Tabla de contenido
Introducción .................................................................................................................. 4
I El enfoque Clásico de los Precios y la Distribución y Crecimiento dirigido por la Demanda Efectiva como Base del Análisis de los Patrones de Desarrollo. ....... . 15
I.1 Fundamentos teóricos ............................................................................. .. 16
II Inicio de la industrialización sustitutiva de la Argentina 1930-1945 ........ ... 27
II.1-Crisis de 1930: el surgimiento de un nuevo patrón de desarrollo ................ . .. 27
II.2 Cambios irreversibles en la estructura productiva ................................... .. 32
III -La ISI y el peronismo.1946-1958 ............................................................... ..... 45
III.1 Planeamiento de la ISI y redistribución del ingreso .................................. . 45
III.2 Segundo gobierno de Perón y el cambio hacia un crecimiento dirigido por la demanda autónoma. ....................................................................................... ..... 55
IV 1959-1975 El crecimiento dirigido por la demanda autónoma y el stop-go..... ... 57
IV.1 Tortuosidad del Proceso institucional y formas del disciplinamiento social. 58
IV.2 Evolución favorable de la balanza comercial hacia el final de la etapa 59-75 65
V 1976-1982. Fin de la Etapa de Sustitución de Importaciones.............. ......... .. 70
V.1 Disciplinamiento social y apertura comercial y financiera ................... ......... .. 70
V.2 La política económica de Martínez de Hoz y los cambios en la estructura productiva. ......................................................................................................... . 72
VI 1983-1989: Crisis de Deuda Externa e Hiperinflación ................................. . 81
VI.1 Crisis de la deuda externa y Crisis de Balanza de Pagos en la región ..... . 81
VI.2 Visiones convencionales sobre las causas de la inflación .................... ..... 85
VII 1990-2001- Privatizaciones y Desempleo ............................................. ........... 90
VII.1 Condiciones para la profundización de la etapa de apertura externa ..... ...... 91
VII.2 Estabilización vía convertibilidad con tipo de cambio fijo, desempleo y endeudamiento externo indefinido. ..................................................................... . 94
VIII 2003-2011 Hacia la recuperación de una política industrial ............. .... ....... 100
VIII.1 Crecimiento de demanda autónoma sin problemas de restricción externa 101
VIII.2 Inflación por costos y puja distributiva .................................................... .. 106
IX A modo de conclusión: ............................................................................. ... 107
Bibliografía: ..................................................................................................... .. .... 111
Introducción
“Desde el punto de vista de la economía nacional, resulta menos clara la distinción entre crecimiento y desarrollo. La hipótesis de crecimiento sin desarrollo, refiriéndonos a un conjunto económico de estructura compleja, resultaría una elaboración mental sin correspondencia con la realidad. Tal observación gana mayor validez cuanto más compleja se hace la división social del trabajo.” Furtado, C., 1986, pp.88-89
El
estructuralismo económico identifica la existencia de vínculos persistentes
entre determinadas variables económicas que permiten explicar las características
específicas de un cierto esquema o patrón de desarrollo de un país. Mediante la
interacción de variables que son fuente de divisas con otras que impulsan la
demanda doméstica se puede estilizar distintas etapas económicas como así
también sus respectivas dinámicas particulares de acumulación.
Va de
suyo que el crecimiento no es lo mismo que el desarrollo económico, pero el
sentido de la frase inicial de Furtado es enfatizar su condición necesaria, en tanto que la dinámica que genera el crecimiento
es lo que induce procesos de una mayor utilización potencial de la producción
de un país como definición general de desarrollo. (Olivera, 1977, p.118). Sus
condicionamientos son inevitablemente históricos: esto es, dado el crecimiento,
una mayor utilización del potencial productivo es condicionada a largo plazo por
elementos endógenos domésticos (avances tecnológicos) y por otros autónomos
domésticos (distribución del ingreso, políticas estatales de demanda), como así
también por restricciones autónomas externas (escasez de divisas, acuerdos
regionales, geopolítica, etc.). Las diversas combinaciones históricas de estos
condicionantes nacionales e internacionales permiten identificar distintos
“patrones de desarrollo”.
