades cerradas y autosustentables que deberán tener incluído plantas de elaboración de alimento balanceado, biodigestores (generación de energía y bio fertilizantes), criadero ciclo completo, frigorífico exportador, proceso sin laguna de efluentes, oficinas del Senasa y una Aduana en puerta.

De esta manera, se estima producir 882.000 toneladas de carne adicionales que tendrán como destino el mercado chino por un monto de US $2.500 millones anuales. Actualmente, la producción nacional de carne de cerdo ronda las 700.000 toneladas, un 250% superior al volumen producido en 2009, sin haberse registrado ningún desastre ambiental, sino más bien un ciclo virtuoso de inversión - consumo - empleo.

Un claro ejemplo de ello, son los datos suministrados por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos respecto al ranking de países productores de carne porcina, que por cierto, no presentan registros de problemas ambientales por dicha actividad. Por ejemplo, Daniel Schteingart (1) remarca el caso de Dinamarca, país cuya superficie es un séptimo de la provincia de Buenos Aires y en donde la faena anual de chanchos es de 18 millones, contra 6 millones que tiene hoy nuestro país. Y es el caso de Alemania, cuya superficie es similar a la de la provincia de Buenos Aires y en donde la faena anual de cerdos es 55 millones. En ninguno de estos casos, los países registraron problemas ambientales ni sanitarios.



Para concluir, surgen los siguientes interrogantes: ¿Sabrá el ambientalismo chic que la actividad porcina se triplicó desde el 2003 sin generar ningún problema ambiental?; ¿Sabrán que los países mencionados en el cuadro son de los principales productores de carne porcina?; ¿Por qué nosotros deberíamos dejar pasar esta oportunidad?; ¿Que es una falsa solución? Tal vez desde la comodidad de sus ONG`S sea fácil twittear, pero hay millones de personas que no cuentan con la misma suerte y continúan esperando su oportunidad.


Trigo Transgénico HB4, ¿Qué sucede con los agroquímicos?



En octubre pasado, el gobierno nacional publicó en el Boletín Oficial la Resolución N° 41/20, que aprueba la producción y comercialización del trigo transgénico HB4 tolerante a la sequía, desarrollado de manera tripartita entre el CONICET y las empresas Bioceres y Florimond Desprez.

Vale la pena aclarar, que una semilla transgénica es aquella que es producto de una modificación genética en su ADN al incorporarle génes de otro ser vivo. Como resultado, se obtiene una semilla que al ser sembrada y germinada permite obtener un mayor rinde por hectárea, siendo resistente a las inclemencias climáticas como la escasez de agua ó el aumento de la salinidad de los suelos.

Mientras tanto, cientos de intelectuales nacionales se manifestaron abiertamente en contra del uso del HB4 en Argentina. En una carta abierta le solicitaron al gobierno nacional que dé marcha atrás con la aprobación del trigo transgénico porque entienden que es un negocio para las corporaciones al mismo tiempo que transmite sustancias cancerígenas a los consumidores mediante el uso de agroquímicos.

En línea con lo expuesto en el párrafo anterior, muchas veces hemos escuchado hablar de la potencial capacidad tóxica del glifosato sobre el ser humano y el ambiente. Estos argumentos, que circulan en la opinión pública, se tornan caricaturescos cuando se los contrasta con los estudios científicos que demuestran la baja toxicidad del glifosato. Incluso, como señala José Miguel Mulet (2), esta es menor que la de una aspirina y sólo podría ser cancerígeno al ser utilizado en dosis muy altas, ya que pertenece a la categoría 2A del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC). Esta categoría, por ejemplo, es la misma a la que se exponen los trabajadores de una peluquería o los tomadores de mate. Asimismo, el CONICET en un informe vinculado a la incidencia del glifosato en la salud humana y el ambiente realizado en el año 2009 señala: “cabe concluir que bajo condiciones de uso responsable (entendiendo por ello la aplicación de dosis recomendadas y de acuerdo con buenas prácticas agrícolas) el glifosato y sus formulados implican un bajo riesgo para la salud humana o el ambiente.” De esta manera, insistimos en que no hay problemas de toxicidad con el glifosato mientras se utilice correctamente.  


