Por Alfredo Zaiat
En la
permanente tensión entre el mundo de los trabajadores y el de los
empresarios existen momentos de relativa calma y otros de mayor disputa.
Cuando la economía está en una fase recesiva la situación es de mayor
conflictividad. Despidos, suspensiones y discusiones paritarias por
aumentos de salarios adquieren mayor intensidad. En el debate público,
esa contienda tiene tonos más o menos elevados según el protagonista y
su grado de vehemencia para defender sus intereses. En este escenario de
controversia sobre cómo se distribuye el ingreso, desplegado con mayor
vitalidad en los últimos diez años, no se había registrado en este
prolongado período una declaración más abiertamente en contra del poder
adquisitivo de los trabajadores como la pronunciada por el titular de la
Unión Industrial, Héctor Méndez. Dijo que el tipo de cambio está
subvaluado y que la paridad cambiaria oficial debería ubicarse de 10 a
11 pesos por dólar. La experiencia histórica y la más reciente de enero
de este año revelan que una devaluación como la propuesta por el líder
de los grandes industriales tiene como consecuencia un muy fuerte
castigo a los ingresos de los trabajadores por el golpe inflacionario
que provoca. Mientras un sector sindical minoritario elige como método
de lucha cortar la Panamericana, y otro mayoritario se dedica a defender
al 10 por ciento de más altos salarios por la incidencia del Impuesto a
las Ganancias, el bloque industrial del poder económico apunta al
objetivo sin distraerse.
Las bruscas devaluaciones, como la propuesta por Méndez, son
regresivas en términos económicos y muy perturbadores en términos
sociales y, por lo tanto, causantes de inestabilidad política. Gran
parte de los empresarios con sus amigables voceros busca reducir los
salarios reales quejándose de los costos laborales y de la pérdida de
competitividad amenazando con una menor vocación inversora. De esa forma
tratan de lograr consenso social para una devaluación, y cuando no lo
logran en la magnitud deseada porque algunos anticuerpos sociales y
políticos se han creado a partir de traumas pasados, aceleran las
presiones vía el mercado cambiario. En días posteriores a la embestida
verbal de Méndez sobre el salario de los trabajadores, la plaza ilegal
del dólar tuvo más movimientos superando los 13 pesos por unidad. No es
una conspiración, sino simplemente una disputa de poder en la cual cada
uno utiliza sus principales armas para dirimir cómo se distribuye la
riqueza, y el mercado cambiario es uno de esos terrenos de pelea.
Economistas de orígenes ideológicos diversos, encerrados en el
microclima de papers o de asesoramiento empresario, de-sestiman la
existencia de ese conflicto concentrándose en la pérdida de
competitividad por el supuesto atraso cambiario, que es la vía
argumentativa para justificar la brusca devaluación que deprime el
ingreso de los trabajadores. De una u otra forma sugieren que una fuerte
devaluación lograría superar los “desequilibrios” acumulados en la
economía. Como se sabe, el objetivo del equilibrio económico es una
ilusión de laboratorio de la ortodoxia y, por lo tanto, las tensiones de
competitividad existentes exigen un mayor esfuerzo de gestión y de
aportes técnicos que la salida fácil de una devaluación precipitada.
La crisis cambiaria de fines de enero de este año es muy
aleccionadora. Esa devaluación de poco más del 25 por ciento no mejoró
la competitividad de la economía, no aumentaron las exportaciones y tuvo
las consecuencias conocidas: alzas de precios, caída del salario real y
recesión. Méndez y sus compañeros de ruta, como el productor
agropecuario y secretario de la UIA, José Ignacio de Mendiguren,
utilizan la tradicional muletilla de la falta de confianza para invertir
por causa de las actuales condiciones económicas. Es extraña esa
afirmación porque en lo que va del año la explicación de analistas de la
city sobre la fortaleza del mercado bursátil, con cotizaciones de
acciones y bonos en alza, es las buenas perspectivas que los inversores
tienen sobre la economía argentina por las especulaciones políticas de
cambios luego de las elecciones presidenciales de 2015. ¿Cómo se
entiende esa diferencia de percepción? Existen dos posibles respuestas,
que no son excluyentes. Una, esos industriales argentinos sólo invierten
con fuertes subsidios estatales, para luego de obtener ganancias por
esos emprendimientos fugar una parte y otra destinarla a comprar campos.
La otra es que son rentistas y fugadores seriales de capitales
independientemente del régimen de gobierno (dictadura o democracia),
partido político (radical o peronista) o política económica (neoliberal o
heterodoxa).
