Páginas Sraffianas

13 jul 2011

Hacia una Política de Crecimiento Dirigido por el Estado















Ocampo, J.A.(2008): El auge económico Latinoamericano, Rev.de Cs.Politica, 28, 7-33




por Fabian Amico y Alejandro Fiorito*



El crecimiento de las economías modernas puede semejarse a un recipiente que varía de tamaño (capacidad productiva) con un flujo (demanda efectiva) que también se altera
con el paso del tiempo. Normalmente, en todas las economías el nivel del flujo se encuentra oscilando entre un 70 u 80% del volumen del recipiente, con ambas dimensiones moviéndose. La relación de causalidad es aquí central: ¿crece primero el recipiente (la capacidad) y el contenido debe adaptarse, o crece primero el contenido (la demanda) y luego la capacidad se adapta?

Buena parte de los economistas argentinos vio con pesimismo el proceso de crecimiento en Argentina desde 2003, partiendo del supuesto que el recipiente (el producto potencial) no sólo era independiente del contenido (la demanda), sino que debía crecer antes de ser colmado. El gobierno desoyó esas recomendaciones y, paradójicamente, la etapa 2003-2010 resultó, en términos de crecimiento, una de las más exitosas de la historia nacional.

¿Cómo ocurrió esto? Pese a que muchos dijeron que el crecimiento argentino no podía durar más que unos pocos años de recuperación, la persistencia de altas tasas de crecimiento –incluso pese a la crisis de 2009- obligó a corregir año a año las predicciones de agotamiento. Pero el proceso se prolongó demasiado para ser considerado “artificial” y mientras Argentina crece a tasas altas los pronósticos siguen fallando.

El recurso predilecto de muchos economistas convencionales fue responsabilizar a factores externos (“el viento de cola”) por el crecimiento sostenido y minimizar a cualquier factor doméstico de la política económica. Es cierto que en los últimos años hubo un desplazamiento de la restricción externa gracias a factores internacionales (aunque también por el tipo de cambio competitivo). Pero, frente al viento de cola se podían arriar las velas o desplegarlas a pleno. A diferencia de sus vecinos, Argentina hizo lo segundo. Sin restricción de divisas, la economía creció siguiendo los estímulos de la demanda efectiva.

Así, Argentina hizo un uso altamente eficiente del “viento de cola”: el producto potencial (se lo mida como se lo mida) creció vertiginosamente, el desempleo cayó, aumentaron la productividad y la inversión. Todo esto no hubiera existido si se “moderaban” las tasas de crecimiento.

Más allá del motivo político que pondera a estos pronósticos (hay quien quiere que las cosas vayan mal), esta “falla masiva” de previsión se explica también por los modelos teóricos con que estos economistas piensan y comparten ciertas verdades indiscutibles: la ineficacia de las políticas expansivas fiscales o monetarias, la crítica de la pretensión de crecer “por encima del producto potencial”, el irresponsable (inflacionario) elevado uso de la capacidad instalada, el inadecuado (escaso) monto de la inversión, y en general una invalidación de cualquier intento “discrecional” de instigar el crecimiento. Este intento fútil estaría promoviendo una desigualdad creciente entre el ritmo de expansión de la demanda y la velocidad a la que se mueve la oferta global de la economía. Esto explicaría luego la alta inflación y el crecimiento de las importaciones.

Para la visión tradicional en el corto plazo la demanda mueve el producto efectivo en torno al potencial; en el largo, los efectos de la demanda se diluyen y el PIB efectivo converge a su nivel “natural” o potencial. Pero empíricamente se ve otra cosa. Los estudios recientes sobre las series de tiempo revelaron que las perturbaciones económicas de corto plazo tienen efectos persistentes en el largo plazo, y que la misma cosa que causa los ciclos es lo que explica la tendencia.

En realidad se observan múltiples canales a través de los cuales estímulos de la demanda agregada influyen positivamente en el crecimiento. 1- es un hecho que la economía no tiende espontáneamente hacia el pleno empleo potencial. 2- el nivel y la tasa de crecimiento de la demanda efectiva influye en el desarrollo de los recursos productivos (y por ende en el producto potencial de la economía).

No sólo la demanda define la tasa de utilización de los recursos productivos (y por ende, la mayor o menor cercanía entre el ritmo del producto efectivo y el producto potencial), sino que también tiene un impacto significativo sobre la cantidad y productividad de los inputs, y ergo, impacta sobre el sendero mismo del producto potencial.
El estructuralismo latinoamericano ya había descrito bien este hecho, definiendo a la restricción externa como el obstáculo principal al crecimiento y minimizando las restricciones potenciales derivadas de la brecha de ahorro.

Los modelos convencionales sugieren que el flujo de ahorros “financia”, de alguna manera, la inversión. Pero el ahorro es un residuo que no tiene ningún significado causal en el proceso de inversión. Dado el hecho estilizado de que la inversión reacciona positivamente ante la demanda de bienes finales, la prescripción de aumentar el ahorro mediante contracciones del consumo (público y/o privado) sólo lleva a una merma de la inversión y, por ende, a una reducción proporcional del ingreso potencial y del ahorro. En suma, la inversión es el resultado del crecimiento y no su requisito previo, como postulan en la ortodoxia. Desde 2002 se observa en la Argentina que exportaciones y luego demanda doméstica aceleraron la inversión para llevarla a récords históricos sobre el producto (25%). Pero economistas y grandes medios de comunicación insisten en que los empresarios no invierten lo suficiente por la ausencia de un propicio “clima de negocios” (sic).

