El viejo Almacén. BsAs

Surplus Approach

“Es necesario volver a la economía política de los Fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de superar, y, ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde “Petty, Cantillón, los Fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx”. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrasado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada."
Luigi Pasinetti


ISSN 1853-0419

Entrada destacada

Teorías del valor y la distribución una comparacion entre clásicos y neoclásicos

Fabio PETRI   Esta obra, traducida por UNM Editora, ha sido originalmente editada en Italia con el título: “Teorie del valore e del...

18 feb 2015

Institucionalismo y Teoría Economica: del "neoclasicismo" a la Teoría Clásica


Por Enrico Sergio Levrero*



Tomado de la Revista de Economía Institucional, número 31, volumen 16, segundo semestre de 2014, pp.81-99
En este trabajo el autor examina el núcleo clásico y marginalista de la teoría economica, mostrando sus diferencias y el porqué el esquema del excedente permite incorporar aspectos sociales e institucionales para explicar la economía. Tambien se analiza las dificultades del institucionalismo norteamericano en incorporar esta teoria, y ascribir a la posicion marginalista, dando un mayor soporte a su difusion.


1-Una de las críticas al institucionalismo y la razón para que fuera empujado a los márgenes de la teoría económica es que no propuso un sistema teórico viable para determinar el valor y la distribución que
triunfara sobre el paradigma neoclásico. Esta debilidad fue evidente, por ejemplo, en el cambio progresivo de la economía laboral desde institucionalistas estadounidenses como E1y, Commons y Hoxie al "neoclasicismo" de Stig1er, Becker y Mincer. También fue evidente en la derrota de la escuela histórica alemana en el Methodenstreit por Menger y los economistas austriacos.

Si la falta de una estructura analítica y de una teoría del valor alternativa a la neo clásica debilitó a la escuela histórica alemana y al viejo institucionalismo 1 , esa estructura analítica hoy podría ser proporcionada por la teoría clásica, cuyo origen se remonta a la escuela histórica escocesa de Hume, Hutchinson y Ferguson, y cuyos problemas en la determinación de los precios relativos y la tasa de ganancia fueron resueltos por Producción de mercancías por medio de mercancías de Sraffa. El método de los clásicos -caracterizado por la combinación del razonamiento deductivo e inductivo- es semejante al de Marx: a la teoría del valor se le atribuye una tarea más estrecha que en la teoría neoclásica, mientras que en los datos que determinan los precios -métodos de producción, tasa de salarios y producto (social- influye un conjunto de circunstancias económicas, históricas y sociales que se analizan en otra etapa del análisis.

Este artículo busca explicar por qué el institucionalismo no se convirtió en el punto de referencia en teoría económica, y mostrar que la teoría clásica puede incorporar muchas de sus contribuciones, a diferencia de la teoría neoclásica. Presenta un ejemplo de esta capacidad y del papel esencial de los factores sociales e institucionales en la teoría de Smith y Ricardo con respecto al mercado de trabajo.

2-LA DERROTA DEL VIEJO INSTITUCIONALISMO
Dos casos de la historia del institucionalismo pueden ayudar a aclarar por qué fue empujado a los márgenes de la teoría económica.
Uno se refiere a la economía laboral; el otro a los debates sobre el método entre economistas neoclásicos como Menger, Fisher y Knight, por una parte, y la escuela histórica alemana y el institucionalismo estadounidense, por la otra. Considerando el primer caso, Spencer observa con razón que los institucionalistas no "propusieron un sistema teórico viable"y que los neoclásicos "triunfaron en el debate porque sí 10 proporcionaron" (2009,109). Pudieron entonces "ignorar a los economistas laborales institucionalistas porque solo hacían una crítica negativa y no ofrecían una teoría alternativa". Y de institucionalistas estadounidenses como Ely, Commons y Hoxie -que fundaron la economía laboral (McNulty, 1980; Boyer y Smith, 2001)- se pasó así a la segunda generación de economistas laborales (Dunlop, Kerr, Lester, Reynolds), que empezaron a utilizar herramientas de la teoría neoclásica (aunque aún subrayando el papel esencial de los factores sociales e históricos en el mercado de trabajo), para dar el paso definitivo al neoclasicismo, con las obras de Stigler, Becker y Mincer.

