Por Carlos Pinkusfeld Bastos & Fernando Maccari Lara
La "hipótesis" de la contracción fiscal
expansiva ha visto días mejores. Atrás
han quedado los años 1990, cuando el ajuste fiscal de Estados Unidos parecía para
los despistados, fortalecer el mito neoliberal (ver Serrano y Braga 2006). Hoy
en día las desastrosas consecuencias del ajuste aplicado por la Unión Europea
para países como Grecia, España, Portugal parecen mostrar el impacto
contractivo de ... políticas contractivas fiscales.
Aun suponiendo que en el corto plazo estas
políticas "pueden" ser contractivas, los economistas ortodoxos se
aferran a la receta como la única alternativa para obtener mejores resultados
en el mediano y largo plazo. Después
de todo, sin distorsiones creadas a través de la acción política, habría una
tendencia automática al pleno empleo, con interés y salarios tendiendo a sus
honorarios "naturales" .. ".
Economistas heterodoxos, ya que utilizan el principio de la demanda efectiva para la determinación de la producción en el corto y largo plazo, tienen la oportunidad de conocer en el ejercicio de las políticas contractivas la confirmación de sus teorías: reducen el crecimiento y podrían conducir a la recesión. Curiosamente, este punto de vista es en gran parte inexplorado en el debate brasileño. Las políticas de ajuste ortodoxo encuentran apoyo incluso en los sectores gubernamentales supuestamente más heterodoxos / desarrollistas, y entre los comentaristas 'críticos' (ver Zero, 2015) amigables con el gobierno. Al parecer, lo que apoya la necesidad de ajuste para ellos es el supuesto éxito de esta estrategia cuando fuera adoptada en 2003 por el presidente Lula.
Economistas heterodoxos, ya que utilizan el principio de la demanda efectiva para la determinación de la producción en el corto y largo plazo, tienen la oportunidad de conocer en el ejercicio de las políticas contractivas la confirmación de sus teorías: reducen el crecimiento y podrían conducir a la recesión. Curiosamente, este punto de vista es en gran parte inexplorado en el debate brasileño. Las políticas de ajuste ortodoxo encuentran apoyo incluso en los sectores gubernamentales supuestamente más heterodoxos / desarrollistas, y entre los comentaristas 'críticos' (ver Zero, 2015) amigables con el gobierno. Al parecer, lo que apoya la necesidad de ajuste para ellos es el supuesto éxito de esta estrategia cuando fuera adoptada en 2003 por el presidente Lula.
Para comprobar si no están incurriendo en una
ilusión óptica, es necesario, a continuación: (a) recordar las condiciones que
prevalecieron en el año 2003 y analizar si la situación es similar en el 2015; (B)
verificar que la recuperación a partir de 2004 tenía algo que ver con el ajuste
fiscal; (C)
para investigar si las condiciones para una recuperación se colocan en el
horizonte cercano.
Sobre el primer punto, se plantea la cuestión de si las condiciones previas para el ajuste de 2015 son similares a las condiciones de 2003. Esta similitud no existe, cuando se considera el crecimiento del producto, ya que, en 2002, la economía brasileña creció un 2,66% mientras que el crecimiento en 2014 fue prácticamente nulo. El siguiente gráfico se muestra una diferencia importante también con respecto a la sincronización del ciclo económico en cada caso.
Gráfico 1 - Tasa anual de crecimiento del PIB (periodicidad trimestral)
El ajuste de 2003 se hizo después de dos
trimestres de clara recuperación del crecimiento en el segundo semestre de
2002. El ajuste de 2015 se produce en secuencia a un proceso de rápida desaceleración
del crecimiento. Así,
mientras que la política contractiva en 2003 enfría un proceso de recuperación
en curso, una política similar adoptada hoy tiende a intensificar la
desaceleración, resultando muy probablemente en una caída del PIB en los
próximos
trimestres.
Acerca de este impacto, que quede claro: las políticas monetarias y fiscales contractivas adoptadas en 2003 eran muy eficientes, es decir, muy contractivas. La tasa de crecimiento del PIB en 2003 fue inferior a la mitad del registrado en el año anterior. Hubo una reducción en el gasto de los consumidores en casi un 1% y la inversión reducida en aproximadamente un 4,5%, lo que resulta en una contribución negativa de la demanda interna al crecimiento. Luego se pregunta cómo, antes de la retracción del consumo y la inversión, que era posible lograr un modesto crecimiento del 1,16% en el año 2003? El siguiente cuadro es bastante esclarecedor.
