El viejo Almacén. BsAs

Surplus Approach

“Es necesario volver a la economía política de los Fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de superar, y, ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde “Petty, Cantillón, los Fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx”. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrasado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada."
Luigi Pasinetti


ISSN 1853-0419

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17 mar 2015

Los productores de petróleo son los más afectados




Contrariando una vez más la mayoría de los pronósticos, el dólar volvió fortalecerse tanto en relación a las commodities como en comparación con el resto de las monedas nacionales. 

La fuerte recuperación de la economía y la notoria reducción del empleo estadounidenses hacen prever que la FED comenzará a subir las tasas de interés aumentando el premio de los activos norteamericanos. Esto sucede al mismo tiempo que en Europa y Japón las autoridades monetarias decidieron aumentar los estímulos, buscando amortiguar las tendencias deflacionarias que sufren desde hace años. A modo de ejemplo, los títulos a 10 años hoy rinden aproximadamente un 2% en EE UU y menos del 0,5% en Japón y Alemania. A este panorama se agregan los cambios observados en el mercado internacional del petróleo. Tanto la producción como las exportaciones norteamericanas de hidrocarburos están creciendo notablemente, hecho que empujó a la baja el precio internacional del crudo y tendió a revertir el déficit comercial del país, el cual también mejora con la apreciación del dólar, ya que las importaciones se abaratan debido a que la mayoría de los bienes que se transan en los mercados internacionales se cotizan en dicha moneda. Así, la reducción del déficit de cuenta corriente norteamericano también hace prever una menor abundancia de dólares para la economía mundial.  

Un dólar fuerte equivale una devaluación del resto del mundo y a un reflujo de capitales hacia Estados Unidos, con el consiguiente impacto en materia de inflación y sostenibilidad externa, en especial en los países periféricos. 

Los más afectados por el momento son los países productores de petróleo, como Rusia, Venezuela, Irán e incluso Brasil, que sufrieron fuertes devaluaciones en los últimos meses. Por el momento es difícil adivinar por cuanto tiempo el petróleo se mantendrá en estos niveles, ya que peligran numerosos proyectos de inversión, como el propio fracking liderado por EEUU, el Presal brasileño, etc., lo que haría prever una reducción de la oferta a futuro. 

Pero si se tiene en cuenta que la mayoría de las materias primas también registraron caídas en sus cotizaciones, es poco probable que algún país de la región salga indemne a estos cambios. De cualquier modo, la acumulación de reservas internacionales y el fuerte desendeudamiento en dólares alcanzado por casi todos estos países en la última década, tornan improbable una crisis de deuda como la padecida durante los años ochenta.

29 sept 2013

Desarrollo Económico vs Antidesarrollo Sustentable





Por Alejandro Fiorito*


Desde los años ‘70, el discurso ético y políticamente correcto de la ecología recorre el mundo. Su línea de largada fue el informe realizado por un grupo de científicos, políticos y empresarios a instancias del Club de Roma, en el que se anunciaba una gradual debacle humana en el lapso de cien años. Se concluía allí que el nivel de recursos remanentes del planeta era incompatible con el crecimiento económico mundial. El modelo presentado no consideraba, por ejemplo, la posibilidad futura de saltos tecnológicos. Tampoco la enorme capacidad adaptativa de la sociedad humana. El debate resultante posterior configuró un verdadero decálogo del antidesarrollismo para los países periféricos. No sorprende por ello la rápida acusación de “economicismo” a todo quien hable de crecimiento económico, aún en una discusión que tiene como centro evitar la restricción estructural de divisas de un país, una de las condiciones necesarias para el desarrollo.

  En el peculiar universo ecologista se argumentan escenarios futuros de catástrofes hollywoodenses, se reproduce con nostalgia la idea de que “todo tiempo pasado fue mejor” y se exaltan las civilizaciones antiguas como poseedoras de saberes ambientales inmanentes. Figuras públicas, académicos y ONGs reproducen un sentido común de ser “ciudadanos del mundo”. Pero tan noble preocupación por el planeta suele no ser retribuida cuando una crisis económica jaquea al espacio nacional en el que viven. El ecologismo parece habitar un mundo donde no existe la cuestión nacional, donde no hay Estados en competencia. 

