Posteamos un muy interesante articulo de James Galbraith, sobre el libro de Thomas Piketty, que salió traducido en el número 30 de la Revista de Economía Institucional de la Universidad Externado de Colombia.
¿Cómo hacerla?
Cambridge (Inglaterra) |
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¿Qué es el "capital"? Para Karl Marx era
una categoría social, política y jurídica: el medio de control de los medios
de producción por la clase dominante. El capital podía ser dinero y podía ser
máquinas; podía ser fijo y podía ser variable. Pero la
esencia del capital no era física ni financiera. Era el poder que el capital daba
a los capitalistas: la autoridad para tomar decisiones y extraer plusvalía de los trabajadores.
A comienzos del siglo pasado la economía
neoclásica abandonó ese análisis social y político en favor de un análisis mecánico. Replanteó el concepto de capital
y lo concibió como un
elemento físico que se combinaba con el trabajo para generar el producto. Esta
noción de capital hizo posible expresar en forma matemática la "función de
producción", mediante la cual los salarios y beneficios se pudieron vincular al "producto marginal" de
cada factor. La nueva visión dio entonces al uso de las máquinas un papel superior que
al de sus propietarios, y legitimó las ganancias como el justo rendimiento de una contribución
indispensable.
Las matemáticas simbólicas llevan a la
cuantificación. Por ejemplo, si se afirma que una economía usa más capital (en
relación con el trabajo) que otra, tiene que haber una unidad común para cada factor.
Para el trabajo podría ser una hora de tiempo de trabajo. Pero, ¿para el
capital? Una vez se deja atrás el "modelo del cereal", en el que el capital (la semilla) yel producto (la harina) son la misma
cosa, hay que hacer conmensurables de algún modo los distintos rubros de equipo
e inventarias que constituyen el "acervo de capital" existente.
¿Cómo hacerla?
Aunque Thomas Piketty, profesor de la Escuela de
Economía de París, escribió un libro voluminoso titulado El capital en el siglo XXI, rechaza
explícita (y cáusticamente) el punto de vista marxista. En algunos aspectos es
escéptico respecto de la economía predominante, pero concibe el capital (en
principio) como una aglomeración de objetos físicos, en concordancia
con la teoría neoclásica. Y, por tanto, debe afrontar la pregunta de
cómo medir el capital como cantidad.
Su enfoque consta de dos pasos. Primero mezcla el
equipo de capital con todas las formas de riqueza valoradas en dinero, incluida la
tierra y la vivienda, bien sea que la riqueza se use o no en forma productiva.
Solo excluye lo que los economistas neoclásicos llaman "capital humano",
quizá porque no se puede comprar ni vender. Luego calcula el valor de mercado
de esa riqueza. Su medida del capital no es física sino financiera.
Considero que esta es una fuente de terrible
confusión. Gran parte del análisis de Piketty se refiere a la relación entre
capital -como él lo define- e ingreso nacional: la relación capital/ingreso. Debería ser obvio
que esta relación depende fuertemente del flujo del valor de mercado. Y Piketty
así lo manifiesta.
Por ejemplo, cuando describe el desplome de la relación capital/ingreso en
Francia, Gran Bretaña y Alemania después de 1910, se refiere solo en parte a la
destrucción física de equipo de capital.
Durante la Primera Guerra Mundial casi no hubo
destrucción física en Gran Bretaña, y la que hubo en Francia se exageró
enormemente en esa época, como demostró Keynes en 1919. Hubo muy poca en
Alemania, que estuvo intacta hasta el final de la guerra.
¿Qué sucedió entonces? La variación de la relación
de Piketty obedeció en gran parte a los elevados ingresos, producidos por la movilización
de la guerra, con respecto a la capitalización de mercado, cuyas ganancias se
limitaron o disminuyeron durante y después de la guerra. Más tarde, cuando los valores de los
activos colapsaron durante la Gran Depresión, lo que se desintegró no fue el
capital físico sino su valor de mercado. Durante la Segunda Guerra
Mundial la destrucción jugó un papel más importante. El problema es que
mientras que los cambios físicos y las variaciones de precios son obviamente
diferentes, Piketty los trata como si fueran aspectos de una misma cosa.
Piketty intenta mostrar que desde los años setenta
el valor de mercado de los activos de capital ha aumentado mucho más que el ingreso
corriente. Calcula que en el mundo anglo-americano esa relación se elevó de un
250-300% en esa época al 500-600% hoy en día. En algún sentido, el
"capital" se ha convertido en un factor más importante y más
dominante, en un factor mucho grande de la vida económica.
Piketty atribuye ese aumento a un crecimiento
económico más lento con respecto al rendimiento del capital, de acuerdo con una
fórmula que denomina "ley fundamental". En términos algebraicos, esta
se expresa como r >c; donde r es el rendimiento del capital y c el
crecimiento del ingreso. De nuevo aquí parece estar hablando de volúmenes
físicos de capital, que aumentan año a año mediante las ganancias y el ahorro.
Pero no está midiendo volúmenes físicos, y su
fórmula no explica muy bien los patrones observados en diferentes países. Por
ejemplo, su relación capital/ingreso de Japón llega al tope en 1990 -hace casi un
cuarto de siglo, a comienzos del largo estancamiento japonés- y la de Estados
Unidos en 2008. Mientras que en Canadá, que no tuvo un colapso financiero, al
parecer aún sigue aumentando. Una mente simple diría que lo que está cambiando
es el valor de mercado y no la cantidad física, y que el valor de mercado es
impulsado por la financiarización y exagerado por las burbujas, que aumenta
donde estas se permiten y disminuye cuando se desinflan.
Piketty quiere elaborar una teoría relevante del
crecimiento, el cual requiere capital físico como in sumo. Y, sin embargo,
emplea una medida empírica no relacionada con el capital productivo físico y
cuyo valor en dólares depende, en parte, del rendimiento del capital. ¿De dónde
proviene la tasa de rendimiento del capital? Piketty nunca lo dice. Solo afirma
que el rendimiento del capital solía tener en promedio cierto valor, por
ejemplo, de un 5% sobre la tierra en el siglo XIX, y más alto en el siglo xx.
La teoría neo clásica básica sostiene que la tasa de
rendimiento del capital depende de su productividad (marginal). En ese caso
debemos pensar en capital físico; y (de nuevo) esta parece ser la opinión de Piketty.
Pero el esfuerzo por construir una teoría del capital físico con una tasa de
rendimiento tecnológico se derrumbó hace mucho tiempo bajo el ataque fulminante
de las críticas procedentes de Cambridge, Inglaterra, en los años cincuenta y
sesenta, en especial de Joan Robinson, Piero Sraffa y Luigi Pasinetti.
Piketty dedica apenas tres páginas a la controversia
"Cambridge- Cambridge", pero son importantes debido a que son muy
engañosas.
Él dice:
La disputa continuó [ ... ] entre economistas radicados principalmente en Cambridge, Massachussets (incluidos [Robert] Solow y [Paul] Samuelson) y economistas que trabajaban en Cambridge, Inglaterra [ ... ] que (a veces no sin cierta confusión) veían en el modelo de Solow la afirmación de que el crecimiento es siempre perfectamente balanceado, lo que negaba la importancia que Keynes atribuía a las fluctuaciones de corto plazo. Fue en los años setenta cuando el modelo de crecimiento neoclásico de Solow terminó imponiéndose.
Pero el argumento de los críticos no se refería a Keynes ni a las fluctuaciones.
Se refería al concepto de capital físico y a si la ganancia se podía derivar de
una función de producción. En forma muy resumida el argumento constaba de tres
pasos. Primero, no se pueden sumar los valores de los objetos de capital para
obtener una cantidad común sin una tasa de interés previa, la cual (por ser
previa) debe provenir del mundo financiero y no del mundo físico. Segundo, si
la tasa de interés efectiva es una variable financiera que varía por razones financieras,
la interpretación física de un acervo de capital valorado en dólares carece
de sentido. Y, tercero, un punto más sutil: cuando la tasa de interés
disminuye, no hay una tendencia sistemática a adoptar una tecnología más
"intensiva en capital", como supone el modelo neo clásico.
En suma, la crítica de Cambridge mostró que carecía
de sentido afirmar que los países más ricos empezaron a serlo usando
"más" capital. De hecho, los países más ricos a menudo usan menos
capital; tienen una mayor participación de los
servicios en su producto y del trabajo en sus exportaciones: la "paradoja
de Leontief". En cambio, esos países se volvieron ricos -como después argumentó
Pasinetti- mediante el aprendizaje, el mejoramiento técnico, la instalación de infraestructura,
la educación y -como he argumentado- mediante una regulación exhaustiva y la
seguridad social. Nada de esto tiene una relación necesaria con el concepto de capital
físico de Solow, y menos aún con una medida de capitalización de la riqueza en
los mercados financieros.
No hay ninguna razón para pensar que la
capitalización financiera tiene una relación estrecha con el desarrollo
económico. Durante décadas la mayoría de los países asiáticos -incluidos Corea,
Japón y China- lo hizo muy bien sin financiarización; igual que Europa continental en
los años de posguerra y Estados Unidos antes de 1970.
Y el modelo de Solow no se impuso. En 1966 Samuelson aceptó el argumento de
Cambridge (Inglaterra).
[1] Profesor en la Escuela Lyndon B. Johnson de Asuntos Públicos de la Universidad de Texas, [galbraith@mail.utexas.edu]. Reseña tomada de Dissent, primavera de 2014. Traducción de Alberto Supelano; se publica con las autorizaciones correspondientes. Fecha de recepción: 16 de marzo de 2014, fecha de aceptación: 25 de abril de 2014. Sugerencia de citación: Galbraith., J. K. "El capital en el siglo XXI", Revista de
Economía Institucional 16,30,2014, pp. 345-355.
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