Acerca de este impacto, que quede claro: las políticas monetarias y fiscales contractivas adoptadas en 2003 eran muy eficientes, es decir, muy contractivas. La tasa de crecimiento del PIB en 2003 fue inferior a la mitad del registrado en el año anterior. Hubo una reducción en el gasto de los consumidores en casi un 1% y la inversión reducida en aproximadamente un 4,5%, lo que resulta en una contribución negativa de la demanda interna al crecimiento. Luego se pregunta cómo, antes de la retracción del consumo y la inversión, que era posible lograr un modesto crecimiento del 1,16% en el año 2003? El siguiente cuadro es bastante esclarecedor.
Gráfico 2 Comportamiento de las Exportaciones 2003 - 2014
El valor de exportación llega a disminuir en algunos meses de 2002, pero, a
partir de mediados de este año, ya tiene una tendencia de recuperación. El
movimiento se acelera durante el 2003 y el crecimiento medio anual alcanza un impresionante
25%, estabilizándose en torno al 20% anual. En
2004 hubo una mayor aceleración del crecimiento de las exportaciones y de las
tasas de crecimiento fueron, en promedio, alrededor del 30% por año.
En resumen, esta perfomance bastante positiva de las exportaciones logró contrarrestar, al menos en parte, el impacto de las medidas contractivas en la demanda interna en 2003. Esta historia es bien conocida, pero parece haber sido olvidada por los que abogan por el ajuste fiscal en 2015. El pequeño crecimiento positivo del PIB en el año 2003 se logró a pesar de las medidas contractivas, debido a la contribución positiva del sector exterior.
Mediante el análisis de los años subsiguientes que
se configuran con una duración del ciclo expansivo y una intensidad que no habían
sido registrados en Brasil por lo menos desde la década de 1980, ya no se puede
dar protagonismo al sector externo. La
recuperación de la demanda interna durante el año 2004 es el factor más
importante para explicar el crecimiento de 5,7%. A
pesar del excelente desempeño continuado de las exportaciones, la contribución
del sector exterior es cada vez más pequeña, convirtiéndose en negativa desde
mediados de 2006, debido al aumento significativo en el coeficiente de
importaciones lo largo de dicho ciclo de expansión. Así
que dar pabulo al buen desempeño de los años 2004 a 2010 exclusivamente a la
situación externa es tan erróneo como argumentar que la contracción fiscal 2003
tuvo un impacto en la aceleración de un mayor crecimiento.
Antes de proceder a la identificación de los elementos de la demanda interna que determinaron este comportamiento del crecimiento, parece importante para derribar unos malentendidos sobre el alcance y la duración del "ajuste fiscal" de 2003. Al asumir el cargo de ese año, el presidente Lula se comprometió a elevar el superávit primario y de hecho cumplió su compromiso. El instrumento para lograr este resultado fue el recorte del gasto público que, ese año se retrae en 3,75%. De los componentes del gasto, la más sacrificada fue la inversión pública, que era aproximadamente un 60% inferior al del año anterior (véase Bastos et al, 2015).
En 2004, el superávit primario se elevó de nuevo, pero esta vez el crecimiento de la demanda interna llevó a un aumento significativo en el PIB del 5,7%. Tendrían razón entonces los partidarios de la contracción fiscal expansiva? La recuperación de la demanda interna en 2004 sería una consecuencia del aumento de la "confianza" en que el gobierno sería responsable de las cuentas públicas? No, de ninguna manera. De hecho, esta combinación de resultados sólo demuestra, una vez más, que el resultado fiscal ex post es un mal indicador del impacto de las acciones de política fiscal sobre el nivel de actividad.
Resulta que la evolución de los ingresos del sector público depende del desempeño de la economía, es decir, los ingresos crecen con el aumento de la producción. Esto es clave para entender cómo el superávit primario puede haber crecido en 2004, aunque el gasto directo del gobierno ha crecido en términos reales, un 6,6%!%! En resumen, incluso con un gasto mucho mayor respecto al año anterior, el sector público podría alcanzar un superávit primario también más alto, debido al crecimiento más que proporcional en los ingresos.
