El viejo Almacén. BsAs

Surplus Approach

“Es necesario volver a la economía política de los Fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de superar, y, ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde “Petty, Cantillón, los Fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx”. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrasado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada."
Luigi Pasinetti


ISSN 1853-0419

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5 oct 2015

El verdadero problema




Por Matías Vernengo *

El comité de mercado abierto de la Reserva Federal, el banco central estadounidense, decidió por mayoría de votos (hubo un disidente) en su última reunión mantener la tasa de interés básica en casi cero (0,25 por ciento). La principal razón aludida en el informe de prensa fue la situación internacional incierta. En sí misma la razón es una novedad, una vez que, por lo general, solamente las condiciones internas de la economía estadounidense son tomadas en cuenta. Y, si bien hay razones de sobra para preocuparse con la situación internacional, con la desaceleración china y la interminable crisis europea, los problemas internos de la economía estadounidense no deben ser minimizados. Aunque varios economistas conservadores, por ejemplo Martin Feldstein quien comandó el Consejo de Asesores Económicos de Ronald Reagan, han sugerido que la economía está en pleno empleo, lo cierto es que el mercado de trabajo sigue relativamente endeble.

La tasa de desempleo oficial es de 5,1 por ciento. Pero, medidas más amplias que incorporan a los trabajadores desalentados que abandonaron la búsqueda de empleo y a los que trabajan menos horas de lo que estarían dispuestos, indican que el desempleo se ubica por encima del 10 por ciento. Ese número condice con el relativo estancamiento de los salarios, y sugiere que la situación laboral estadounidense es mejor, pero no demasiado, que la europea.

El desempleo más elevado de lo que los números oficiales sugieren, los salarios estancados, la casi imposibilidad de aprobar un aumento del salario mínimo en el congreso dominado por los republicanos, componen un panorama en el cual el riesgo de inflación es muy bajo. A esa situación, contribuyen la lenta recuperación después de la crisis de 2008 y la caída de los precios de las commodities, en particular del petróleo.

La presión para el aumento de la tasa de interés no parece estar, a pesar de la retórica, en un peligro inflacionario. La política monetaria, como había notado Keynes, no sólo afecta el nivel de actividad y, por medio de la presión en el mercado de trabajo y del poder de negociación de los trabajadores, los salarios y los precios. También tiene efectos distributivos directos. Y ésa es la razón de los crecientes reclamos de los mercados financieros por lo que ellos denominan la normalización de la política monetaria. Tasas de interés más altas se traducen en mayor remuneración para el capital y los rentistas.

Un aumento de la tasa de interés, es importante notar, seria gradual, y es de esperar que su impacto sobre los mercados financieros internacionales no sería catastrófico. Por cierto reforzaría los flujos de capital hacia Estados Unidos, y pondría más presión sobre las monedas de los países periféricos, que ya están en proceso de devaluación. Pero el peligro de aumentar la tasa de interés del punto de vista de sus consecuencias domésticas es más grave. No tanto porque el aumento de la tasa de interés pueda tener un efecto dramático sobre el nivel de actividad doméstico. Del mismo modo que las tasas bajas han sido insuficientes para sacar a la economía de la crisis, no hay porque creer que un aumento gradual conllevaría a un empeoramiento serio de la situación económica.

El problema es que las tasas bajas cumplen un papel crucial que no es comprendido por los economistas conservadores. Keynes señalaba que las tasas bajas, lo que él llamaba la eutanasia de los rentistas, permitían la expansión del gasto público en bases sostenibles. El gobierno podría tomar prestado a tasas bajas, gastar, aumentando los déficit y la deuda, pero permitiendo la recuperación de la economía, y por lo tanto sus ingresos y la capacidad de pagar. Los críticos de la política de tasas de interés cero parecen no entender que el objetivo no es tanto que la tasa por el piso permita la expansión del crédito, algo que solo ocurriría con la recuperación de la propia economía, sino permitir la expansión del gasto fiscal.

Como decía Marriner Eccles, gobernador de la Reserva Federal durante los años 30 y 40, hacer política monetaria en una crisis como la de 2008 es como empujar con una cuerda. El riesgo, entonces, es que además de los problemas políticos para la expansión fiscal enfrentados en el plano legislativo, el gobierno tendría que tomar prestado a tasas más altas. Esto pone más trabas a la débil recuperación estadounidense, y esta, y no tanto la desaceleración china, es el problema central de la economía global.

* Profesor titular de Bucknell University y de la Maestría en Desarrollo Económico de la Universidad Nacional de San Martín (MDE-Unsam).

original : Pagina 12

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