Michal Kalecki |
Piero Sraffa |
Franklin Serrano
Grupo de Economía Política,
Instituto de Economía, Universidad Federal de Rio de Janeiro (IE-UFRJ)
Creo que, desde el principio, sería útil
aclarar que mi investigación y la del grupo de economía política de la IE-UFRJ,
del cual formo parte, no es "multidisciplinaria" y no trata de
“relaciones internacionales”. No es multidisciplinaria porque se focaliza en
sólo dos aspectos que para nosotros, como para cualquier variante del
pensamiento materialista, son estructurantes fundamentales: el poder político
(inclusive militar) y la economía.
Después de todo, autores tan antiguos como
Petty o tan recientes como Jared Diamond demuestran que el excedente económico
es una precondición objetiva mínima para la existencia de economías con una
compleja división del trabajo y de sociedades jerarquizadas en clases. Del mismo
modo, no estudiamos “relaciones internacionales” en general, sino sólo los
aspectos políticos y económicos estructurales de esas relaciones. Aunque el
objeto de estudio es básicamente el mismo, no creo que se pueda clasificar
exactamente lo que hacemos con la etiqueta de economía política internacional.
La llamada economía política internacional tradicional basa su análisis, en lo
que respecta a los aspectos económicos, en el enfoque neoclásico con su visión
idealizada del funcionamiento del mecanismo de mercado, que considero poco
consistente en términos teóricos y totalmente irrealista en términos empíricos.
Mi trabajo no pertenece exactamente tampoco a
la llamada economía política internacional crítica (de autores como Magnus
Ryner, por ejemplo), término que significa básicamente la EPI que utiliza
enfoques heterodoxos de economía. Aquí el problema es que, a diferencia de los
investigadores de EPI (ortodoxa o crítica), no tengo un conocimiento profundo
(ni, confieso, mucho interés) en un área de conocimiento donde, a pesar de
notables contribuciones concretas para el análisis del mundo en que vivimos,
por desgracia la academia parece perder un tiempo y energía desproporcionados
en debates sobre la definición de lo que sería EPI, cuál es su método, objeto,
estatus filosófico, etc.
Lo que yo hago es simplemente la vieja
economía política clásica del excedente, en la tradición que comenzó con Petty,
Quesnay, Smith, Ricardo y Marx, debidamente actualizada y profundizada con las
contribuciones analíticas de Kalecki, Sraffa y sus seguidores. En términos de
método de investigación concreto hago uso del método simple, pero útil, de la
vieja CEPAL de tomar siempre en cuenta el marco histórico estructural
relevante, que permite entender la economía y la política mundiales (y
nacionales) como siendo al mismo tiempo jerarquizadas e históricamente
condicionadas. Lo que, después de todo, es lo mínimo que se espera de estudios
estructuralistas o materialistas que no pretenden deducir a priori alguna “ley
de la historia” (como el materialismo dialéctico de la ortodoxia marxista),
sino sólo entender los procesos sociales.
Algunos de los temas de economía política que
estudio se refieren a aspectos de la economía mundial y las relaciones
económicas y de poder entre los países y sus clases. Pero no constituyen un
nuevo objeto, y mucho menos la necesidad de fundar una nueva disciplina o
ciencia social. En estos estudios es evidente que los elementos geopolíticos
son esenciales, pero no me parece que las complejas relaciones económicas y
políticas entre los estados nacionales de economía capitalista de hoy puedan
ser reductibles a alguna ley general del movimiento de la lógica del poder,
deducible a priori y válida en todas las épocas -ya sea neorrealista o en la
nueva visión de Fiori.
Por otra parte, la forma de organización
capitalista de las economías modernas genera ciertas regularidades y
peculiaridades en su funcionamiento y en los impactos de las políticas de los
estados sobre ellas. Cualquier análisis relevante, tanto de la economía como de
la propia política internacional, debe tener en cuenta estas particularidades
y, entonces sí, los instrumentos de la teoría económica del moderno enfoque del
excedente (después de Kalecki y Sraffa) son fundamentales, sobre todo para escapar
ya sea del irrealismo deductivista neoclásico -que intenta reducir todo a su
restrictiva noción de lo que es "económico" (la racionalidad y sus
cambios)- como también del viejo (es decir, no neoclásico) institucionalismo,
que trata de reducir todo a lo político y no comprende adecuadamente el
funcionamiento real de los mecanismos de mercado, el papel de la competencia,
de la demanda efectiva, de la negociación salarial, la forma en que se
determinan las variables económicas a partir de ciertas instituciones. Por
esto, practico una versión actual de la vieja economía política.
Pero basta de metodología. Creo que la mejor
forma de ilustrar lo que se ha dicho más arriba es mostrando lo que mis colegas
y yo en el grupo de economía política de la IE-UFRJ hacemos. El grupo trabaja
con muchos temas, pero elegí un trabajo que Carlos Medeiros, Fabio Freitas y yo
estamos preparando, para dar una idea del tipo de investigación en curso en el
grupo. El artículo, que todavía está en la etapa inicial de elaboración, se
inscribe en el marco de nuestras investigaciones sobre los elementos de
continuidad y de cambio en el orden económico internacional en los años 2000.
El artículo tiene un doble objetivo. El
primero consiste en argumentar que, a pesar de la reciente desaceleración
económica mundial y de las turbulencias ligadas a los cambios esperados en la
política monetaria de EE.UU., de hecho ocurrió a partir de los años 2000 un
desacoplamiento en la tendencia del crecimiento económico del conjunto de los
países en desarrollo en relación a la tendencia de crecimiento de los países
desarrollados. Este proceso fue parcialmente oscurecido por la mayor
sincronización de los ciclos económicos entre estos dos grupos de países, pero
es perceptible cuando centramos nuestro análisis en las tendencias de
crecimiento observadas en la economía mundial en la década de 2000.
El segundo objetivo, a su vez, será intentar
mostrar que el mejor desempeño relativo de los países en desarrollo se explica
por las mejores condiciones externas que enfrentan las economías en desarrollo
en el período en cuestión. Esta mejora, a su vez, fue causada por cambios en
las políticas económicas del conjunto de las economías en desarrollo.
El orden económico internacional a partir de
los años 2000 contiene elementos de continuidad y cambio en relación a lo
observado en los años 90. En este sentido, el trabajo destaca tres aspectos
principales: uno de continuidad y dos de cambio. Hay una continuidad en la
predominancia del patrón dólar flexible y de los grandes flujos de capital
privado internacional. Sin embargo, parece que se han producido dos cambios
importantes, a saber: 1) el desacoplamiento de la tendencia de crecimiento de
los países en desarrollo y 2) el aumento de los precios relativos de las
commodities. Tanto el desacoplamiento del crecimiento como el cambio de la
tendencia de los precios relativos de las commodities tienen importantes causas comunes en los cambios
verificados en las políticas económicas del conjunto de los países en
desarrollo (y no sólo en China).
El proceso de "catching-up" de los
países en desarrollo en el período fue resultado de la gran mejoría en las
condiciones externas que determinan la restricción de balanza de pagos de la
periferia en los años 2000 en relación a la difícil situación prevaleciente en
la década de los 90 (cuya segunda mitad fue llamado por algunos la "media
década perdida"). Después de la escasez absoluta de divisas de la década
perdida de los años 80, una gran cantidad de capital extranjero fluyó intensamente
hacia la periferia que pasó por un proceso de apertura financiera en los años
90. Al mismo tiempo, se observó una baja tasa de crecimiento del valor de las
exportaciones en dólares, cuyo valor era inferior en promedio a las tasas de
interés internacionales, lo que causó problemas de sostenibilidad en los
procesos de endeudamiento externo.
Además, los flujos de capital de corto plazo
fueron importantes para la gran mayoría de los países en desarrollo, incluidos
algunos de los países más dinámicos del este asiático, lo que llevó a problemas
de liquidez induciendo crisis de la balanza de pagos. La situación externa
resultó agravada por los regímenes de tipo de cambio fijo, el proceso de
liberalización del comercio, las privatizaciones y otras reformas neoliberales
que llevaron a un rápido crecimiento de las importaciones y al empeoramiento de
la competitividad de las exportaciones de los países en desarrollo. Después de
la secuencia de crisis del este asiático (1997), Rusia (1998) y Argentina
(2002), las perspectivas para el resto de los años 2000 parecían sombrías para
muchos analistas (incluido yo mismo).