Además de la política fiscal, aunque no ha sido
espectacularmente expansiva, ha proporcionado a la economía en general un
impulso no sólo positivo y creciente entre 2004 y 2009, y sigue siendo positivo
en 2010. En otras palabras, a pesar del mantenimiento de superávits primarios
significativos, la
demanda agregada fue estimulada, positiva y cada vez más, por la política
fiscal en este período. Es
cierto que el superavit era incluso varias veces mayor que el necesario para
estabilizar la deuda con el PIB, supuestamente la razón de su existencia (ver
Bastos et al, 2015). Por
lo tanto, aunque la contribución expansiva del sector público puede haber sido
menos de lo que hubiera sido permitido por los parámetros muy conservadores del
trípode macroeconómico, la señal era positiva a lo largo del período 2004-2010.
Aclarado este punto, podemos volver a examinar los elementos de la demanda agregada interna para explicar la aceleración del crecimiento en el período comprendido entre 2004 y 2010. El consumo fue uno de los componentes de la demanda interna que él llevó a cabo la aportación más estable después de una recuperación bastante rápida 2004. Con el fin de analizar su comportamiento, hay que considerar que hay una parte inducida por el crecimiento de los ingresos, especialmente los salarios, y otra parte autónoma, fuertemente influenciados por las condiciones de crédito.
Después de una caída significativa en 2003, el
saldo de los préstamos a los individuos en proporción del PIB se mantuvo
prácticamente al mismo nivel en 2004 y se recupera con fuerza desde 2005.
Teniendo en cuenta sólo la parte de crédito para las personas fisicas, existe
una clara trayectoria
de crecimiento a partir de 2004. Una tendencia similar se observa para los
salarios, cuyo valor real cae bruscamente en 2003, creciendo moderadamente en
2004 y con más fuerza a partir de 2005. En este sentido, también se debe
destacar la política fuerte aumento
del salario mínimo más allá de los efectos directos sobre los trabajadores que
la reciben, tiene un efecto muy importante en la estructura salarial actual y
el crecimiento de las transferencias de pensiones cuyo valor básico está
indexado al mínimo.
El hallazgo de que el comportamiento del consumo
fue fundamental en el ciclo de crecimiento a partir de 2004 a veces eclipsa el
hecho, también fundamental, que la inversión privada reaccionó de forma bastante
vigorosa. En
otras palabras, el llamado proceso de inducción de inversión por el crecimiento
de la demanda agregada funcionó como se esperaba, al menos a partir de 2006.
Retomando las preguntas planteadas al inicio de
este texto, creemos ya haber dejado claro que el buen desempeño de la economía
desde 2004 no tenía nada que ver con el ajuste fiscal. Más
bien, el ajuste de 2003 es altamente perjudicial para el crecimiento y la
relajación de la política fiscal a partir de 2004 comenzó a contribuir, aunque
no muy intensamente al crecimiento. Ahora
vamos a enfatizar porque el escenario de 2015 es peor que el de 2003.
Contrariamente a lo que algunos defensores de
ajuste fiscal general defienden, la alta inflación heredada del gobierno de FHC
no fue el resultado de un crecimiento excesivo o exceso de demanda, como lo
demuestran los datos sobre el mercado laboral y el desempeño general de la
economía en 2002. Como
es habitual en el caso de Brasil la devaluación rápida en el segundo semestre
de 2002 tuvo un fuerte impacto en la inflación. Por
lo tanto, el camino opuesto fue perseguido por el gobierno en el 2003, después
de haber tenido una rápida apreciación
del tipo de cambio desde marzo. En
términos nominales, el dólar estaba ya en junio de 2003 con un valor de 20% por
debajo de los vigentes en marzo y se mantuvo en ese nivel durante toda la
segunda mitad. Teniendo
en cuenta los valores medios, la segunda mitad de 2003 el tipo de cambio fue de
aproximadamente un 15% más valorada en términos nominales y un 17% más valorada
en términos reales, en comparación con el segundo semestre de 2002.
Parece, no está en la agenda del actual gobierno
una senda de apreciación de la misma intensidad. También
hay diferencias importantes con respecto a la situación externa. La
trayectoria de la balanza comercial se muestra no favorable y la economía
brasileña ha registrado importantes déficits en cuenta corriente, incluso en el
contexto de bajo crecimiento. Estos
déficits aún deben ir acompañados con una gran cantidad de atención y su
persistencia de hecho recomendaría precaución si la intención del gobierno es
seguir una política para reanudar el crecimiento. Aún
así, los datos positivos como el importante volumen de reservas acumuladas, una
gran parte de los pasivos en moneda nacional de las existencias registradas en
la posición de inversión internacional y el hecho de que, al menos hasta el
final del primer mandato de la presidenta Dilma, no hubo dificultades para
financiar el déficit en cuenta corriente con las entradas de capital, tampoco
autorizan justificar el ajuste fiscal prometido debido a las dificultades
externas (ver Lara, 2014). Pero
es muy dudosa la hipótesis de que un ajuste fiscal en sí mismo puede contribuir
a mejorar las condiciones de inserción internacional. Poco
se discute, por ejemplo, la posibilidad de que mediante la inducción de una
recesión, esta política podría terminar siendo un inhibidor del factor de
atracción de inversión extranjera directa, lo que dificulta la financiación del
déficit en transacciones corrientes. En
resumen, si por un lado, no puede ser caracterizada como una crisis monetaria a
las condiciones que prevalecen a comienzos de 2015, por otro lado también sería
prudente apostar una tendencia significativa apreciación del real frente al
dólar.
Por lo tanto, la opción política dirigida a un tipo de cambio más depreciado y el hecho de que el ajuste fiscal no puede contribuir a controlar la inflación que no es de demanda, posiblemente impliquen probablemente dificultades para contener el aumento de precios, al menos en el corto plazo. Y el probable impacto negativo de la inflación sobre los salarios reales autoriza el proyecto de una actuación más bien débil del consumo privado en el futuro cercano. De hecho, para criticar el intento de devaluación de la moneda en el primer gobierno de Dilma, Bresser Pereira (2015) afirma que el fracaso de esta política fue que no se combinó con el ajuste fiscal, es decir, por no haber sido generada de forma simultánea una tasa de desempleo lo suficientemente alta para evitar la transferencia de descarga del tipo de cambio a los salarios nominales y precios del servicio. Por lo tanto, la reducción de los salarios reales y el consumo en consecuencia inducidos, son elementos centrales de la política que se está implementado a partir de 2015.
Por el lado del consumo autónomo el horizonte de
expansión tampoco parece muy prometedor. A
diferencia del escenario de 2004, a finales de 2014 el saldo de las operaciones
como proporción del PIB representó alrededor del 55% del PIB. Ya
no es, por lo tanto, un mercado deprimido en el que las innovaciones
financieras inducen con cierta facilidad la entrada en masa de nuevos
contratistas, generando un impacto significativo en el consumo de bienes
durables. Además,
las altas tasas de interés y plazos ajustados constituyen un marco de crédito
en Brasil tal que incluso si el volumen de PIB no es el más alto, hay un
compromiso de los ingresos de las familias con un mayor servicio de la deuda que
en el período de fuerte expansión entre 2005 y 2010. Esto implica una menor
disposición o incluso capacidad, para la expansión de la deuda privada.
Gráfico 3 compromiso del ingreso de las Familias con el servicio de la deuda
Gráfico 3 compromiso del ingreso de las Familias con el servicio de la deuda
Como era de esperar, los datos sobre la inversión inicial son los peores posibles, ya que no es racional por parte de los capitalistas que aumentaran su capacidad de producción justamente en un tiempo de retracción de la demanda. A la situación política se suma otro elemento negativo en relación a esta variable. Según el informe de perspectivas de inversión (de referencia), "los sectores de Petróleo y Gas y Logística Infraestructura tendrían [el] importante papel de impulsar las inversiones en la economía... En el primer caso, depende de la exploración de petróleo en el pre -sal. En el segundo, la realización de concesiones y asociaciones público-privadas. "(BNDES 2014 p. 2). Obviamente, ambos objetivos están seriamente en jaque, de acuerdo con los asuntos legales que involucran tanto Petrobras como contratistas.
Para responder a las preguntas planteadas al
principio, no parece haber espacio racional para considerar que la consecuencia
del ajuste actual no sea la profundización de la recesión y la elevación del
desempleo. A
diferencia de 2003, cuando las exportaciones se aceleraron y había un amplio
espacio para el aumento del consumo a través del crédito y la recuperación
salarial, hoy todos los componentes de la demanda apuntan a los malos
resultados de crecimiento. La
política fiscal, lo que podría, al menos, ser parcialmente compensado, viene a
profundizarse en esta tendencia.