 Esta ideología es rescatada tanto por la izquierda; para quien los límites de la naturaleza parecen haber reemplazado en el relato de la barbarie capitalista al embate revolucionario de los trabajadores, como por la derecha; a través paradigma neoliberal de la escasez. Desde allí se exageran, sin pruebas científicas definitivas o sin datos específicos, los perjuicios que ocasionaría el crecimiento económico nacional, al que se prefiere sacrificar en beneficio tácito de los países centrales ya desarrollados. Paradójicamente es la pobreza por no desarrollo la que representa el peor riesgo contaminante del ambiente.

  En el caso de la explotación de hidrocarburos por medio de la tecnología del fracking, no se dice que su riesgo ambiental es similar al de un pozo convencional. En formaciones como Vaca Muerta o Los Molles, en la provincia de Neuquén, la roca madre sobre la que se provocarán las fracturas masivas cuando lleguen las inversión es se encuentran a profundidades de entre 2000 y 3000 metros y en capas de entre 100 y 300 metros de espesor. Nunca se detalla, por ejemplo, que los acuíferos a más de 1000 metros no son potables por su altísima salinidad, de hasta diez veces el promedio marino. Por lo general, los pozos de agua dulce no superan los 100 metros. En consecuencia, no es factible conectar por fracking los dos niveles subterráneos y contaminar el agua, más si se considera que las fracturas hidráulicas alcanzan alrededor de 50 metros. 

  Seguramente la económica no es la única perspectiva para la compleja relación entre desarrollo económico y tecnologías aplicadas. Pero cualquiera sea el plano de análisis, debería existir alguna recomendación, un curso de acción preciso para solucionar el problema específico. Sin embargo, es sintomático que ante la falta de ideas claras para el desarrollo se apele a cualquier argumento sin que aparezca ninguna alternativa. Por ejemplo, se proponen opciones tecnológicas “no neutrales” que muestren lo complejo del tema acometido, dando un curso de acción hacia una discusión “sin incongruencias epistemológicas” y “hacia un sistema de organización política, social y económica diferente”. La tarea, por supuesto, escapa a cualquier cronograma gubernamental.


  Tampoco queda claro cuáles serían esas opciones económicas, sociales y políticas de un sistema de organización diferente, literalmente ideal. En la economía capitalista (hoy sin rupturas y tendencias observables a formaciones socialistas) existen procesos de histéresis tecnológica, es decir; de continuidad y complementariedad de la estructura productiva en el tiempo. Son los Estados quienes al impulsar el desarrollo modifican las condiciones productivas, aunque no por ello sin ninguna estimación de costo ambiental. En la tarea deben considerar la base tecnológica real sobre la que se asienta su economía junto a los costos de oportunidad de las modificaciones técnicas a incorporar. Una visión pro desarrollo está obligada a pararse en la realidad efectiva desde el Estado Nacional de acuerdo con parámetros internacionales de menor contaminación relativa, dadas las tecnologías a emplear y los costos de oportunidad. ¿No crecer es una alternativa? Sería bueno que los ecologistas lo digan claramente. También deberían ser más claros a que se refieren cuando demandan una tecnología “no colonial”. Parece difícil operar coyunturalmente con recomendaciones tan genéricas.

  Creer en “otros mundos” no produce daño alguno, siempre que el creyente se fije atentamente en la vida… y ésta, en sociedades tecnológicas y de hábitos, es regulada normalmente por la persistencia y complementariedad de los procesos. 
El capitalismo sigue siendo el que era: una creación estatal de disputa sin tregua y que no da muchas opciones para los más débiles. Y  la ecología como discurso “ético” es otro campo de batalla interestatal en contra del desarrollo periférico.

*Profesor de UNLU

Original: Cash Pagina 12