Reproducimos traducido un audio en italiano inedito del profesor Garegnani, hablando de Piero Sraffa y su faz política. Se agradece envio del link al colega Santiago Gahn.
Discurso de
Pierangelo Garegnani.
Roma, 5/03/1999
Agradezco a los organizadores de esta reunión que
culmina, por lo que Importante, las conferencias que tuvimos el año pasado con
motivo de centenario del nacimiento de Sraffa, y que se refería a la actividad
a la que él ha dedicado la máxima parte de sus energías: la ciencia económica.
De hecho, era importante recordar el profundo compromiso
de Sraffa y sobre todo la calidad singular de ese compromiso, por lo que para
poder comenzar a ver comprensivamente lo que en el futuro, creo, se podrá
indicar como una de las más grandes personalidades intelectuales del siglo.
Declaro que lo que voy a decir es solo el resultado de
memorias muy subjetivas concerniente a Sraffa como persona, y que considero
importante entender, de hecho, la calidad de su compromiso político. Tampoco
haré ningún intento de describir o analizar su pensamiento político, y mucho
menos su actividad política. De esto creo que hablaran los colegas que tengo al
lado [Nerio Naldi, Marcello De Cecco, Andrea Ginzburg, N.d.A.]
En otra ocasión dije que había habido un uso apasionado por
parte de Sraffa de la razón, para dejar al descubierto lo que es fácilmente engañoso
en las ciencias sociales. En la misma ocasión hablé de otro aspecto de Sraffa,
que aparentemente se encuentra en un nivel completamente diferente: lejos de la
lucha académica y gentilmente distante, Sraffa se abría tan pronto como veía
signos de sinceridad, de sincera dedicación a los estudios o incluso simple
vitalidad espontánea.
A pesar de la diversidad de los dos planos, creo que las
motivaciones profundas del primer aspecto de Sraffa son las mismas que las del
segundo aspecto, y también las motivaciones de su forma de ser "un hombre
de izquierda".
En el centro de su personalidad indudablemente había una
singular fuerza intelectual, que apoyaba una independencia de pensamiento no
menos singular me hacen pensar en lo que, dijo un juez en el juicio a Gramsci:
"debemos evitar que esa cabeza piense": él lo sabía, y si pudiera,
ese juez ciertamente habría dicho lo mismo de Sraffa.
Pensar, en el sentido en que Gramsci
y Sraffa han pensado no es cosa frecuente. Recuerdo cierto asombro cuando leí a
un político inglés del tiempo de Ricardo, quien definió a Ricardo,-el gran
economista-, con muchos aspectos similares a Sraffa en su carácter como «un
hombre venido de la luna». Cómo pensé, Ricardo, un gran corredor de la bolsa de
valores de Londres, que con las especulaciones adecuadas se enriqueció en pocos
años, en contacto con los más importantes personajes del mundo político e
intelectual inglés de la época, "un hombre venido de la luna"?
Entonces me pareció entender. Ricardo pensaba en el
mismo sentido en que Sraffa e Gramsci pensaron. Y aquellos que piensan de esa
manera siempre son, en cierto sentido, un poco 'el hombre vino de la luna".
Es porque tiende a ver las cosas por lo que son, y no como se ven generalmente,
con los diversos sedimentos nacidos de los múltiples y alternativos intereses
para no verlos, y en todo caso no para representarlos exactamente como son,
pero siempre con una sutil o no. alteración o mutilación. Y porque las cosas
mutiladas y alteradas pierden la vida, a menudo se tiene la impresión, incluso
en el mundo de la ciencia, de estar vagando entre fantasmas grises. Este no fue
el caso cuando se estaba cercano a Sraffa.
Esa fuerza intelectual y la independencia de
pensamiento, que era su expresión, alimentó un segundo elemento central de la
personalidad de Sraffa: un profundo sentido de la igualdad. Se ha escrito de él
como un erudito para el cual edad, posición social, nacionalidad, no constituían
ninguna barrera. Había en él un sentido controlado, casi de rebeldía, hacia
aquello que oprime a las masas de personas, ahogando sus posibilidades de vida
y crecimiento. Un sentido de revuelta que tal vez tenía raíces comunes con esa
espontaneidad y vitalidad que tanto apreciaba a nivel personal. Un recuerdo,
una broma, muy simple, que vinculo a este sentido de igualdad de Sraffa:
"un cabo a menudo podría dirigir una batalla mejor que un general, si
pudiera mandar".