La repetición de dicho ajuste aumentaría la
confianza de los inversores privados, de hecho, se refiere al argumento de que
el gobierno cree en la figura del "hada de la confianza", creada por
el economista Paul Krugman. El
ejemplo de hadas ilustra la confianza irracional, casi mágica, que el ajuste
fiscal, supuestamente debido a la voluntad de los empresarios para invertir en
el discurso ortodoxo actual. En
lugar de un cuento de hadas, el ajuste fiscal es presentado prácticamente como la
única arma política económica, podría llevar al país a un revés que
aliena la base electoral del gobierno. En
última instancia, este proceso puede comprometer la trayectoria del progreso
social y democrático experimentado en la primera década de este siglo.
1. En el caso de Brasil la carga tributaria en el
período fue pro cíclico. Es
decir, creció como proporción del PIB sin aumentar las tasas de impuestos, pero
debido a factores relacionados con el propio crecimiento de la economía en su
mayor formalización en el mercado laboral. Ver Santos (2010).
Referencias:
Bastos, C. P, Rodrigues, R, Lara, F.M (2015) “As finanças públicas e o impacto fiscal entre 2003 e 2012: 10 anos de governo do Partido dos Trabalhadores” Ensaios FEE, v. 36, n. 1, 2015 (no prelo).
Bresser-Pereira (2015) “O estranho mas inevitável ajuste” em Valor Econômico 10/04/205
BNDES (2014) Perspectivas do Investimento 2015-2018 e Panoramas Setoriais
Lara, F. As condições externas justificam um ajuste recessivo? Carta de Conjuntura FEE, v. 23, n. 11, novembro de 2014. Disponível em: http://carta.fee.tche.br/article/as-condicoes-externas-justificam-um-ajuste-recessivo/
Santos, C. Um panorama das finanças públicas brasileiras 1995/2009.In. Castro, J.; Santos, C.; Ribeiro, J. (Orgs.). Tributação e equidade no Brasil: um registro da reflexão do IPEA no biênio 2008-2009. Brasília: IPEA, 2010.
Serrano, F e Braga, J (2006) “O mito da contração fiscal expansionista nos EUA durante o governo Clinton”. Economia e Sociedade, Campinas, v. 15, n. 2 (27), p. 213-239, ago. 2006.
Zero, M (2015) “Os riscos relativos do ajuste e o risco absoluto do golpismo”. Brasil Debate. Disponível em: http://brasildebate.com.br/os-riscos-relativos-do-ajuste-e-o-risco-absoluto-do-golpismo/
Referencias:
Bastos, C. P, Rodrigues, R, Lara, F.M (2015) “As finanças públicas e o impacto fiscal entre 2003 e 2012: 10 anos de governo do Partido dos Trabalhadores” Ensaios FEE, v. 36, n. 1, 2015 (no prelo).
Bresser-Pereira (2015) “O estranho mas inevitável ajuste” em Valor Econômico 10/04/205
BNDES (2014) Perspectivas do Investimento 2015-2018 e Panoramas Setoriais
Lara, F. As condições externas justificam um ajuste recessivo? Carta de Conjuntura FEE, v. 23, n. 11, novembro de 2014. Disponível em: http://carta.fee.tche.br/article/as-condicoes-externas-justificam-um-ajuste-recessivo/
Santos, C. Um panorama das finanças públicas brasileiras 1995/2009.In. Castro, J.; Santos, C.; Ribeiro, J. (Orgs.). Tributação e equidade no Brasil: um registro da reflexão do IPEA no biênio 2008-2009. Brasília: IPEA, 2010.
Serrano, F e Braga, J (2006) “O mito da contração fiscal expansionista nos EUA durante o governo Clinton”. Economia e Sociedade, Campinas, v. 15, n. 2 (27), p. 213-239, ago. 2006.
Zero, M (2015) “Os riscos relativos do ajuste e o risco absoluto do golpismo”. Brasil Debate. Disponível em: http://brasildebate.com.br/os-riscos-relativos-do-ajuste-e-o-risco-absoluto-do-golpismo/
Original : Carta Maior
No hay comentarios:
Publicar un comentario