En
este trabajo se utilizará para identificar las variables del crecimiento
dirigido por la demanda al modelo del supemultiplicador sraffiano, es decir que
toma a la distribución del ingreso como exógena al producto: es decir una
conjunción del core clásico para la distribución y con el cierre keynesiano de
demanda efectiva a corto y largo plazo. Se rechazará por lo
tanto, el convencional core marginalista o neoclásico como base del análisis.
Mediante
el impulso de las variables de demanda autónoma del producto (principalmente el
consumo no asalariado, el gasto y la inversión pública) y en el contexto de
factores institucionales que caracterizan una determinada política económica, puede
explicarse macroeconómicamente el crecimiento y la evolución de la estructura
productiva. Además, la composición de la demanda global puede influir en la
redistribución del ingreso y en la acumulación de capital. Finalmente, en todas
las etapas se trata de un crecimiento limitado por la restricción externa de
divisas, que a su vez, también puede verse afectado por las políticas
económicas domésticas adoptadas.
Diversas
versiones marginalistas e institucionalistas coinciden en ciertos supuestos
cuando analizan el desarrollo económico. Uno importante es el rol preponderante
del Estado en la inducción de políticas de modificación de comportamientos de
los agentes de la producción, en el caso ortodoxo criticando las políticas
populistas y en la heterodoxia, las neoliberales. En la gran mayoría se
coincide en el “nacionalismo metodológico” por el cual el tipo de crecimiento
está determinado por políticas domésticas. (Medeiros, 2011)
En la
Argentina a partir de una importante mayor productividad del agro, se pudo
mejorar la distribución del ingreso luego de la crisis del ‘30, aunque el crecimiento
de la demanda doméstica lleva –aun hoy- a cíclicas crisis de balanza de pagos y
a una relevante conflictividad social e institucional, generando por ende,
distintas etapas de crecimiento y distribución del ingreso. El crecimiento
logrado ha dependido en general de la demanda pública autónoma teniendo como
límite final la restricción de divisas.
Se mostrará
que en cada etapa analizada, el crecimiento económico dependió del impulso de
la demanda autónoma y que su “techo” (pero no su comportamiento) fue la
restricción externa de divisas. Se establecerán patrones de desarrollo
descriptos por períodos con distintas políticas económicas e institucionales
que afectan al tipo de crecimiento y acumulación de capital. Se asume que el
Estado es un “campo de batalla” entre diversos intereses y no un agente
neutral, tanto hacia el interior como en relación con las políticas regionales
e internacionales de los Estados. Se usará en este trabajo la bibliografía
enfocada en el tema, resaltando observaciones de distintos autores que lejos de
abonar a una visión alternativa, sin embargo, brindan sustento empírico para
hechos aislados que no siempre logran una explicación coherente y/o pertinente
dentro del marco teórico convencional.
La
dificultad para un enfoque coherente pero también pertinente de la teoría
económica reside en articular todos estos aspectos, tanto en lo referido a lo
doméstico como al ámbito internacional y para ello el enfoque utilizado debe
ser abierto como lo es el enfoque utilizado.
¿Existe alguna receta para el desarrollo económico?
La
gran variedad de experiencias de países que se han desarrollado muestra que no
existen esquemas únicos y suficientes para definir algún tipo de conjunto de
reglas causales ex ante exitosas. Sin embargo, del análisis económico sí puede afirmarse
que en general las estrategias de crecimiento no son proyectos desligados de la
sociedad, ni de los grupos que persistentemente generan distintas presiones
sobre la política económica seguida por el Estado. Aunque éste último, también puede
en situaciones de crisis, guerras o exacerbada conflictividad lograr una fuerte
autonomía y legitimidad para coordinar, cooptar, subordinar o disciplinar a las
diferentes coaliciones sectoriales. Se da entonces en su seno un conflicto por dirigir
o ser beneficiado por las políticas económicas efectivamente ejecutadas por los
gobiernos de turno. Las diferencias entre estos grupos suele darse por diversos
intereses y según el grado de internacionalización de los sectores como también
de su exposición a la competencia internacional (Ver Medeiros, 2012). Al no
existir condiciones de experimentación que diriman las causalidades económicas,
el conocimiento histórico del país analizado y sus “hechos estilizados” son insumos
claves para una explicación no marginalista.