Y finalmente, paso a una tercera característica sobresaliente
de Sraffa, nada menos importante para entender la calidad de su compromiso
político, creo. Un pulido y casi despiadado realismo en el análisis de los
hechos. Una molestia, diría física, para cada alteración de la conveniencia de
la realidad, incluso si se hace con las mejores intenciones.
Este realismo, con la visión crítica tan a menudo
recordada acerca de él, sí por lo tanto, también se dirigió, y más - aunque por
supuesto de una manera particular – una quien estaba cerca de él por ideas e
intereses. Él se dirigía, uno diría, en primer lugar a sí mismo
Yo diría que con estas tres cualidades – una excepcional
fuerza intelectual, un profundo sentido de igualdad, y un realismo lúcido, nos
hemos acercado más a la comprensión de la singularidad del compromiso político
de Sraffa. En su centro la irreductible independencia de análisis y juicio, y
respeto íntimo de la verdad por conveniente o inconveniente que fuese.
Esta independencia y respeto por la verdad son en
realidad, atestiguados de forma clarísima a partir de la evolución de la posición
de Sraffa hacia Marx. Singular, si no único tal vez entre los de los estudiosos
que se han referido al marxismo.
Atraído por el socialismo y el marxismo desde la
adolescencia temprana – e políticamente activo en el período inmediato de
posguerra - y después, más tarde con la experiencia política de la oficina de
empleo de la ciudad de Milán, que terminó después de la captura fascista de la
Municipalidad, Sraffa abordó el estudio sistemático de la teoría económica, pero
no aborda el "Capital" de Marx, que era probablemente difícil de
entender, aunque con la honestidad típica y seguridad intelectual - se dirige a
Marshall, en cuanto a la figura central de entonces de la teoría dominante,
donde identificará rápidamente en el elemento subjetivo de esta teoría las huellas
de la intención política de la hacer una apología del sistema: Rastros que, sin
embargo, cree que pueden separarse del aparato conceptual de la base de
Marshall y que, por lo tanto, lo ve como una gran (el aparato conceptual)
adquisición científica.
Y mientras lo aborda con simpatía, él verá en la teoría
del valor del trabajo de Marx un elemento no científico de signo opuesto pero
paralelo a las intenciones políticas del subjetivismo de Marshall: el resultado
de las luchas de clase - los dos elementos paralelos - que tienen durante
aproximadamente un siglo, pero que ahora es necesario, en su opinión, liberarse
para llegar a un análisis científico de los fenómenos económicos y que ya Sraffa
parece pensar que será un resultado crítico fundamental.
Antes de pasar a la segunda fase de este itinerario de
la posición de Sraffa hacia Marx, subrayaría la singularidad de esta primera
fase: acercarse a la ciencia Economía con motivaciones críticas y posiciones
esencialmente políticas marxistas. Pero debido a las dudas sobre el peso de los
elementos no políticos en el esquema teórico de la economía de Marx, no se
aborda esto principalmente – como seria lógico, pero sí a Marshall, cuya teoría
él ve como un intento de síntesis a partir del cual el elemento científico
puede ser más fácilmente separado.
Pero, aún más importante, para ver la independencia de
pensamiento de Sraffa, el rigor de su investigación científica es, me parece,
la siguiente fase: la que podemos dar cuenta de finales de los años veinte. El
estudio en profundidad del trabajo sobre núcleo de la teoría marshalliana,
considerado científico, lo lleva después de algunos años a reencontrar de
manera autónoma, diría, los términos esenciales del análisis de los economistas
clásicos ingleses, y de Marx, a quien había visto por primera vez como todos - a través de la interpretación
dominante: una vez más, la de Marshall.
Y es entonces, y solo entonces, que lo que se puede
reconstruir a partir de manuscritos de Cambridge - Sraffa comienza un estudio
sistemático de Marx: aquel de la «historia de las teorías de plusvalía»
significativamente, en lugar de la de la "Capital", reconociendo
ahora al brillante científico de la economía, al más allá del lenguaje, de una
cultura que se ha vuelto apenas comprensible también en el país que lo había
generado, Alemania.