A modo de comentario final, los ambientalistas chic no deberían olvidar que el discurso del desarrollo sustentable es difundido por organismos internacionales que responden a potencias geopolíticas. Al respecto, realizamos una analogía entre el debate que plantea la nota con el trabajo del economista coreano Ha-Jon Chang “Patada a la escalera: la estrategia del desarrollo en perspectiva histórica”. En su análisis, el autor sostiene que el discurso del libre mercado responde a intereses de países que en sus orígenes fueron proteccionistas, y una vez logrado el desarrollo, pregonaron por el liberalismo, obturando el desarrollo productivo de países periféricos. En este sentido, entendemos que lo mismo sucede con el discurso del ecologismo quien intenta remitirnos a un modelo de producción orgánico- medieval.


Notas

(1) Director del Centro de Estudios para la Producción (CEP-XXI) en el Ministerio de Desarrollo Productivo de la República Argentina.

(2) Profesor titular de biotecnología (área de bioquímica y biología molecular) en la Universidad Politécnica de Valencia, Director del Máster de Biotecnología Molecular y Celular de Plantas (CSIC-UPV) e investigador en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP) un instituto mixto que depende del CSIC y de la UPV. Divulgador de temas relacionados con la biotecnología y la alimentación. Autor de "Comer sin Miedo" y "Medicina sin Engaños" (Destino) y de "Los productos naturales ¡vaya timo!" (Laetoli).


Sobre los autores

Estudiantes avanzados de la Licenciatura en Economía Política de la Universidad Nacional de General Sarmiento y miembros fundadores de El Multiplicador.

 

original : ACA

14 oct 2020

El virus de los “ecolochantas”

 


 por Claudio Scaletta

 

La información del avance de un acuerdo con China para aumentar las exportaciones de carne porcina fue tomada como bandera por la rama sectaria de las corrientes ecologistas. Frente a la esterilidad del debate generado resulta de vital importancia romper la construcción de la falsa dicotomía entre desarrollo y cuidado ambiental. Estar a favor del desarrollo no significa estar en contra del cuidado del medio ambiente, y estar a favor del cuidado del medio ambiente no debería ser la negación del desarrollo. Semejante contradicción no es una creación del ecologismo, sino de su rama sectaria, una corriente de banderas brumosas con profusa difusión gracias al potente respaldo de la “geopolítica”, palabra que refiere a las relaciones del poder internacional real y que suele utilizarse para evitar el uso de la más estigmatizada “imperialismo”. La hipótesis de este artículo, que intentará ser demostrada, es que bajo la apariencia de una buena causa las sectas ecologistas son una corriente de pensamiento reaccionario funcional al imperialismo. Se trata de un debate cuya magnitud excede largamente a lo que puede desarrollarse en un breve artículo, por lo que se propone un esfuerzo de síntesis.

  En una economía como la argentina existe un dato básico no incorporado al sentido común de la población: aumentar salarios, o pensando en el conjunto de la economía: aumentar la masa salarial, demanda dólares. Si se quiere avanzar en la inclusión social se necesita aumentar la provisión de divisas. La razón es que, dada la estructura productiva local, cuando aumenta el consumo aumenta la demanda de bienes y servicios que, o bien tienen una alta composición de insumos importados o son directamente importados, por ejemplo vehículos, electrodomésticos, electrónicos, viajes al exterior, etc. Sin embargo, mientras el nivel de importaciones depende del ciclo interno, es decir de la evolución del PIB, el nivel de exportaciones depende de la demanda del resto del mundo. Dada la estructura productiva local, cuando la economía crece, a partir de cierto punto las importaciones crecen mucho más rápido que las exportaciones lo que conduce a la escasez de divisas y, en consecuencia, a la inestabilidad macroeconómica. Por ello, los economistas de distintas corrientes suelen coincidir en la necesidad de aumentar las exportaciones, aunque no lo hagan en el para qué y cómo lograrlo. Sin meterse en esta discusión existe un consenso en que para crecer y desarrollarse se necesitan divisas y que para hacerse de divisas una de las vías más genuinas es aumentar las exportaciones y/o sustituir importaciones.

Original: ACA