El viejo Almacén. BsAs

Surplus Approach

“Es necesario volver a la economía política de los Fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de superar, y, ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde “Petty, Cantillón, los Fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx”. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrasado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada."
Luigi Pasinetti


ISSN 1853-0419

Entrada destacada

Teorías del valor y la distribución una comparacion entre clásicos y neoclásicos

Fabio PETRI   Esta obra, traducida por UNM Editora, ha sido originalmente editada en Italia con el título: “Teorie del valore e del...

28 may 2015

Importancia de los estudios clásicos

Posteamos un trabajo que nos envió el profesor Alfonso Vadillo de la UNAM





...porque la noche es siempre el mar de un sueño antiguo
                                  Xavier Villaurrutia (1953: 41)








Alfonso Vadillo[1]
Febrero de 2015

I Clásicos de la literatura y aportaciones clásicas en las Ciencias Sociales

El gran teatro de la humanidad cuenta la historia de las bellas letras, de la cultura acumulada, donde los clásicos protagonizan un diálogo universal eterno que habita los libros (Gregorian, 2002:1,3). Gaston Bachelard (1972: 33) se preguntó si: “¿el paraíso no es una inmensa biblioteca?” Lo ignoramos; en la Tierra el libro es el fruto de nuestra evolución intelectual desde Egipto, Grecia, China, India y tantas otras geografías. El libro lleva un mensaje, tiene un destino, un más allá, que trasciende a quien lo escribe y su pensamiento vive cuando el autor ha muerto. 

1 Los clásicos

La ligereza en el uso de la noción “clásico” contrasta con la ausencia de un criterio que nos permita hablar con precisión. Se consideran clásicos el Pinocho de Carlo Collodi, las fábulas de Charles Perrault y los cuentos de los hermanos Grimm, pero es difícil aceptar que sean clásicos en el sentido de La Divina Comedia de Dante Alighieri o el Orlando el furioso de Ludovico Ariosto. La incertidumbre consiste en la dificultad de evaluar y catalogar a los clásicos, se desafían como en La batalla de los libros de Jonathan Swift (1979). Con su autoridad literaria, Thomas Stearn Eliot (1994) se preguntó “¿Qué cosa es un clásico?”. En mi opinión su respuesta es inaceptable, parcial, consistió en postular a Virgilio (Publius Vergilius Maro) como el clásico “supremo” y su civilización superior a la antigua Grecia de Homero. Para Eliot (1994:72) solamente la Eneida había dado un sentido de dignidad al mundo y un significado a la historia.
1-1 Mann y Borges

La montaña mágica de Thomas Mann (1973) surgió como un clásico -menos ágil que Los
 Buddenbrook, 1976-, sus novedades tecnológicas, como las de Julio Verne, palidecen ante el chip y al biotecnología. No obstante, pervive Hans Castorp, el joven ingeniero de Hamburgo protagonista de La montaña -que Sergio Pitol (2005) convirtió en Pradera-, y no porque sea la imagen del ni ni ocioso de las élites de otro tiempo sino, tal vez, porque muchos llevamos dentro el contraste entre Nafta el jesuita judío y el humanista Settembrini.
En un reflexivo ensayo, Sergio Carlos Pastormerlo (1997) afirma que Borges no creía en los clásicos. Subraya que en su ensayo “Sobre los clásicos” (Borges, 1941) escribe: No importa el mérito esencial de las obras canonizadas; importan la nobleza y el número de los problemas que suscitan, Borges agrega que este criterio “no resulta adecuado para todos los clásicos”. En sus Obras Completas (1974: 772), en Otras inquisiciones [1952] aparece un apartado con el mismo título, y reitera que “Clásico no es un libro que necesariamente posee tales o cuales méritos”. Según Pastormerlo los escritos difieren pero ambos textos niegan “un valor inmanente en los textos”. La ambigüedad borgiana del término clásico está ya en 1931, cuando escribe que en la lectura de un clásico “la primera vez es ya la segunda, puesto que los emprendemos sabiéndolos. La precavida frase común de releer a los clásicos, resulta de inocente veracidad” (Borges, 1975: 163).
Pese a sus dilemas, Borges es ya un clásico. La “libre elección” moderna sugiere en Los senderos que se bifurcan, que tenemos siempre disyuntivas. Es una idea o sensación que forma parte del pensamiento actual, tan natural que ni nos damos cuenta. También Maquiavelo es un clásico y los políticos que no lo escuchan o no lo han leído terminan en problemas, sobran ejemplos.
Resto del texto: ACA

[1] Profesor Titular de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México

No hay comentarios: