El viejo Almacén. BsAs

Surplus Approach

“Es necesario volver a la economía política de los Fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de superar, y, ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde “Petty, Cantillón, los Fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx”. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrasado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada."
Luigi Pasinetti


ISSN 1853-0419

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23 may 2010

Las políticas de Demanda son necesarias y posibles



Roberto Ciccone -
Economista y Profesor de Uniroma Tre-Roma

Una de las premisas del artículo de Cristiano Antonelli es bastante aceptable: el pesimismo sobre la capacidad del sistema económico para superar la crisis actual de forma espontánea y volver a los niveles de actividad y tasas de crecimiento relativamente altas. No estoy de acuerdo en cambio en las líneas de intervención, en particular para la economía italiana, que propone Antonelli, y en parte derivada de la interpretación que da de las causas de la grave situación económica que estamos viviendo.
Un desacuerdo general se genera sobre el enfoque global de las políticas propuestas por Antonelli, que, como él subraya, deberían consistir en políticas "de oferta" más que de una política de la demanda, y esto es en referencia a las necesidades más inmediatas de salida de la depresión, o sobre un horizonte a más largo plazo, en lo que respecta al desarrollo de la economía italiana. Para uno y para otro orden de problemas Antonelli sugiere que la estrategia es mejorar el grado de especialización de la producción italiana: en el corto plazo no impedir la contracción de las actividades menos competitivas y concentrar el apoyo del público en los más prometedores en términos de eficiencia, y largo plazo a través de la intervención pública destinada a dar un impulso a la innovación tecnológica dentro del "modelo de especialización " considerado más adecuado para nuestra economía. En esta línea de acción, por lo tanto, se centra en un riguroso proceso de selección, no tienen espacio las maniobras expansivas de la demanda agregada. Según Antonelli las políticas "keynesianas” serian en general ineficaces para el área económica que puso en su lugar porque, dada la integración del mercado se traduciría en aumentos de las importaciones en lugar de un aumento del producto domestico. En particular para Italia, entonces, a este tema Antonelli agrega que la existencia de altos niveles de deuda pública no permitiría nuevos aumentos en el gasto público.

La idea de que el apoyo a la innovación tecnológica, centrada en las industrias más capaces de resistir la competencia (dejando que "el mercado" borre el resto del campo) puede resultar en una intervención suficiente para la depresión y la reanudación del desarrollo se une a la interpretación simplista que da Antonelli causas de la crisis. Según Antonelli, esto se debe enteramente al exceso de capacidad generada por las olas anteriores de inversiones tecnológicas, y por lo tanto requiere que la superación de una serie de nuevos avances tecnológicos abran nuevas oportunidades de inversión. Quedan entonces completamente ignorados aquellos factores estructurales que al menos algunos economistas consideran que son las raíces de la crisis, a saber, el drástico cambio en la distribución del ingreso, de franjas bajas o centrales a los que están más altos en términos de renta per cápita, ocurrido en las últimas décadas en muchas partes del mundo, y sus efectos depresores sobre la demanda agregada-en algunos casos, como en los EE.UU., compensado por un determinado período el aumento de endeudamiento de las familias, hasta rationem redde de la crisis financiera que implicó parte del sistema bancario.