Sin embargo, las predicciones pesimistas no
se confirmaron. Los hechos son bien conocidos. En la década de 2000 hubo una
recuperación relativamente rápida de la economía de Estados Unidos después de
la crisis de la burbuja "punto com" y un fuerte aumento de la demanda
interna en China y otros países asiáticos. Esta década tampoco fue mala para la
mayoría de las economías en desarrollo. ¿Cómo fue esto posible?
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A Economia Política da ordem econômica internacional: regimes de política econômica e o desacoplamento da tendência de crescimento dos países em desenvolvimento nos anos 2000.
Franklin Serrano, Grupo de Economia Política, IE-UFRJ
Creio que, de início, seria útil esclarecer que a minha pesquisa e a do grupo de economia política do IE-UFRJ do qual faço parte não é “multidisciplinar” e não trata de “relações internacionais”. Não é multidisciplinar porque foca em apenas dois aspectos que para nós, como para qualquer variante de pensamento materialista, são estruturantes fundamentais: o poder político (inclusive militar) e a economia. Afinal, autores tão antigos como Petty ou tão recentes como Jared Diamond demonstram que o excedente econômico é uma pré-condição objetiva mínima para a existência de economias com complexa divisão do trabalho e de sociedades hierarquizadas em classes. Da mesma forma não estudamos “relações internacionais” em geral, mas apenas os aspectos políticos e econômicos estruturais dessas relações. Apesar de o objeto de estudo ser basicamente o mesmo, não creio que se possa classificar o que faço exatamente com o rótulo de economia política internacional. A chamada economia política internacional tradicional baseia sua análise, no que diz respeito aos aspectos econômicos, na abordagem neoclássica com sua visão idealizada do funcionamento do mecanismo de mercado, que considero pouco consistente em termos teóricos e totalmente irrealista em termos empíricos.
O meu trabalho não pertence exatamente nem mesmo à chamada economia política internacional crítica (de autores como Magnus Ryner, por exemplo), termo que significa basicamente a EPI que usa abordagens heterodoxas de economia. Aqui o problema é que, ao contrário dos pesquisadores de EPI (ortodoxa ou crítica), não tenho conhecimento aprofundado (nem, confesso, grande interesse) por uma área do conhecimento onde, a despeito de notáveis contribuições concretas para a análise do mundo em que vivemos, infelizmente a academia parece perder um tempo e energia desproporcionais em debates sobre a definição do que seria EPI, qual é o seu método, objeto, status filosófico, etc.
O que eu faço é apenas a velha economia política clássica do excedente, na tradição que começou com Petty, Quesnay, Smith, Ricardo e Marx, devidamente atualizada e aprofundada com as contribuições analíticas de Kalecki, Sraffa e seus seguidores. Em termos de método de pesquisa concreto faço uso do simples, porém útil, método da velha CEPAL de levar sempre em conta o marco histórico estrutural relevante, que permite perceber a economia e a política mundiais (e nacionais) como sendo ao mesmo tempo hierarquizadas e historicamente condicionadas. O que, afinal, é o mínimo que se espera de estudos estruturalistas ou materialistas que não pretendem deduzir a priori alguma “lei da história” (como o Materialismo Dialético da ortodoxia marxista), mas apenas entender os processos sociais.
Alguns temas de economia política que estudo dizem respeito a aspectos da economia mundial e das relações econômicas e de poder entre países e suas classes. Mas não
configuram nem um novo objeto e muito menos a necessidade de fundar uma nova disciplina ou ciência social. Nestes estudos é evidente que elementos geopolíticos são fundamentais, mas não me parece que as complexas relações econômicas e políticas entre os Estados nacionais de economia capitalista de hoje possam ser redutíveis a alguma lei geral de movimento da lógica do poder, dedutível a priori e válida em todas as épocas – seja neorrealista ou na nova visão de Fiori.
Além disso, a forma de organização capitalista das economias modernas gera certas regularidades e particularidades em seu funcionamento e nos impactos das políticas dos Estados sobre elas. Qualquer análise relevante, tanto da economia, quanto da própria política internacional, tem que levar em conta estas particularidades e, aí sim, o instrumental de teoria econômica da moderna abordagem do excedente (depois de kalecki e sraffa) é fundamental, especialmente para escapar seja do irrealismo dedutivista neoclássico – que tenta reduzir tudo a sua restritiva noção do que é o “econômico” (a racionalidade e as trocas) – seja de um velho (isto é, não neoclássico) institucionalismo que tenta reduzir tudo ao político e não compreende adequadamente a real operação dos mecanismos de mercado, o papel da concorrência, da demanda efetiva, da barganha salarial, a forma e m que se determinam as variáveis econômicas a partir de dadas instituições. Por isto, pratico uma versão atual da velha economia política.