Aspectos teóricos básicos y “hechos estilizados”
En primer lugar, los países periféricos no
poseen emisión de moneda aceptada en transacciones internacionales, y la restricción externa representa –con
singular énfasis- un límite al crecimiento de sus productos netos, convirtiendo
así a la tasa de crecimiento de las exportaciones
en una variable fundamental de largo plazo en pos de obtener las divisas
necesarias para mantener una balanza de pagos (importaciones y saldos
financieros) sustentable.
Al mismo
tiempo, la composición de dichas exportaciones al estar basadas en estos países
principalmente en bienes primarios, su crecimiento en valor suele no alcanzar
para sustentar dicho abastecimiento de moneda internacional, lo que lleva
probablemente a procesos de endeudamiento y desendeudamiento en divisas en su
decurso histórico cada vez más complejo[1].
Existe por lo tanto una fragilidad inherente a las monedas periféricas, en las
que no se mide la acumulación de capital ni la conservación de la riqueza. Toda
“alteración económica y política interna
provoca la sospecha de que las deudas externas pueden no ser afrontadas, y que
la moneda doméstica será depreciada respecto al dólar”. (McKinnon, 2002)
Por
esta misma necesidad de divisas para crecer, las regiones periféricas suelen
estar atadas a los ciclos de financiamiento de los países del centro,
(variaciones de sus tasas de interés, innovaciones financieras) que en su
dinámica elevan la volatilidad de los precios de nuestras exportaciones, provocan
una gran entrada de flujos de capitales hacia nuestros países y terminan
agudizando la restricción externa y la fragilidad financiera. La gran
importancia de las exportaciones primarias para nuestra región implicó una
fuerte puja distributiva entre exportadores, industriales locales y
trabajadores. (Medeiros, 2011, p.47)
En segundo lugar, el motor de crecimiento de
cualquier país que no sea extremadamente pequeño en su producto, reside en su
mercado y demanda domésticos y no en sus exportaciones. Más allá de la importancia
relativa de su comercio exterior en distintas épocas, los países con productos más
grandes como EEUU, China, Brasil, México y la propia Argentina post ‘30, crecen
siempre “hacia adentro” en tanto su comercio exterior es pequeño en relación a
su producto. (Serrano y Medeiros, 2001). Únicamente en casos de pequeños países
o donde las exportaciones llegan a ser más grandes que el PIB (vg. Malasia en
el 2006), puede llegar a ser efectiva una estructura de reexportación de
importaciones que dirija el crecimiento.
Pero
claramente no es la generalidad de las economías. (Ver Anderson, J., 2007). La
vieja discusión dada en el seno cepalino tiene una resolución empírica clara:
no hay correlación entre la variación de las variables de comercio y las del
crecimiento del producto (Gráfico 1) o puesto de otra manera el desvío del
cociente entre comercio y producto no converge a uno. Una razón para ello es
que la estructura industrial de los mercados internos modifica los impulsos de
comercio en la generación de nuevo producto; la existencia de reexportación de
importaciones y fundamentalmente la medida de las variables de comercio no son
comparables con las medidas de producto. Una analogía a comparar ventas con
beneficios respectivamente. (Gráfico 2) Esta
confusión entre los aspectos macroeconómicos de la demanda de las exportaciones
y de las exportaciones como inyector de divisas, suele ser frecuente en la
literatura económica. (Ver para el caso chino, Akyus, (2010))
Gráfico 1 Fuente: Banco
Mundial (elaboración propia)
La
separación y diferenciación entre moneda doméstica y divisas es fundamental en
el plano macroeconómico, para poder entender especialmente los problemas de los
límites de demanda al crecimiento económico.