Esta visión de los orígenes de la crisis sugiere que la salida de la depresión no puede prescindir de una corrección para estas tendencias de hecho, tanto en lo que respecta a la distribución del ingreso como a la demanda agregada. En esta situación, el problema de la distribución, que en gran medida coincide con la disminución de la cuota de los salarios en la renta nacional, se ve acentuada por el aumento del desempleo y las consiguientes dificultades que una recuperación salarial es destinada a cumplir con las negociaciones salariales entre trabajadores y empresas. Esto lleva a la necesidad de una acción redistributiva del Estado (o en general del sector público) a través de la política fiscal de varias maneras que esta puede asumir. Pero la gravedad de la situación recomienda complementar la política redistributiva, que se presume posible sólo de forma gradual, un aumento de los niveles de demanda que se plantee como suficientemente estable y por lo tanto puede tener un impacto positivo no sólo en los niveles actuales de producción, en las perspectivas de aumento de la capacidad de producción y por lo tanto de la inversión. Las condiciones actuales están lejos de justificar la expectativa de una expansión espontánea y persistente de la demanda privada, se deduce que en este frente es una necesidad la intervención, la política fiscal y, en particular un programa de gasto público que eleve la tendencia de los niveles de la actividad económica, tanto directamente como en los efectos que tienen sobre el gasto privado.
A las propuestas ahora presentadas sumariamente parecerían aplicársele las ya mencionadas objeciones planteadas por Antonelli, la del aumento relativo de las importaciones causada por un aumento de la demanda, y la otra relacionada con el obstáculo que una deuda pública ya elevada constituirían las políticas fiscales expansivas. A partir de la segunda cuestión, si se acepta que la relación entre el saldo de la deuda pública y el producto interno constituye una medida significativa de la deuda (como por otra parte se establecen las normas de la unión monetaria), entonces los efectos de la relación un programa de la política fiscal debe ser valuado teniendo en cuenta no sólo el posible aumento de la deuda, sino también el efecto de aumentar el producto interno que esas políticas son capaces de determinar, ya sea directa o indirectamente, por lo que es concebible que estas políticas pueden producir una reducción del ratio de deuda/pbi respecto a lo que de otro modo se realizaría. No obstante, sería difícil negar que un valor mayor del ratio de deuda/pbi que se asocia con mayores niveles de producción y el empleo sea "Pareto preferible” para la comunidad, que un valor más alto de la relación causado por un producto nacional, más abajo o estancada.

En cuanto al aumento de las importaciones es difícil ponerse de acuerdo con Antonelli acerca de la posibilidad de que los altos niveles de demanda agregada se dirijan exclusivamente, o incluso preferentemente a los productos extranjeros: no es difícil ver por qué tan drástica eventualidad debe darse sólo de incremento de la demanda y no ya a los niveles actuales, ya que claramente no sucede. El problema para discutir es más bien, uno no nuevo, sobre el mayor volumen de las importaciones, y por lo tanto el déficit comercial, que puede ser el resultado de un aumento del producto interno. En primer lugar hay que señalar que esta es sólo una posible consecuencia del crecimiento económico, y no, como Antonelli presentó la cosa, una prerrogativa especial de las políticas de expansión de la demanda: en otras palabras, el problema se refiere al proceso de desarrollo, y se plantea también en relación con los efectos previstos de las políticas de crecimiento definibles “de oferta” -como las recetas tradicionales basadas en la moderación salarial y la flexibilidad en el empleo de trabajo. Dicho esto, medidas como las propuestas por Antonelli y, en general, las estrategias de política industrial para mejorar la capacidad de exportación pueden entonces ser útiles junto a la expansión de la demanda, por lo que las medidas también son concebibles en las articulaciones de bajo o incluso cero contenido directo de importaciones, como supuestamente sería el caso, por ejemplo, de inversiones en infraestructura o construcción pública. No hay que olvidar, por último, el hecho de que la pertenencia a la unión monetaria europea, que de alguna manera nuestra economía ha tomado el instrumento de tipo de cambio, los medios, en cambio, la ventaja de que un déficit comercial en contra de «zona del euro no genera la deuda en moneda extranjera. Y para concluir con lo que es casi obvio, y parece en cambio utópico respecto a la presente filosofía de la política económica europea, los países miembro de la unión monetaria se beneficiarían de manera general y multiplicada si las políticas expansivas se aplicaran (tal vez de manera coordinada) a nivel de toda el área de la unión y que al valor común se agrega el hecho que una cuota importante de los flujos comerciales se mantendría dentro de la misma zona.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

CHE SE OLVIDARON DE BORRARME MAS ABAJO
EN FIN .........
EL NAZISMO SE MANIFIESTA DE MUCHAS FORMAS

Alejandro Fiorito dijo...

por ejemplo, decir boludeces tras un anónimo...