Mas chega de metodologia. Eu acho que a melhor forma de ilustrar o que foi dito acima é mostrando o que eu e meus colegas do grupo de economia política do IE-UFRJ fazemos. O grupo trabalha com muitos temas, mas escolhi um trabalho que Carlos Medeiros, Fabio Freitas e eu estamos preparando para dar uma idéia do tipo de pesquisas em andamento no grupo. O artigo, que ainda está em fase inicial de elaboração, se enquadra no quadro de nossas pesquisas sobre elementos de continuidade e elementos de mudança na ordem econômica internacional nos anos 2000. O artigo tem um duplo objetivo. O primeiro deles é argumentar que, a despeito da recente desaceleração da economia mundial e das turbulências ligadas a mudanças esperadas na política monetária dos EUA, de fato ocorreu a partir dos anos 2000 um desacoplamento da tendência do crescimento econômico do conjunto dos países em desenvolvimento em relação à tendência de crescimento dos países desenvolvidos. Este processo foi em parte obscurecido pela maior sincronização do ciclo econômico entre estes dois grupos de países, porém é discernível quando concentramos nossa análise nas tendências de crescimento observadas na economia mundial nos anos 2000. O segundo objetivo, por sua vez, será tentar mostrar que o melhor desempenho relativo dos países em desenvolvimento é explicado pelas melhores condições externas enfrentadas pelas economias em desenvolvimento no período em questão. Tal melhoria, por sua vez, foi ocasionada por mudanças nas políticas econômicas do conjunto das economias em desenvolvimento.
A ordem econômica internacional a partir dos anos 2000 contém elementos de continuidade e de mudança em relação ao que foi observado nos anos 1990. Nesse sentido, o trabalho ressalta três aspectos principais: um de continuidade e dois de
mudança. Há continuidade na predominância do padrão dólar flexível e nos grandes fluxos de capital privado internacional. Porém, parece claro terem ocorrido duas importantes mudanças, a saber: 1) o desacoplamento da tendência de crescimento dos países em desenvolvimento e 2) o aumento dos preços relativos das commodities. Tanto o desacoplamento do crescimento quanto a mudança da tendência dos preços relativos das commodities têm importantes causas comuns nas mudanças verificadas nas políticas econômicas do conjunto dos países em desenvolvimento (e não apenas na China).
O processo de “catching-up” dos países em desenvolvimento no período resultou da grande melhoria das condições externas que determinam a restrição de balanço de pagamentos da periferia nos anos 2000 em relação à difícil situação dos anos 1990 (cuja segunda metade foi chamada por alguns de “meia década perdida”). Depois da escassez absoluta de divisas da década perdida dos anos 1980, uma grande quantidade de capital externo fluiu intensamente para a periferia que passou por um processo de abertura financeira nos anos 1990. Ao mesmo tempo, foi observada uma baixa taxa de crescimento do valor das exportações em dólares, cujo valor foi em média inferior ao das taxas de juros internacionais, o que causou problemas de sustentabilidade nos processos de endividamento externo. Além disso, fluxos de capital de curto prazo foram importantes para a grande maioria dos países em desenvolvimento, incluindo alguns dos países mais dinâmicos do Leste Asiático, o que levou aos problemas de liquidez indutores de crises de balanço de pagamentos. A situação externa foi agravada ainda pelos regimes de cambio fixo, pelo processo de liberalização comercial, pelas privatizações e outras reformas neoliberais que levaram a um rápido crescimento das importações e à piora da competitividade das exportações dos países em desenvolvimento. Depois da sequência de crises do Leste Asiático (1997), Rússia (1998) e Argentina (2002), a perspectiva para o resto dos anos 2000 parecia sombria para muitos analistas (inclusive eu mesmo).
Entretanto, estas previsões pessimistas não se confirmaram. Os fatos são bem conhecidos. Nos anos 2000 houve uma recuperação relativamente rápida da economia americana depois da crise da bolha “dot-com” e um forte aumento na demanda interna na China e em outros países Asiáticos. Essa década tampouco foi ruim para a maior parte das economias em desenvolvimento. Como isso foi possível?
