Algunas confusiones
Por Juan Matías De Lucchi *
La reciente y esperada decisión de la Reserva Federal de Estados
Unidos (Fed) de dar por finalizado su tercer programa de compras de
bonos del tesoro y títulos respaldados por hipotecas, conocido como
Quantitative Easing 3, ha generado algunas confusiones. A partir de la
crisis de 2008, los principales bancos centrales se lanzaron masivamente
a comprar activos en poder del sector financiero a fin de recomponer
los balances privados en situación de insolvencia. Desde entonces, las
sucesivas compras de activos (QEs) y sus repercusiones sobre la tasa de
interés (zero lower bound) han dado lugar a una política monetaria “no
convencional”.
Como resultado de los QEs los bancos han acumulado un creciente
exceso de reservas bancarias. La razón ha sido la siguiente: en un
contexto de desapalancamiento del sector privado, dado que la oferta
monetaria es endógena, la única opción para los bancos ha sido la de
atesorar dinero. ¿Por qué no aplicar en títulos públicos? Porque los
títulos públicos remuneran lo mismo que lo que remunera la Fed por el
exceso de reservas (casi cero). Dicho de otro modo, los QEs han sido la
contracara de la “preferencia por liquidez” de los bancos, pero no
porque éstos le teman a la “incertidumbre” del futuro sino simplemente
porque no han tenido otra alternativa segura más rentable. Por esta
razón el “multiplicador del crédito” no ha sido ni estable ni mayor a
uno, como el monetarismo sostiene.
Al cabo de seis años, la política monetaria “no convencional”
demostró ser efectiva al momento de rescatar bancos y sanear el sistema
financiero (el Lehman Brothers no “quebró”, se lo dejó caer). Como era
de esperar, sólo el banco central, en tanto prestador de última
instancia, tiene la capacidad operativa de cubrir el riesgo sistémico
que cíclicamente generan los mercados financieros desregulados y
excesivamente apalancados. Sin embargo, también como era de esperar, la
política monetaria fue inefectiva como estímulo de la demanda agregada.
Un “multiplicador del crédito” ex post menor a uno (digamos 0,75) no
es más que la expresión financiera de la insensibilidad de la inversión
privada a la tasa de interés. Asimismo, como los hogares se han estado
desapalancando desde la crisis, ni siquiera ya se puede esperar un
efecto expansivo por el lado del crédito al consumo. Por lo tanto, sólo
la política fiscal podría aportar la demanda autónoma necesaria para
recobrar un sendero de crecimiento sostenido. No obstante, en general,
la política monetaria “no convencional” ha sido erróneamente acompañada
de austeridad fiscal.
Lo que se dice tradicionalmente es que las tasas de interés próximas
a cero aumentan las expectativas inflacionarias del sector privado.
Así, a través de supuestas decisiones intertemporales, los privados
preferirían gastar hoy y no mañana. Sin embargo, desde 2012 la inflación
ha estado cayendo en Estados Unidos, el Reino Unido y la Eurozona.
El QE3 americano finalizó, pero ello no significa necesariamente que
no puedan volver a implementarse otros QEs en el futuro. Después de
todo, también en algún momento terminó el QE1 y el QE2. Por otro lado,
la finalización del QE3 no significa necesariamente un aumento da la
tasa de interés, ya que la Fed no necesita intervenir masivamente para
fijar la tasa. Es verdad que se rumorea un posible aumento el año que
viene, pero aun así resulta difícil imaginar un giro hacia una política
monetaria contractiva cuando todavía la economía norteamericana y el
resto de las economías desarrolladas están lejos de una plena
recuperación. Si bien el desempleo bajó al 6 por ciento tanto en Estados
Unidos como en el Reino Unido, en la Eurozona todavía se ubica en 11,5
por ciento.
Más allá de la posible incomodidad con que conviven los principales
banqueros centrales con este expansionismo monetario, creo que el mundo
periférico todavía gozará de un escenario internacional de “plata
dulce”. Quizá la prueba la dio el Banco de Japón, que dos días después
de la finalización del QE3 estadounidense anunció una importante
expansión de su propio QE. No pudiendo ser más elocuente el caso, vale
recordar que los QEs son en realidad “tecnología japonesa”. El Banco de
Japón viene realizando este tipo de compras de activos desde el 19 de
marzo de 2001.
* Investigador Cefidar.
Bye-bye yanquis?
Por Alejandro Fiorito *
Desde la última crisis internacional de 2008, buena parte de
economistas de toda laya convergió –nuevamente– hacia pronósticos de
insustentabilidad del endeudamiento norteamericano. Desde los ’70, y en
diversos momentos, marxistas como Shaikh, Arrighi; poskeynesianos como
Blecker o Palley y hasta estructuralistas como Furtado se han
manifestado en ese sentido. Ni qué hablar con las visiones
marginalistas, que suponen a las economías capitalistas tendientes
siempre al pleno empleo y por lo tanto todo el problema de
insustentabilidad estaría manifestado por un ecuménico “exceso de
demanda”. Sin embargo, el crecimiento del producto en los ’90 fue el
menor desde la posguerra, con menos de un 3 por ciento promedio, y con
enormes excesos de capacidad productiva a la salida de las burbujas en
2001 y 2008, y cuyo promedio de utilización fue del 77 por ciento.
Tampoco se observó la noción convencional por la que se considera
para Estados Unidos que una tasa de desempleo menor al 6 por ciento
debería implicar una elevación de la inflación. Inversamente, de 1995 a
2003 y de 2004 a 2008 el nivel de desempleo bajó de ese “umbral” y la
tendencia inflacionaria bajó sistemáticamente. Eso –por supuesto– no
evitó que un banco sueco otorgara en 2006 el Premio Nobel de Economía a
E. Phelps, coautor junto a Friedman de esta relación híper-refutada. En
definitiva, los datos no parecen indicar ninguna restricción de oferta
para el crecimiento norteamericano.
Al ser el país emisor de la moneda hegemónica no tiene restricciones
“externas” como el resto de los países. Los mayores grados de libertad
de Estados Unidos se basan en no tener ninguna paridad fija con el oro
ni otra moneda: se trata de la primera moneda fiduciaria global y que
además puede sin problemas ser flexible. En efecto, cualquier país
hegemónico históricamente debía preocuparse por no tener sistemáticas
cuentas corrientes negativas y caídas del valor de su moneda, puesto que
generaría corridas hacia el oro y perdería su status dominante, como
Inglaterra desde 1918 al 1930. Eso no corre actualmente para Estados
Unidos: en 34 años, sólo tuvo 6 años con cuenta corriente positiva. (Ver ACA)
El patrón dólar-oro dominante (1945-1971) en la Guerra Fría finalizó
novedosamente en 1971 con la salida de esa convertibilidad metálica,
rompiendo exitosamente el acuerdo de Bretton Woods e iniciando un nuevo
“patrón dólar flexible”. Algunas peculiaridades que no son observadas
por los especialistas:
- Casi todos los pasivos e importaciones de Estados Unidos están
nominados en dólares y con cada desvalorización caen su deuda externa y
el valor de sus importaciones, siendo perjudicados los países acreedores
y no Estados Unidos. En el mismo sentido, el 60 por ciento de los
activos de Estados Unidos se encuentra nominado en otras monedas.
- Su importación de petróleo no es afectada inmediatamente por la
desvalorización del dólar, dado que su precio es fijado en dólares.
- Controla la tasa de interés de su propia deuda externa, configurando una verdadera banca central mundial.
- No existe relación sistemática entre la desvalorización del dólar y la tendencia del tipo de interés de largo plazo.
¡Una corrida contra el dólar se da... hacia el dólar!
Luego de la última crisis “subprime”, el dólar salió fortalecido:
Luego de la última crisis “subprime”, el dólar salió fortalecido:
- De 2010 a 2013 el dólar mejoró su participación en el monto de volúmenes negociados del 84,9 al 87 por ciento. BIS
Triennial Central Bank Survey, (2013)
- El porcentaje de facturación de comercio exterior en dólares es
del 95 por ciento en Estados Unidos, del 33 por ciento en la Unión
Europea y del 52,4 por ciento en Japón. Goldberg and Tille (2008)
- El dólar como moneda de reserva interestatal se mantiene constante en aproximadamente un 60 por ciento.
(COFER)-FMI (2014)
(COFER)-FMI (2014)
- Un pequeño número de instituciones financieras, básicamente,
controla la inmensa mayoría de las empresas transnacionales En el puesto
50 se encuentra una petrolera china, después de 24 norteamericanas, 8
inglesas, entre otras. (Ver Naked Keynesianism de Vernengo)
Con más duración que el anterior patrón de Bretton Woods, el actual
no parece tener fecha de vencimiento cerca. De la mano de “Nixinger”,
como bautizó a la gestión Gregorio Selser, el complejo
militar-industrial y científico-técnico norteamericano logró ganar la
Guerra Fría, disminuir la posición negociadora de sus trabajadores (los
salarios mínimos quedaron desde 1997 al 2007 sin cambios) y consolidar
su liderazgo innovativo y militar frente a otros estados.
Desde la Guerra de Vietnam sobrevive la creencia de la decadencia
norteamericana y el diagnóstico recurrente de debacle se nutre de muchos
mitos y deseos que no configuran un buen diagnóstico para entender el
estado actual de la competencia interestatal.
* Economista. Profesor de la Universidad de Luján.
Original: Pagina12
5 comentarios:
Comparto las notas, no me parece tan feliz el dibujo, no creo que Estados Unidos se haya tirado un tiro en el pie. De los países más avanzados es el que mejor se recuperó de la crisis. Me parece que el tiro en el pie es una imagen que se aplica más a los europeos.
es solo un dibujo interpretable: podes hacer la interpretacion que hiciste y es correcto; tambien podes interpretar que el tiro se lo pega Obama y no EEUU; o simplemente es un dibujo para que lean los que creen que EEUU esta en decadencia.
saludos
Por primera vez, desde la segunda guerra mudial, el hijo de un estadounidense es menos próspero que su padre, tiene menos educación que su padre, y lo que es más doloroso, tiene menos derechos.
y por lo que se ve...sustentable
Para la FED desde luego, no cabe ninguna duda
Publicar un comentario