Las consecuencias de este cambio son claras. Por ejemplo, al subsumir totalmente el análisis del trabajo en el aparato técnico de la economía neoclásica, la teoría del capital humano de Becker (1964) y Mincer (1974) despojó al concepto de trabajo de su contenido social, histórico e institucional. Eso mismo se puede decir de la apertura de la caja negra de la información imperfecta y asimétrica en el mercado laboral desde la década de 1970 (Alchian y Demsetz, 1972; Williamson, 1975; Akerlof y Yellen, 1986). En la literatura que subraya esas asimetrías, las fuerzas de la oferta y la demanda siempre están presentes, aunque congeladas por hipótesis ad hoc, mientras que se olvida la importancia de las necesidades humanas y de los aspectos sociales y culturales del sitio de trabajo. Además, ignora las dificultades relacionadas con una medida unívoca del esfuerzo y con la determinación de una relación definida entre este último y la tasa de salarios, y la motivación del trabajo se reduce a la evasión y el oportunismo. Igual que en la doctrina mercantilista (ver, p. ej., Mun, 1664), se considera que el trabajador es perezoso y que solo se debe elegir entre usar el garrote o la zanahoria para incentivarlo a trabajar.

3. Pero, de nuevo, ¿qué explica el paso a la teoría neoclásica? Si consideramos la experiencia estadounidense, ¿qué favoreció el predominio marginalista después de un periodo de fuerte presencia institucionalista en las universidades y en el debate científico, pese al sentimiento general de que en el corto plazo desaparecería cualquer teoría del valor basada en el cálculo hedonista (Parry, 1921a, 128)?
La respuesta no se encuentra en el creciente formalismo de la economía (B1aug,2003), pues neo clásicos como Marshall y Menger eran conscientes de sus peligros 2, y este fue en gran medida consecuencia de la evolución de la teoría marginalista después de la división que siguió a la publicación de Valory capital de Hicks3• Tampoco se encuentra en el predominio, en el momento de dar ese paso (o, mejor, de su epílogo
final), de la posición metodológica de Milton Friedman (1953), para quien el realismo de los supuestos no es importante en el desarrollo de la teoría económica. Igual que en el caso de la economía laboral, parece encontrarse en la falta de una teoría del valor alternativa a la neoclásica.

Este punto se puede entender revisando la experiencia de la escuela histórica alemana y del Methodenstreit en el que triunfaron Menger (1883-1884) y los economistas austriacos. Cuando se revisa ese debate queda claro dónde estaba la debilidad del institucionalismo: el énfasis correcto de Roscher y Hildebrand en la existencia de leyes económicas históricas relativas -así como el énfasis correcto de Schmoller y la joven escuela histórica alemana en la necesidad de investigaciones empíricas para clasificar los fenómenos económicos y derivar leyes económicas- fue criticado fácilmente por Menger (y después de él por Bohm- Bawerk, 1890; Robbins, 1984; y Schumpeter, 1982) apelando a la necesidad del razonamiento analítico y la abstracción" para dar a la economía un marco teórico que ayudara a analizar las tendencias
de los sistemas económicos.

De hecho, la crítica de Menger a la escuela histórica alemana no estaba exenta de ambigüedades y contradicciones, y en gran medida no se puede concordar con ella. Menger sostenía que solo se debía pasar de unidades y elementos únicos a leyes más complejas, y que los axiomas económicos surgen de hechos de la experiencia que no son verificables empíricamente. Al mismo tiempo, propuso una visión dinámica y evolutiva del funcionamiento de los sistemas económicos que dio origen a la noción austriaca de competencia (Kirzner, 1973); una noción que no es fácil reconciliar con el concepto neo clásico de equilibrio basado en las fuerzas de la demanda y la oferta, con su énfasis en el tiempo lógico, en cambios "falsos" y reversib1es, en intercambios que solo ocurren a los valores de equilibrio, etc.
Sin embargo, el punto es que ningún enfoque de la economía puede evitar la necesidad, subrayada por Menger, de una teoría coherente del valor para analizar la dinámica de las economías capitalistas. Lo que no entendió la escuela histórica alemana es que sin esa teoría no es posible explicar el funcionamiento de un sistema de mercados y su evolución. El ataque de Schmoller a Menger no se debería haber concentrado en la necesidad de investigaciones históricas y análisis inductivos, sino en el tipo de teoría que propuso Menger, de acuerdo con la cual serían suficientes algunas premisas evidentes (Barkai, 1996) para explicar la acción económica como asignación de recursos escasos entre usos alternativos para maximizar la utilidad.



Ver todo el trabajo ACA

*Profesor asociado, Facultad de Economía, Universidad de Roma III
[enricosergio.levrero@uniroma3.it]. Este ensayo es una reelaboracion de la
conferencia pronunciada en la First Summer School of the European Association
of Evolutionary Politic al Economy. Traducción de Alberto Supelano. Fecha de
recepción: 4 de junio de 2013, fecha de modificación: 2 de mayo de 2014, fecha
de aceptación: 29 de octubre de 2014. Sugerencia de citación: Levrero, E. S.
"Institucionalismo y teoría económica: del 'neoclasicismo' a la teoría clásica",
Revista de Economía Institucional 16, 31, 2014, pp. 81-99.

1 Aquí no nos referimos al nuevo institucionalismo de Williamson, Posner
y Olson, que -siguiendo a Hayek y a Menger (1871 y 1892)- interpreta la
evolución institucional como resultado de comunicaciones e interacciones de
agentes racionales individuales en forma no planeada. Sobre las limitaciones de
esta visión, ver Hodgson (1988), quien subraya que en "el estado de naturaleza"
también debían existir reglas y normas sociales para que hubiera interacciones entre
agentes, y que muchas instituciones son el resultado de conflictos entre grupos
sociales, porque protegen los intereses de la clase dirigente. Sobre este aspecto,
ver North (1990), quien señala que se pueden crear y mantener instituciones
"ineficientes" si favorecen a algún grupo social.

2 Como se sabe, Bohrrr-Bawerk, Marshall, Menger y von Wieser no consideraban
las matemáticas como herramienta de investigación sino como representación del
discurso económico. Fisher, Walras y Wicksell, y más tarde Debreu y Koopmans
adoptaron una posición diferente.
3 Aquí no me refiero al razonamiento deductivo en sí mismo, el cual es necesario
en toda teoría, ni al uso de las matemáticas cuando es apropiado, sino
al proceso de a..xiomatización y formalización que ha vaciado progresivamente
los conceptos económicos de su contenido empírico, desviando la atención a la
consistencia lógica, argumentando que en economía, a diferencia de lo que ocurre
en las ciencias naturales, no hay una base empírica o experimental suficiente
para extraer principios científicos (ver Debreu, 1986 y 1991). Esto ha llevado
a abandonar la idea de Keynes de que en economía necesitamos un sistema de
pensamiento y no una estructura axiomática, y de que "buena parte de la teorización
económica se ve perjudicada porque trata de aplicar métodos matemáticos
muy precisos a un material que es en sí mismo demasiado vago para soportar
ese tratamiento" (Keynes, 1973, XIV, 379). Sobre el formalismo en economía, ver
también Backhouse (1998).

4 El punto en cuestión debería haber sido la necesidad de una teoría del valor,
pues la vieja escuela histórica alemana no negó la necesidad de la abstracción,
como aparece implícita, por ejemplo, en la teoría de las etapas de desarrollo
propuesta por List o Hildebrand. Pero la falta de una teoría del precio alternativa
la debilitó. Ver más adelante.

No hay comentarios: