Probablemente la visión convencional suele
señalar que la inflación es un fenómeno “multicausal” para encubrir
ad-hoc su propio desconcierto teórico entre un núcleo dominante que
supone una economía tendiendo al pleno empleo, y que por ende, cualquier
atisbo de suba de la demanda como el gasto y la inversión pública, la
engendraría. Y al mismo tiempo observa que si los costos componentes de
los precios (¡que son a su vez precios!) crecen, otro tanto hará su
composición en el precio final. Finalmente la inflación queda en una causalidad Pancho
Ibáñez: "Todo tiene que ver con todo."
Sin embargo, las economías capitalistas no tienden ni están en pleno empleo de recursos, la suba de la demanda suele afectar positivamente a las cantidades, vg. un hecho estilizado como el acelerador de la inversión, implica que esta última, reacciona con la demanda y no con la baja de la tasa de interés. No se manifiesta el llamado “principio de sustitución” a nivel de los factores de la producción, es decir nadie contrata más (menos) trabajadores, o invierte más (menos) en bienes de capital porque sean más (menos) baratos, sino porque se necesitan para un mayor nivel de actividad.
Y al revés, la demanda suele afectar poco a los precios. Sin cambios en la técnica de producción, si la demanda no modifica la distribución (no sube los salarios por mejora de “posición negociadora de los trabajadores”, o no fuerza una devaluación por mayores importaciones ante una restricción externa actuante) el nivel de precios no será modificado y se producirá más, con la capacidad productiva adecuándose a la nueva demanda.
La correlación entre M y P no implica causalidad.
Recordando que correlación no es causalidad, (ver http://tylervigen.com/) la correlación entre inflación y déficit fiscal en la Argentina (este último tan meneado como causa) es inexistente empíricamente (-0.05% con var. % anual desde 2003 a 2013 con datos de Ferreres). Por deducción, son los cambios en los costos los determinantes de la inflación en las economías capitalistas y los más importantes y difundidos son dos: el tipo de cambio y los salarios.
Por caso, la devaluación de enero, impactó en mayor inflación por sus efectos en importados más caros y el “traccionamiento” de las exportaciones, a lo que se agrega luego la recuperación en paritarias del salario: si el producto físicamente crece uno, y la disputa por una porción mayor crece en total más que uno, sólo se vuelve a la consistencia con cambios nominales de precios.
Por ende, los cambios en el tipo de cambio deben ser menores que los cambios en la tasa de inflación, para lo que se necesita una correcta política de diferencial de tasas de interés no negativa que evite la presión sobre el dólar y que implica una política de ingresos para no incentivarla. En parte es lo que se está viendo desde la asunción de Vanoli en el Central.
Original: Tiempo Argentino
Recordando que correlación no es causalidad, (ver http://tylervigen.com/) la correlación entre inflación y déficit fiscal en la Argentina (este último tan meneado como causa) es inexistente empíricamente (-0.05% con var. % anual desde 2003 a 2013 con datos de Ferreres). Por deducción, son los cambios en los costos los determinantes de la inflación en las economías capitalistas y los más importantes y difundidos son dos: el tipo de cambio y los salarios.
Por caso, la devaluación de enero, impactó en mayor inflación por sus efectos en importados más caros y el “traccionamiento” de las exportaciones, a lo que se agrega luego la recuperación en paritarias del salario: si el producto físicamente crece uno, y la disputa por una porción mayor crece en total más que uno, sólo se vuelve a la consistencia con cambios nominales de precios.
Por ende, los cambios en el tipo de cambio deben ser menores que los cambios en la tasa de inflación, para lo que se necesita una correcta política de diferencial de tasas de interés no negativa que evite la presión sobre el dólar y que implica una política de ingresos para no incentivarla. En parte es lo que se está viendo desde la asunción de Vanoli en el Central.
Original: Tiempo Argentino
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