A Economia Política da ordem econômica internacional: regimes de política econômica e o desacoplamento da tendência de crescimento dos países em desenvolvimento nos anos 2000.
Franklin Serrano, Grupo de Economia Política, IE-UFRJ
Creio que, de início, seria útil esclarecer que a minha pesquisa e a do grupo de economia política do IE-UFRJ do qual faço parte não é “multidisciplinar” e não trata de “relações internacionais”. Não é multidisciplinar porque foca em apenas dois aspectos que para nós, como para qualquer variante de pensamento materialista, são estruturantes fundamentais: o poder político (inclusive militar) e a economia. Afinal, autores tão antigos como Petty ou tão recentes como Jared Diamond demonstram que o excedente econômico é uma pré-condição objetiva mínima para a existência de economias com complexa divisão do trabalho e de sociedades hierarquizadas em classes. Da mesma forma não estudamos “relações internacionais” em geral, mas apenas os aspectos políticos e econômicos estruturais dessas relações. Apesar de o objeto de estudo ser basicamente o mesmo, não creio que se possa classificar o que faço exatamente com o rótulo de economia política internacional. A chamada economia política internacional tradicional baseia sua análise, no que diz respeito aos aspectos econômicos, na abordagem neoclássica com sua visão idealizada do funcionamento do mecanismo de mercado, que considero pouco consistente em termos teóricos e totalmente irrealista em termos empíricos.
O meu trabalho não pertence exatamente nem mesmo à chamada economia política internacional crítica (de autores como Magnus Ryner, por exemplo), termo que significa basicamente a EPI que usa abordagens heterodoxas de economia. Aqui o problema é que, ao contrário dos pesquisadores de EPI (ortodoxa ou crítica), não tenho conhecimento aprofundado (nem, confesso, grande interesse) por uma área do conhecimento onde, a despeito de notáveis contribuições concretas para a análise do mundo em que vivemos, infelizmente a academia parece perder um tempo e energia desproporcionais em debates sobre a definição do que seria EPI, qual é o seu método, objeto, status filosófico, etc.
O que eu faço é apenas a velha economia política clássica do excedente, na tradição que começou com Petty, Quesnay, Smith, Ricardo e Marx, devidamente atualizada e aprofundada com as contribuições analíticas de Kalecki, Sraffa e seus seguidores. Em termos de método de pesquisa concreto faço uso do simples, porém útil, método da velha CEPAL de levar sempre em conta o marco histórico estrutural relevante, que permite perceber a economia e a política mundiais (e nacionais) como sendo ao mesmo tempo hierarquizadas e historicamente condicionadas. O que, afinal, é o mínimo que se espera de estudos estruturalistas ou materialistas que não pretendem deduzir a priori alguma “lei da história” (como o Materialismo Dialético da ortodoxia marxista), mas apenas entender os processos sociais.
Alguns temas de economia política que estudo dizem respeito a aspectos da economia mundial e das relações econômicas e de poder entre países e suas classes. Mas não
configuram nem um novo objeto e muito menos a necessidade de fundar uma nova disciplina ou ciência social. Nestes estudos é evidente que elementos geopolíticos são fundamentais, mas não me parece que as complexas relações econômicas e políticas entre os Estados nacionais de economia capitalista de hoje possam ser redutíveis a alguma lei geral de movimento da lógica do poder, dedutível a priori e válida em todas as épocas – seja neorrealista ou na nova visão de Fiori.
Além disso, a forma de organização capitalista das economias modernas gera certas regularidades e particularidades em seu funcionamento e nos impactos das políticas dos Estados sobre elas. Qualquer análise relevante, tanto da economia, quanto da própria política internacional, tem que levar em conta estas particularidades e, aí sim, o instrumental de teoria econômica da moderna abordagem do excedente (depois de kalecki e sraffa) é fundamental, especialmente para escapar seja do irrealismo dedutivista neoclássico – que tenta reduzir tudo a sua restritiva noção do que é o “econômico” (a racionalidade e as trocas) – seja de um velho (isto é, não neoclássico) institucionalismo que tenta reduzir tudo ao político e não compreende adequadamente a real operação dos mecanismos de mercado, o papel da concorrência, da demanda efetiva, da barganha salarial, a forma e m que se determinam as variáveis econômicas a partir de dadas instituições. Por isto, pratico uma versão atual da velha economia política.
Mas chega de metodologia. Eu acho que a melhor forma de ilustrar o que foi dito acima é mostrando o que eu e meus colegas do grupo de economia política do IE-UFRJ fazemos. O grupo trabalha com muitos temas, mas escolhi um trabalho que Carlos Medeiros, Fabio Freitas e eu estamos preparando para dar uma idéia do tipo de pesquisas em andamento no grupo. O artigo, que ainda está em fase inicial de elaboração, se enquadra no quadro de nossas pesquisas sobre elementos de continuidade e elementos de mudança na ordem econômica internacional nos anos 2000. O artigo tem um duplo objetivo. O primeiro deles é argumentar que, a despeito da recente desaceleração da economia mundial e das turbulências ligadas a mudanças esperadas na política monetária dos EUA, de fato ocorreu a partir dos anos 2000 um desacoplamento da tendência do crescimento econômico do conjunto dos países em desenvolvimento em relação à tendência de crescimento dos países desenvolvidos. Este processo foi em parte obscurecido pela maior sincronização do ciclo econômico entre estes dois grupos de países, porém é discernível quando concentramos nossa análise nas tendências de crescimento observadas na economia mundial nos anos 2000. O segundo objetivo, por sua vez, será tentar mostrar que o melhor desempenho relativo dos países em desenvolvimento é explicado pelas melhores condições externas enfrentadas pelas economias em desenvolvimento no período em questão. Tal melhoria, por sua vez, foi ocasionada por mudanças nas políticas econômicas do conjunto das economias em desenvolvimento.
A ordem econômica internacional a partir dos anos 2000 contém elementos de continuidade e de mudança em relação ao que foi observado nos anos 1990. Nesse sentido, o trabalho ressalta três aspectos principais: um de continuidade e dois de
mudança. Há continuidade na predominância do padrão dólar flexível e nos grandes fluxos de capital privado internacional. Porém, parece claro terem ocorrido duas importantes mudanças, a saber: 1) o desacoplamento da tendência de crescimento dos países em desenvolvimento e 2) o aumento dos preços relativos das commodities. Tanto o desacoplamento do crescimento quanto a mudança da tendência dos preços relativos das commodities têm importantes causas comuns nas mudanças verificadas nas políticas econômicas do conjunto dos países em desenvolvimento (e não apenas na China).
O processo de “catching-up” dos países em desenvolvimento no período resultou da grande melhoria das condições externas que determinam a restrição de balanço de pagamentos da periferia nos anos 2000 em relação à difícil situação dos anos 1990 (cuja segunda metade foi chamada por alguns de “meia década perdida”). Depois da escassez absoluta de divisas da década perdida dos anos 1980, uma grande quantidade de capital externo fluiu intensamente para a periferia que passou por um processo de abertura financeira nos anos 1990. Ao mesmo tempo, foi observada uma baixa taxa de crescimento do valor das exportações em dólares, cujo valor foi em média inferior ao das taxas de juros internacionais, o que causou problemas de sustentabilidade nos processos de endividamento externo. Além disso, fluxos de capital de curto prazo foram importantes para a grande maioria dos países em desenvolvimento, incluindo alguns dos países mais dinâmicos do Leste Asiático, o que levou aos problemas de liquidez indutores de crises de balanço de pagamentos. A situação externa foi agravada ainda pelos regimes de cambio fixo, pelo processo de liberalização comercial, pelas privatizações e outras reformas neoliberais que levaram a um rápido crescimento das importações e à piora da competitividade das exportações dos países em desenvolvimento. Depois da sequência de crises do Leste Asiático (1997), Rússia (1998) e Argentina (2002), a perspectiva para o resto dos anos 2000 parecia sombria para muitos analistas (inclusive eu mesmo).
Entretanto, estas previsões pessimistas não se confirmaram. Os fatos são bem conhecidos. Nos anos 2000 houve uma recuperação relativamente rápida da economia americana depois da crise da bolha “dot-com” e um forte aumento na demanda interna na China e em outros países Asiáticos. Essa década tampouco foi ruim para a maior parte das economias em desenvolvimento. Como isso foi possível?
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