Al darse cuenta en ese proceso lo más importante -
quizás - entre sus contribuciones fundamentales a la ciencia económica: el
redescubrimiento de la teoría económica clásica de los fisiócratas, Smith y
Ricardo "sumergido y olvidado después del advenimiento de las teorías
marginalistas" como él luego nos contará en 1960. El redescubrimiento, es
decir, de un paradigma de la ciencia económica radicalmente alternativa a la
dominante basada en la oferta y la demanda, que había empezado a emerger poco
después de la muerte de Ricardo para después cristalizarse, medio siglo
después, en la llamada «revolución» marginalista".
El redescubrimiento, es decir, también y sobre todo, de
la teoría económica de Marx en sus términos No importa aquí, la fuerza
intelectual y la penetración que permitió a Sraffa darse cuenta de lo que
generaciones de estudiosos marxistas de la economía no habían podido realizar:
un redescubrimiento del sistema teórico Clásico y de Marx.
Importa la originalidad de un camino, que es exactamente
el contrario del de muchos estudiosos de economía orientados hacia el marxismo
que, en el pasado y en el presente, a menudo han sido atrapados en la trampa de
dos sucesivos conformismos: del conformismo a una tradición marxista, marcada
por un proceso de dogmatización; diría un proceso fascinante desde el punto de
vista de la historia intelectual, y de cómo Marx ha sido poco comprendido
también por sus contemporáneos pasaron a un segundo conformismo, esta vez respecto
a la teoría dominante, ignorando hoy los signos claros para quienes miran no
solo en la superficie, las transformaciones defensivas y el debilitamiento
básico de la teoría dominante por la crítica ya realizada sobre las huellas de Sraffa.
Pero volvamos a lo nuestro argumento: El Sraffa político. O mejor dicho,
observador y juez de la política. La misma valiente independencia de
pensamiento atestiguado por el itinerario científico singular que se acaba de
describir, es como cuando en frecuentes conversaciones, siempre las he
encontrado en su análisis y en sus juicios de los acontecimientos políticos.
Fue aquí, tal vez, que su calidad de "hombre venido de la luna", su
capacidad para llegar al corazón de los hechos al penetrar en la corteza de las
representaciones alteradas y análisis de conveniencia fueron más que evidentes.
Llevando al análisis de juicios que luego fueron confirmados en gran medida.
Tras las esperanzas planteadas por los éxitos políticos,
pero también tecnológicos de las economías de los países socialistas, aun a
pesar de las enormes dificultades de la inmediata posguerra –no se le escapa el
estancamiento que había vuelto evidente a principios de los setenta. Y así es
cuando el sistema logró tener un grado de seguridad respecto al exterior del
que nunca había disfrutado previamente Y, por lo tanto, hubiera sido natural
esperar una evolución (y experimentación) al menos inicial hacia aquellas novedades
de la vida social que hay siempre se esperaba del socialismo.
Y aquí una reflexión sobre las causas últimas de este
estancamiento que, me parece para poder decirlo, él rastrea, esencialmente, en
las circunstancias económicas. En particular, vio una subestimación (una seria subestimación)
de la dificultad que la monotonía y la penuria de una buena parte del trabajo
social necesario conlleva en un sistema socialista. Le parecía un grave error
pensar que en un sistema socialista, con la seguridad de la satisfacción de
las necesidades materiales esenciales producidas, el dolor de tal trabajo podría
ser soportado por los trabajadores de igual manera como lo es en un sistema capitalista, donde la
amenaza de desempleo y el estímulo de "subir la escala de los ingresos", que es también y en gran medida la escala de la estima social,
proporcionan motivaciones, o quizás deberíamos decir "restricciones"
ausentes en un sistema socialista.
Sraffa
vio la necesidad de la invención y la experimentación tenaz en la dirección, por
ejemplo, de una reducción drástica del período de trabajo en la vida de alguien
se ha dedicado a este tipo de trabajo, y
luego lo acompaña lo que es hoy llamado "salario de ciudadanía" que
les habría garantizado la libertad de elección en la vida sucesiva.
En esa
falta de capacidad de invención y experimentación, por otra parte, vio el
efecto de la reducción, por así decirlo, de la investigación científica en la
sociedad de esos países: el efecto de un proceso de dogmatización de resultados
de la investigación científica de Sraffa (proceso de dogmatización al que ya he
mencionado) a su vez las dificultades trágicas encontradas por el movimiento socialista
en su avance tras la Primera Guerra Mundial.
http://www.radioradicale.it/scheda/111626/112182-sraffa-politico-alcuni-inediti-org-dallassociazione-per-il-rinnovamento-della?i=1847240
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