Su
incomprensión suele entreverar indistintamente cálculos en dólares o en pesos,
sobre la más variada cantidad de problemas referidos a la inversión pública
(ferrocarriles, YPF, etc.) necesarias para el desarrollo, o temas de
financiamiento de dichos proyectos (deuda externa) tendiendo a agravar la
restricción externa sin necesidad. Diamand se refería también a ello con
claridad:
“…mientras en el nivel individual el capital
monetario, el capital real y las divisas se confunden de manera legítima por
ser convertibles entre sí, en el nivel
macroeconómico es por completo necesario mantener mentalmente separados los
conceptos, ya que se trata de tres variables económicas diferentes que se
interrelacionan de modo muy complejo”. Diamand, (1973, p.98) énfasis
nuestro.
Gráfico 2 Fuente:
elaboración propia en base a datos del Banco Mundial. Puede verse que para
distintos conjuntos de países, si el desvío estándar de la razón de comercio
con el PIB es igual a uno, los movimientos estarían perfectamente
correlacionados. En todos los casos da distinto de uno. Las barras están en
orden con la leyenda.
En tercer lugar, las principales variables
de demanda que explican el crecimiento son las domésticas, como el consumo no
asalariado, el consumo e inversión pública, el crédito al consumo, y el gasto
en construcción entre otras, que serán expuestas en el primer capítulo. Como se
dijo, las exportaciones son en general una porción menor de dicha demanda
global.
En cuarto lugar, las variables inducidas por el crecimiento del PIB efectivo, como la inversión privada en equipo y
maquinarias dependen totalmente de la demanda
autónoma. Sus manifestaciones empíricas a nivel mundial son tan generales
como ignoradas convencionalmente: los países que más crecen, tienen niveles de
inversión mayores. (vg. acelerador de la inversión en sección IB).
Otra
variable inducida son las importaciones,
que producen filtraciones en niveles pequeños en comparación con el resto de
demanda doméstica, pero que resultan muy importantes en cuanto a filtración de
divisas, vis a vis las exportaciones. Su efecto sobre la obtención de dólares
por cuenta corriente o cuenta de capital (siempre que las condiciones
internacionales lo permitan), es la que importa en pos de la continuidad del
crecimiento del producto.
Gráfico 3 Fuente: Penn
World Tables, (2012)
En quinto lugar, el empleo laboral es la tercera variable inducida por la demanda
autónoma de manera directa, la que es responsable indirectamente de generar
mejores condiciones de negociación para los trabajadores pari passu el menor
desempleo. De esta última interacción surge otra regularidad absolutamente
general pero también ignorada por el convencionalismo como la “Curva de
Salarios” de Oswald & Blanchflower, (1995) que
muestra ampliamente la convivencia de mayores salarios y menor tasa de
desempleo (Gráfico 4 para la Argentina)
Por
último, las políticas económicas
desplegadas son un factor catalizador u obturador del crecimiento económico, y
que por ende modifican las combinaciones de estas variables interdependientes
en cada contexto histórico, ejecutando y administrando el conflicto de intereses en la gestión de gobierno y orientación del
Estado en relación a ellas. Si la demanda entonces cumple un papel causal en el
crecimiento de las economías que se encuentran fuera del pleno empleo de
recursos, conocer el perfil de su composición macroeconómica permitirá explicar
la dinámica de crecimiento en cada etapa: fundamentalmente porque es la propia
redistribución del ingreso la que afecta al nivel del producto y porque es la
demanda autónoma su primer motor de variación del producto.
Gráfico 4 Fuente: Ferreres, (2010), Salarios
en pesos de 2009
En
efecto, al revés que el convencionalismo que intenta fundamentar
microeconómicamente la macroeconomía, aquí en cambio se pone de relieve que el
modelo interpretativo descansa en la propia determinación macroeconómica en
tanto los sectores están vinculados por la articulación de la técnica y la distribución
del ingreso, a los costos (precios) de las mercancías producidas, implicando un
flujo circular de producción de
mercancías por medio de mercancías:
“Tiene que advertirse que la
investigación realizada no es “macroeconómica” en el sentido de representar un
primer paso, tosco y simplificado, hacia un análisis más detallado y
desagregado. Es macroeconómica porque no puede ser otra cosa”. Pasinetti, (1962)
Periodización
Los
primeros períodos que definen un patrón de desarrollo, se dan en una extensa etapa
de más de 40 años de sustitución de importaciones posterior a la crisis mundial
de 1930, en primer lugar como resultado necesario del hecho que Inglaterra se
desvinculara de su relación bilateral y comercial con la Argentina lo que en
concepto de Diamand inaugura una estructura productiva desequilibrada:
“La Argentina inicia su desarrollo industrial integrando el grupo de los países caracterizados por una estructura productiva en la que el sector primario, en nuestro caso el agropecuario, en Venezuela el petróleo, en Chile el cobre, en Brasil el café y productos minerales, etc. coexiste con un sector industrial de una productividad sustancialmente menor” Diamand, 1988, p.7
En
segundo lugar, en las siguientes décadas se consolidará una estrategia de sustitución
de importaciones como objetivo de política explícita, ante el surgimiento de un
sector manufacturero que no trabajaba a precios internacionales y que dependía
de una adecuada protección de la competencia del exterior.
Posteriormente
en los ‘60 se planea un crecimiento dirigido por la demanda autónoma (en
reemplazo del avance salarial de la etapa anterior) pero con una incrementada
inestabilidad institucional, afectando la continuidad de esas políticas de
crecimiento. Tan es así que hacia el golpe de 1976 como punto final de este
nuevo período, la balanza comercial se encontraba en una situación
superavitaria no siendo en esa ocasión una traba o límite de ese patrón de
sustitución sino una compleja trama político institucional inestable. (Teitel y
Thoumi, 1986; Amico, 2011)
La
periodización en el trabajo se establece en base a las rupturas y cambios de
dinámica de este conjunto de variables elegidas que definen las distintas
etapas de desarrollo: desde un período de crecimiento en base a exportaciones primarias
que permitían la importación para el consumo doméstico previo a los ‘30, a otro
caracterizado por la sustitución de importaciones y donde el ascenso salarial
configura un cambio estructural con la ampliación del mercado interno. Posteriormente
otro período, en los sesenta, en que el consumo doméstico es liderado por el
gasto e inversión pública. A mediados de la segunda mitad de la década del ‘70
se produce un profundo cambio regresivo en la distribución del ingreso y modificación
de la dinámica externa en virtud de flujos financieros que comienzan a influir
en el estrechamiento de la restricción externa y el crecimiento de la deuda
externa.
La
dinámica de las variables de demanda doméstica junto a la restricción externa
para cada etapa ofrece como resultado distintas tasas promedio de crecimiento
del producto. Una mayor o menor duración de cada período específico dentro de
cada etapa, depende en ocasiones de fenómenos institucionales (interrupciones
de los regímenes democráticos), de la ríspida puja distributiva entre
trabajadores y empresarios (industriales y rentistas agrícolas) y/o también de la
robustez relativa inicial de la restricción externa del país. Claramente las
variables de demanda autónoma afectadas por la evolución del impulso multiplicador,
dan cuenta de las respectivas performances de las tasas de crecimiento del
producto efectivo en cada período.
Con
una selección de variables económicas que posean dichas características
explicativas de cada patrón de desarrollo, y que al mismo tiempo sean
homogéneas en el tiempo, se pueden intentar explicar los cambios estructurales de
dichos patrones y hacerlos comparables entre sí.
La
intención del trabajo es mostrar apenas la pertinencia empírica sobre los
distintos patrones de desarrollo de la Argentina (etapas, políticas aplicadas,
tipo de crecimiento, etc.) de una visión teórica alternativa basada en el crecimiento
dirigido por demanda, distribución exógena y restricción externa de divisas.
Para ello se usa críticamente una
diversa cantidad de trabajos publicados sobre este tema en punto a conformar el
entorno histórico de cada etapa.
El
objetivo del trabajo, sin pretensiones de exhaustividad, es describir esos
patrones de desarrollo que ha seguido la economía argentina por medio de una
teoría económica alternativa lógicamente coherente y con datos homogéneos a
todas las etapas.
Para ver resto del trabajo Cefid-Ar
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