El hecho de que el crecimiento potencial de la economía dependa del aumento de la capacidad física, los recursos laborales y la productividad es una obviedad que nadie discute. Pero de ello no se concluye que el producto potencial sea independiente del producto efectivo y de la demanda. Más bien, ocurre lo contrario: es el producto efectivo el que determina el sendero de la capacidad productiva potencial de la economía. Cada uno de esos factores es afectado por la tasa efectiva de crecimiento determinada por la demanda.

Si mayor demanda conduce a un mayor monto de inversión, esto tendrá un efecto directo sobre la capacidad productiva y (en la medida en que cada nuevo equipo de capital incorpora un grado de progreso técnico) también sobre la productividad. Además, forzosamente cualquier expansión hoy de la demanda y el producto influirán en los planes de inversión de las firmas y en su capacidad para ejecutar esos planes, como también en una mayor capacidad y productividad en el futuro. El rápido crecimiento del producto tiene una influencia positiva sobre el estado de las expectativas empresarias en el largo plazo, conduciendo a las empresas a adoptar posiciones ilíquidas y a temer menos a pérdidas asociadas con la incertidumbre sobre el futuro.

Este enfoque alternativo necesita de políticas industriales activas, para direccionar la inversión hacia un esfuerzo de sustitución de importaciones que alivie la restricción externa. El tipo de cambio sólo no lo resuelve, y de no hacerse esto se va en camino a repetir otras experiencias involutivas de estos procesos en nuestro país. No hay problemas económicos para que el Estado pueda avanzar sobre múltiples temas de control que el mercado no resuelve para el desarrollo.

El rápido crecimiento, estimulado por la demanda, tiene otro efecto adicional. Existe una probada regularidad empírica (“Ley de Verdoorn”) que destaca que el crecimiento del PIB genera un alza de la productividad que a su vez extiende el espacio para que los salarios reales aumenten sin generar presiones inflacionarias por el lado de los costos. Para profundizar aspectos teóricos como empíricos ver nuestro trabajo mas extenso sobre el caso de la Argentina post crisis.

Este enfoque contrasta con los economistas tradicionales, quienes apenas observan inflación, recomiendan ser “austeros” o “enfriar la economía” suponiendo, sin ningún análisis, que la economía se encuentra en su nivel potencial o pleno. Un ejemplo reciente desmiente esta idea: con la crisis mundial de 2009 hubo un ajuste contractivo brutal de la demanda agregada y la inflación cedió muy poco. En suma, la prescripción de “moderar” el crecimiento hacia tasas “normales” con pretensiones antinflacionarias, solo condenan al país a persistir en la senda del subdesarrollo.

* Economistas investigadores de UNLU

6 comentarios:

  1. Yo no me considero ortodoxo pero me parece que uds subestiman el relajamiento en la restricción externa que nos dio la mejora en los terminos de intercambio. Sin decir que es todo viento de cola porque las dos posiciones extremistas claramente estan erradas.

    Lo que si veo, es que con Terminos de Intercambio mas normales, la unica forma de haber visto este crecimiento es endeudandonos. En los proximos 4 años dudo que mejoren los TI, por ello veremos: o tenian razon uds y el super impulso a la demanda es sustentable, o se modera el crecimiento, o tenemos menos superavit y mas deuda externa

    Una alternativa de aterrizaje suave seria mejorar las causas de la fuga de capitales, ahi habria superavit para tirar un rato mas con los TI estables.

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  2. Beli:
    La nota dice:
    "Este enfoque alternativo necesita de políticas industriales activas, para direccionar la inversión hacia un esfuerzo de sustitución de importaciones que alivie la restricción externa. El tipo de cambio sólo no lo resuelve, y de no hacerse esto se va en camino a repetir otras experiencias involutivas de estos procesos en nuestro país. No hay problemas económicos para que el Estado pueda avanzar sobre múltiples temas de control que el mercado no resuelve para el desarrollo."

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  3. Aunque los términos de intercambio sean favorables, si no hay demanda no creces. La mejora de los TI lo que posibilitó fue que, al incrementarse la demanda, la inversión que requiere insumos y bienes de capital importados pueda aumentar sin chocarse con la restricción externa. Es decir, relajó la escasez de dolares.
    Los TI ayudan a solucionar la falta de dolares, pero como se está viendo no son suficientes. Por eso es necesaria una política agresiva de sustitución de importaciones.

    Los impulsos a la demanda son sustentables mientras no te falten dolares. Nunca dijimos que los impulsos a la demanda son sustentables independientemente de dicha brecha.

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  4. Lo de los estructuralistas habría que analizarlo más en detalle. Es cierto que (casi todos) describieron la restricción externa como la traba fundamental para el crecimiento sostenido de los países latinoamericanos; es cierto que (muchos) ubicaban en la puja distributiva la causa de la inflación, antes que en el "emisionismo".
    Pero donde se les escapó la tortuga completamente es con la demanda efectiva, o más en concreto, con la relación entre ahorro e inversión. De allí que terminaran buscando que el "ahorro externo" solucionara los problemas de nuestra estructura industrial no-integrada.
    Sólo eso. Saludos

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  5. Todavía hoy en pleno siglo XXI tenes economistas que sostienen que el crecimiento argentino en los últimos 8 años fue todo viento de cola. ¿A qué le llaman viento de cola? Lo último que escuche fue: teoría del bono demográfico. Es el crecimiento de la población y posterior incremento de la PEA (China ya alcanzó el punto máximo de PEA e India está por llegar, por eso dicen que se va a mantener el viento...), que genera un incremento en el ahorro y así impacta en el crecimiento...Como si alguien estuviese dispuesto a invertir para venderle cosas a personas austeras que no gastan. Saludos.

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  6. Ver polémica con este artículo y debate posterior http://puntoddesequilibrio.blogspot.com/2011/07/breves-notas-polemicas-sobre-los.html

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