Para ese bloque de industriales, la devaluación tiene el objetivo de
disminuir el salario real de los trabajadores, pero también la de
valorizar sus capitales fugados en dólares medidos en moneda doméstica,
lo que les permite adquirir activos a menor precio. Aunque el discurso
convencional insista con que la devaluación, o sea una moneda local
depreciada, es un importante motor del crecimiento del Producto y de
aumento de las exportaciones industriales, la evidencia empírica muestra
que ese resultado no se verifica.
La investigación El mito del crecimiento económico dirigido por el tipo de cambio competitivo, de Alejandro Fiorito, Nahuel Guaita y Silvio
Guaita, y ACA señala que existe una interpretación bastante difundida tanto
en gran parte del convencionalismo como en la heterodoxia, sobre el
papel que juega una devaluación en el crecimiento de las exportaciones
industriales, como causante de la expansión del PBI y por ende del
empleo. Explican que “no surge a partir de los datos para la Argentina
que el tipo de cambio fuese el que genera los canales de demanda que
permite el crecimiento. Por el contrario, estudios tanto para Brasil,
México y Argentina muestran que en realidad el comercio exterior se
manifiesta poco elástico ante cambios del tipo de cambio y con él
también el crecimiento del Producto”. Precisan que las elasticidades del
comercio para las cantidades exportadas e importadas por la Argentina
entre 1993-2008 muestran la baja elasticidad que tienen los volúmenes de
comercio al tipo de cambio real multilateral. Esto significa que una
moneda doméstica depreciada no se ha traducido en un alza adicional de
las exportaciones. La mejora del comercio exterior, como la registrada
en los últimos años, responde más “a cambios en el ingreso y la
utilización de la capacidad de los países socios, que en los precios
relativos de los productos exportados”, ilustra esa troika de
economistas.
Como se mencionó, una devaluación fuerte se trasmite a los precios,
deprime el salario real y consiguientemente la capacidad de gasto de los
trabajadores, como se verificó en el primer trimestre de este año,
costos que todavía se siguen padeciendo, e induce una recesión que
permite mejorar la cuenta corriente de la balanza de pagos. Pese a estos
evidentes resultados, un grupo de industriales con su secta de
economistas mediáticos insisten con el concepto “barato” del tipo de
cambio para abordar la cuestión de la competitividad de la economía.
En el espacio Debates Económicos de este diario, de los lunes, se
publicó el 11 de noviembre del año pasado una opinión de Nahuel Guaita
que ofrece un argumento contundente para prevenirse de los
devaluacionistas: “El fervor por devaluar parece que les hace perder de
vista que las exportaciones son poco y nada sensibles a las variaciones
del tipo de cambio real; en cambio están mucho más atadas a la evolución
de la demanda mundial. También existe el impacto negativo en la
distribución del ingreso debido a la caída del salario real. Por otra
parte, dada la dependencia de la economía argentina de equipo y bienes
de capital importados, y su baja elasticidad a las variaciones de tipo
de cambio real, no se asegura una disminución de las importaciones por
el simple cambio de un precio relativo. Al contrario, la balanza de
pagos termina peor y sólo una fuerte alza en el desempleo la equilibra.
Si las devaluaciones a priori no son favorables al crecimiento del
Producto, a posteriori no se ve bien cómo serían favorables, puesto que
la caída en la demanda agregada induce un efecto negativo sobre la
productividad sistémica de la economía”.
Así se entiende cuál es el objetivo del reclamo de Méndez y sus
socios de un dólar de 10 a 11 pesos: una caída del salario real y más
desempleo para disciplinar a los trabajadores y enfriar de ese modo las
demandas por una mejor distribución de la riqueza.
Original: Pagina 12
7 comentarios:
Bravo chicos , los felicito, dentro de poco los va a citar el mismo Kicillof...
Años, décadas, generaciones de economistas Nac&Pop pidiendo a los gritos devaluaciones (durante toda la década del 90 por ejemplo) y ahora resulta que no contraproducentes en términos absolutos.
¿Cuántas veces tuve que escuchar que el milagro de los Tigres del sudeste asiático fue posible gracias a tener monedas devaluadas y altos niveles de inflación?
Y debe quedar claro: SIEMPRE una devaluación se hace para REDUCIR la demanda de dólares cunado estos faltan, NADIE LO DISCUTE, eso de que genera empleo, más exportaciones, sustitución de importaciones, etc, etc, es solamente sanata para hacer más grata la amarga medicina.
Me parece muy triste que el debate económico se reduzca a miserables chicanas de cuarta.
Estimado "Chico" Carlos,
He leido de muchos Carlos que siempre pidieron apreciaciones cambiarias...por qué vos que te llamas Carlos, no lo pedis?...
Generalizar es facil, y la "categoria" "nac&Pop" es una tan tonta como generalizar "carlos".
nos hacemos cargo unicamente del trabajo citado en la nota. Ninguna chicana hay en él, y si un trabajo que intenta discutir el enorme consenso, de que los tipos de cambio competitivo, son via principio de sustitucion, una clave del crecimiento.
Hacete cargo, no lo podés negar, hay tonelas de material para repasar y analizar... décadas de sanata, pero claro, vos no te hacés cargo, ¿qué opinás de Zaiat?
¿el tipo habrá pensado alguna vez en la necesidad de una devaluación?
Es cierto, devaluar no podría ser NUNCA una herramienta única para el desarrollo, como no lo es emitir dinero para financiar el consumo de los sectores populares a través del gasto social ¿estará relacionada la inflación con la emisión monetaria? ¿sí o no?
¿Qué dicen los Nac&Pop? o mejor dicho ¿qué dice el Sr. Fiorito?
Carlos,
Me parece que no leiste nuestro laburo. Yo no soy Zaiat, por lo que acuerdo en algunas cosas y en otras no. No somos Nac& Pop, y nuestro laburo de investigación equivocado o no, no es desleal, y simplemente se basa en teoria clásico-keynesiana.
Existe para el desarrollo, una linea de economistas en la region, neo-desarrollistas, que sí afirman su base en las devaluaciones y tipo de cambio competitivo.
La inflacion puede tener correlacion con muchas cosas, pero como bien se ve en el grafico que puse en el post, no implica causalidad.
Lo que yo opino esta en el blog, por ej. busca Inflacion dentro del blog, y vas a ver lo que afirmamos desde un enfoque alternativo, que por cierto, no inventamos nosotros.
saludos.
En momentos de tanta polarizacion, las opiniones mas mediocres e irracionales salen de un lado y del otro. ESto siempre fue asi en todas partes.
Entonces, cuando hay trabajos con posiciones que no cuadran en el molde bipolar impuesto, te pegan de todas partes, por ser parte de la otra. Ej. cuando se publico esta nota sobre "fuga" con teoria de aval y regresiones apoyando... http://grupolujan-circus.blogspot.com.ar/2013/11/una-explicacion-alternativa-la.html nos dijeron de todo.
Tu opinion participa desdo el otro lado con la misma confusion, donde por supuesto no puede esperarse reflexion alguna, ni interes por debatir en serio, por el tono en que escribis.
Creo que lo que trasciende estas opiniones vulgares de un lado u otro es precisamente el trabajo con base teorica y no los vaivenes de la jerigonza politica. Dependera entonces de la coherencia y pertinencia emprica de la teoria que se use.
Mamita... te explico: el trabajo de ustedes es razonable, y más allá de coincidir o no sirve para pensar un cacho sobre la realidad económinca.
Está claro también que Zaiat los cita porque, en el actual contexto, la devaluación no está en línea con el interés político del gobierno.
Ustedes deberían poner un "disclaimer" cuando publican información que sale en "Página12" o lugares por el estilo citándolos, salvo que no les interese la utilización POLITICA de un trabajo de análisis económico que no tenía como propósito favorecer al gobierno.
Carlos,
Gracias por el consejo. Pero si alguien coincide con nuestros resultados y los toma como correctos, bienvenidos.
El que conoce y lee el blog sabe nuestras posiciones, acuerdos y desacuerdos con otras corrientes de pensamiento. Particularmente, los ultimos gobiernos se animaron a cosas en mi opinion correctas, que ningun otro se animó a hacer en toda la historia. Estan nuestros post de toda la epoca resaltando lo que es correcto desde nuestro punto de vista.
Tambien tuvo errores como los que te señale antes, y no los aceptan.
Zaiat firma su nota y se hace cargo de su opinion con respecto a la "fuga de capitales" con la que obviamente no acordamos en sus causas "culturales", etc.
Mas que eso no me parece hacer nada.
Por otra parte yo quiero que al gobierno le vaya bien. Conocemos muy bien a los economistas "serios" y los desastres serios que provocan, no por improvisacion como se lo acusa al gobierno, sino por la premeditacion marginalista y neoliberal que han cacareado siempre.
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